Llamada de Aznar. Da comunicando....(I)

Debo advertir que no la ví completa. De todas formas la entrevista que en días pasados concedió Aznar -o consiguió Gloria Lomana-, (digamos que se juntaron el hambre y las ganas de comer) ha sido suficientemente difundida, troceada, analizada, escudriñada, vilipendiada, ensalzada e "iluminada" por unos y otros como para tener una idea clara de por dónde fueron los tiros. No obstante, si no completa, sí tuve el coraje de sentarme delante del T.V. durante bastantes minutos. Fui uno de esos más de 2 millones de espectadores que "consagró" tal acontecimiento político-periodístico como uno de los más importantes del año, al modo de las "bodas" que aspiran a tal reconocimiento en el papel couché.

Pero aquí lo que nos trae es la comunicación y analizarla desde ese punto de vista es lo que me seduce.


Ante todo, la estética. Aznar por su perfil derecho, allí donde se hace la raya del pelo (al contrario que la mayoría de los que se peinan del tal guisa, por cierto). Traje oscuro. Bigote amplio en extensión pero perfilado, al modo de la barba de 3 días que hoy se impone entre los influencers de la estética masculina. Y algo que me llamó mucho la atención: la boca permanentemente seca; se le notaba en su forma de hablar pastosa, sobre todo al tocar temas delicados. Por lo demás, nuestro expresidente sigue con el "tonito" cantarín con el que remarca sus sentencias y que tuvo su máxima expresión en alguna intervención habida durante el "idilio" que vivió con el también "ex" Bush.


Analizado esto desde el punto de vista de la comunicación, lo evidente es que estamos ante un emisor perfectamente definido y reconocible. No admite confusiones. Si nos hubiesen dejado sólo la voz le habríamos reconocido, y si nos hubiesen eliminado el sonido, habríamos sido capaces de adivinar su mensaje con bastante exactitud. 

Que conste que eso es una virtud: que emisor y mensaje resulten unívocos. Eso forma parte de la creación de una marca (un político es una "marca" que compramos o no con nuestro voto). Coca-Cola lo hace manteniendo desde siempre ese concepto de "mundo feliz" a través del cual ha conseguido posicionarse de forma inequívoca en nuestro subconsciente y en el mercado.

Bien, pues Aznar ha conseguido construir un mensaje propio que, además, cuenta con soporte histórico (ya fue Presidente).

La otra parte de la historia es la repercusión que dicho mensaje ha tenido. Digamos que mientras el emisor no ha titubeado en perfilar y decir de forma clara aquello que pretendía, el receptor (la sociedad española, televidente o no) está disperso en infinidad de interpretaciones. En otras palabras, mensaje único pero percepción múltiple. Quizá es que la comunicación efectiva - y ésta en parte lo ha sido al menos por su repercusión- exige para poder calificarla como tal en sentido total que provenga de un perfil de líder que no todos aplicarían a José María Aznar. Veamos.


Un líder debe tener básicamente  influencia, intención, responsabilidad, el cambio como aspiración, propósito compartido y seguidores. 
Así lo afirma Richard L. Daft, en su libro La experiencia del liderazgo . Hagamos un ejercicio de análisis de la intervención de Aznar aplicándole tales filtros. El resultado será sin duda interesante.

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