Llamada de Aznar. Da comunicando....(II)

Las características que Richard Daft adjudica a un líder podrían resumirse en tres: influencia, capacidad de aglutinar y credibilidad.

J. M. Aznar tiene, como es obvio, una cierta capacidad para reunir adeptos a su filosofía y manera de entender el gobierno de una nación e incluso de un partido político. Como mencionaba en el anterior post, los datos de share fueron espectaculares. Es difícil saber cuántos estuvieron pendientes de su entrevista por convicción, por simpatía, por curiosidad o incluso por masoquismo, que de todo suele haber. Este hecho trasladado a nuestro tema significa que el poder de reunión a su alrededor de una persona como Aznar es en si mismo un detonante para iniciar un proceso de comunicación "a lo grande". Quiero decir: Aznar en una entrevista televisada, después de tanto tiempo y con el patio que tenemos, no admite susurros. Es, por definición, un foco de atención casi obligado.

Quizá consciente de ello, Aznar no abunda, por ejemplo, en recursos gestuales. Es más bien plano, lo contrario que Xose Manuel Beiras, para entendernos. Confía en el poder de su palabra y de sus ideas. Transmite seguridad. No le pillaremos en situaciones excéntricas ni histriónicas como a otros. Tiene ya su personaje asumido, sabedor de las filias y fobias que provoca, y del papel que le toca porque no puede ni quizá sabe interpretar otro.

Poder conciliar a su alrededor a un buen número de fieles presupone que, al menos ante ellos, tiene también la capacidad de influir. La aparición en A3 ha supuesto en los días posteriores decenas de horas de tertulia en los medios audiovisuales, miles de palabras escritas en los impresos, comentarios en la red que podrían contarse por cientos de miles.... ¿Alguien duda de su poder de influencia? Parece pues un líder con mensaje como para atraer a muchos y convencer a bastantes.

La tercera cuestión es la credibilidad. Difícil tema porque si los anteriores soportarían un cierto análisis objetivo y hasta cuantitativo, éste es peliagudo en si mismo porque forma parte del núcleo de la efectividad de cualquier mensaje y no es sencillo de evaluar salvo que esperemos a conocer las consecuencias en el tiempo. 


Desde su creación en 1997, el eslogan de Appel "Think different" ha demostrado con creces resultar creíble. Es el rasgo que ha distinguido, y sigue haciéndolo, a la marca y a sus productos. Buen ejemplo de liderazgo en el territorio de las marcas. Si aterrizamos en el de la política -desafección aparte- un líder o resulta creíble por su forma de comunicar o lo es porque la experiencia le avala. Podrán discutirse muchas cosas pero a Aznar es complicado negarle la virtud de la coherencia en su mensaje, guste éste más o menos.

En resumen, me atrevería a decir la aparición estelar de Aznar en T.V. ha cumplido con buena parte de los requisitos que una comunicación con pretensiones debe perseguir: ha tenido impacto y alcance, ha logrado generar eso que ahora llamamos "viralidad" (está en boca de muchos), ha reposicionado la marca Aznar allí donde solía, ha despertado a la "competencia" (en su propio partido y fuera de él) y hasta ha contado con una cierta dosis de intriga (en publicidad la llamaríamos "teaser") precisamente en su frase más recordada, aquella en la que afirmaba "estar dispuesto a cumplir el compromiso con él mismo, con su partido y con este país".... dejándonos a todos en vilo y a Rajoy revolviéndose en el sillón, aunque, gallego él, no se le note mucho. Y es que, como dicen en su tierra, "Hai que saber disimular o que non se pode remediar".

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