Proyecto PRISM: el valor de lo que contamos.

Transcribo de pijamasurf.com 

"Una presentación de Power Point marcada como Top Secret describe el modo en que la Agencia de Seguridad Nacional puede acceder a información de servicios de Internet como Google, Hotmail, AOL y PalTalk sobre usuarios precisos –incluso sin conocimiento de las propias compañías. El periódico inglés The Guardian (también The Washington Post) tuvo acceso a un documento de la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (ASN), que describe, en una serie de diapositivas, un programa de vigilancia electrónica del gobierno de EU llamado PRISM, el cual afirma que la ASN cuenta con acceso directo, unilateral e irrestricto a los sistemas de Google, Facebook, Apple, próximamente Dropbox y a las bases de datos de otros proveedores de servicios de Internet.

Este programa permitiría que cualquier agencia del gobierno recolecte información de los usuarios. El documento describe el tipo de la información que las agencias de vigilancia pueden recabar: emails, chats de voz y video, fotografías, videos, VOIP (protocolo de comunicación como el que usa Skype), chats de texto, transferencias de archivos, interacciones en redes sociales y más."

 

"El Director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, James Clapper, afirmó que "las autoridades no pueden utilizar estos datos para espiar "intencionadamente" a ciudadanos estadounidenses, añadiendo que la revelación de PRISM es "reprensible", además de un riesgo para la seguridad de los Estados Unidos." Por su parte el Presidente Obama  indicó que "la monitorización de internet es sólo para aquellos fuera de los Estados Unidos; tenemos que buscar el equilibrio entre mantener segura a América y las preocupaciones por la privacidad".

 

"Reflejo simplemente la noticia que estos días ha aparecido en todos los medios. No entro en valoraciones geoestratégicas, ni tan siquiera políticas, y no es porque no me tiente.

 

"El tema tiene otro componente, este sí, que toca de lleno en el nuevo entorno de comunicación que estamos viviendo desde la introducción de lo digital en nuestra vida y en nuestra forma de relacionarnos. 

En realidad este espionaje siempre fue posible. En otros tiempos, no tan lejanos, hubiese bastado -quizá se hizo- con violar la correspondencia escrita, o capturar las transmisiones telegráficas con idéntica función, o parecida. La protección contra el terrorismo internacional no formaba parte, hasta hace poco, de las prioridades de protección de los Gobiernos nacionales occidentales, pero puestos a entrar en la intimidad de las personas, las razones "de interés público, estratégico, o de cualquier índole similar" siempre fue una cuestión menor. Significa ello que el contenido de la comunicación entre las personas siempre ha tenido un "prójimo" interesado.

Una de las campañas más vistas el año pasado, que entró en el top 20 de los virales, fue la conocida como "el Mago Dave". La campaña surge de Fedelfin, la Federación Belga del sector financiero. 

En ella se desvela la facilidad con que desvelamos datos de nuestra vida privada sin ser siempre conscientes de la consecuente facilidad con la que estos se descubren y pueden pasar a ser públicos. De hecho lo son desde el principio.

La pregunta es: ¿por qué la comunicación excita tanto la curiosidad y no así otras actividades de la vida humana? La respuesta, creo, es clara. Porque hasta que no comunicamos, hasta que no lo "contamos", los hechos, los sentimientos, las emociones, las razones, parecen no existir. Se puede estar enamorado, pero ése es un sentimiento inútil si no lo transmites a la otra persona interesada o sencillamente a alguien que, al conocerlo, da cuerpo real a nuestros sentimientos. Su relato es, en fin, lo que permite existir a los pensamientos y las emociones.

El problema surge cuando nuestro "relato", tal como ilustra la noticia con la que empezaba a este post, pasa a conocimiento de alguien que no estaba invitado a compartirlo y, además, sin nuestro permiso. La disyuntiva planteada por el Presidente Obama, privacidad vs. seguridad es una justificación demasiado simple porque nuestra forma de vida actual se apoya precisamente en el valor y respeto ganado por el individuo, incluida su intimidad. La única opción pues es abogar por defender la "seguridad de la privacidad".