La información, el poder... y una máquina de vending.

El consumo de internet ha transformado el acceso a nuevos conocimientos, información, hábitos y valores. La pantalla, en sus cada vez más abundantes versiones, es ahora nuestro permanente centro de atención. ¿Y eso qué significa? Que nuestro mundo 2.0 (o pongamos 3.0 ó.... quién sabe) está modificando las jerarquías del poder.

En el post anterior nos acercábamos al fenómeno del valor de la información en manos del poder político, a propósito del ¿escándalo? del proyecto Prism en USA. El hecho, convertido ahora en noticia, que sin duda seguirá dando mucho que hablar y producirá cambios en la relación del poder con los nuevos medios, al final corrobora la aspiración generalizada a alcanzar una mayor cuota de poder a través del conocimiento de los contenidos que trasladamos en nuestra comunicación.

En suma, los parámetros son, en esencia, dos: información por un lado, y poder, por otro. Es una relación tan estrecha como evidente. Las dictaduras siempre se han sustentado, y lo siguen haciendo, sobre el control de la información. Se trata de que el pueblo sepa sólo lo que el poder desea y de que la comunicación horizontal esté también lo más controlada posible. En términos actuales, diríamos que el objetivo es dominar también el factor WOM. Lo malo es que nuestra sociedad no admite ya planteamientos tan simples. O mejor, allí donde todavía se ponen en práctica, los nuevos medios digitales en manos del ciudadano hacen tambalear los cimientos del poder político que tiende, por principio, a alejarse progresivamente de la realidad.
Nuestro mundo, como ilustra esta simpática campaña de un periódico,  es cada vez más complejo y exige por ello explicaciones más concienzudas.
>... Pero no es la influencia de este control de la comunicación lo que quería que ocuparan estas líneas. O quizá sí, pero en una derivada más próxima al mercado y al entorno del marketing.

Veamos algunos datos recientes según estudios de comScore. De las casi 21 horas que los españoles pasamos conectados el pasado mes de Mayo, el reparto de intereses es así:


Si exceptuamos el tiempo dedicado a la mensajería, los juegos y el entretenimiento, la gran parte de la tarta la ocupan actividades que tienen que ver con el consumo de información vía Redes sociales, portales, noticias, etc.>Hoy necesitamos tomar muchas más decisiones que nuestros antepasados. Seguramente los errores también hoy los pagamos más caros y para intentar evitarlos precisamos de mayor cantidad de datos. Tanta que parece que hay ya coincidencia en considerar que estamos en un mundo sobre-saturado de información. Nuestro "disco duro" mental sigue siendo el mismo y con la misma capacidad de procesamiento que el de los habitantes de Altamira, pero los datos a almacenar, entender e interrelacionar son infinitamente mayores.... Y nos ponemos a ello con ahínco, dedicando tiempo a enfrentarnos a la más diversa información y comprobando, además, que las "fuentes" parecen multiplicarse. Ya no son los programas de TV deportivos los únicos que nos ponen al día de las novedades habidas en el terreno de juego, sea éste el que sea; también hay blogs especializados. Ni son sólo los periódicos salmón los que aportan datos sobre los movimientos financieros; resulta que las redes sociales son fuente de información fundamental para el 40% de los inversores.

La información, está claro, sigue siendo poder. El consumidor, en tanto que aumenta sus posibilidades de obtener y contrastar datos, ve acrecentado también su poder. Y eso es bueno. Es más, es revolucionario, porque por primera vez la pirámide del poder en el campo de batalla del mercado se invierte. Ahora manda el cliente... por mucho que haya quien intente impedirlo.







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