Papá Noel vs. Reyes Magos

Tengo para mi que estos días Melchor, Gaspar y Baltasar andarán revolviéndose en sus regios tronos, inquietos ante el protagonismo que su competencia directa, Papá Noel, está adquiriendo en el "mercado" navideño de los regalos. Y no es para menos. Hasta que llegue la noche el 5 de enero estaremos viviendo de las consecuencias de la noche del 24 de diciembre. Papá Noel se ha adelantado, como siempre, y a los Reyes les toca esperar. Pero, sin embargo, entre uno y otros lo cierto es que no hay color...

La Identidad

Esto, que entre nosotros llamamos personal branding, es el principio de las enormes diferencias entre Papá Noel y los Reyes Magos

Lo de Papá Noel, sí, parece que tiene su apoyo histórico en el Obispo Nicolás de Bari, o de Myra, pero a lo largo de los siglos y las diversas circunstancias por las que ha pasado, se ha denominado Santa Claus, San Nicolás, Father Christmas, Père Noël, Babbo Natale... En fin, que ha padecido una evidente crisis de identidad hasta, quizá, la intervención de una conocida marca de refrescos que en el siglo pasado pareció apropiarse del personaje y dotarle de unos rasgos tan inequívocos como comerciales.

Los Reyes Magos, sin embargo, cuentan con un pedigrí indiscutible. Me refiero a su condición real, a todos los detalles con los que la tradición cristiana ha ilustrado su participación en el nacimiento de Cristo y, si me apuráis, a su propia presencia visual y al mensaje que transmite su imagen.

Veamos: si nos vamos a vestir de Papá  Noel en un chino resolvemos el problema en cuestión de minutos; si necesitamos hacerlo de cualquiera de los tres Reyes Magos, la cosa se complica: túnica, capa, joyas, corona.... Y es que aquí hay una clase, un gusto por la ropa y los complementos que salta a la vista. Por no hablar de que los Reyes Magos demostraron desde el principio su saber estar porque se presentaron en el portal con sus regalos, mirra, incienso y oro, o sea, aceite para embalsamar (algo macabro el detalle, pero entonces se llevaba mucho), ambientador del bueno y el detalle del oro como inversión de futuro, lo que, tratándose de un niño, está muy bien pensado. A Papá Noel, sin embargo, en Belén ni está ni se le espera, lo cual no deja de parecerme un detalle feo aunque solo sea porque el "negocio" se lo monta a costa del Nacimiento del Niño.

Papá Noel, tal y como ahora lo conocemos, digamos que empezó trabajando en nòmina de la empresa de refrescos a la que antes aludía. Luego se hizo autónomo, pero siempre ha parecido tener un cierta dependencia "empresarial". En nuestro país los Papás Noeles aparecen en los Centros Comerciales; los Reyes Magos, en ocasiones, también, pero no se olvidan de visitar hospitales y Residencias de ancianos.

A muchos nos queda el recuerdo de infancia de una mejilla tiznada de betún tras pasar por los brazos de Baltasar, ¿alguien tiene en su memoria algún "Jow, jow, jow" (o como sea) del abuelo Nicolás? .., por no mencionar el repelús que a mi me produce esa exhibición de obesidad.

Lo suyo tiene mérito, que yo no se lo quitó. Papá Noel ha montado un imperio casi de la nada. Con apenas unos renos mira tú hasta dónde ha llegado. Melchor, Gaspar y Baltasar, solo por su regia condición, ya han contado con cierta ventaja. Es decir, Papá Noel es a Amancio Ortega lo que los Reyes Magos a la Duquesa de Alba. Los primeros, currantes natos, con la calculadora en el bolsillo, pensando en beneficios y cash-flow; los segundos, más seguros de si mismos, pasando de casi todo, nobles al fin, y si hay que ir en camello, se va.

Los dos, por cierto, están ya involucrados en las nuevas tecnologías. Y tampoco aquí la comparación resiste un mínimo equilibrio. Aterricemos, por ejemplo, en una web de Papá Noel. Se nota el dominio de la herramienta, qué duda cabe, pero resulta fría. Podemos intentarlo con otra, y el resultado es parecido. En ambos casos, el protagonismo de la "tienda" y las compras pone en evidencia el interés de los autores.

Si probamos con los Reyes Magos salta a la vista un concepto diferente del tema. Hay un interés lúdico y también educativo. Parece que el valor de los Reyes Magos  va más allá de los regalos de la noche del día 5 de enero.

Y no vayamos a pensar, tan dados como somos a colgar etiquetas, que los Magos de Oriente son unos carcas, mientras que el gordito de rojo mola mucho más. De eso nada y la prueba está en que los Reyes Magos, por tener, tienen hasta un rap exclusivo que, por cierto, no tiene desperdicio.
                                                                

La Oportunidad 
La fiesta del Julaftonen (Nochebuena) en Suecia (1904-1905), deCarl Larsson (1853–1919).
Papá Noel llega a nuestras casas en la noche del 24 de diciembre, Nochebuena. Un escenario en el que no es infrecuente que surjan tensiones, rencillas, envidiejas, reproches.... acumulados el resto del año y que entonces, a mesa y mantel, encuentran su mejor oportunidad de "animar" la fiesta. Y cuando todo parece que va  a estallar llega nuestro barbudo con el efecto balsámico que suponen los obsequios. "Oye, no me lo esperaba de...; pues mira, después de lo que me ha dicho no pensaba llamarle en todo el año, pero ahora igual le invito en Semana Santa a esquiar con nosotros". Así cualquiera. Habrá que reconocer que eso es jugar con ventaja; es como abrir una Farmacia frente a un Centro de Salud. 

Los Reyes Magos, por su parte, llegan a pelo y con "las cartas boca arriba". Casi una noche cualquiera, en un escenario en el que se la juegan ellos solos, interpretando sentimientos básicos como la ilusión, el agradecimiento, el amor... Nada más y nada menos, pero solo con el apoyo de las expectativas que ellos mismos son capaces de provocar.


El relato

¿A quién no le preocupa hoy construir un buen relato? Rajoy no tiene un relato sólido. Mourinho lo tenía, pero indigesto. Los nacionalistas siempre han dominado mejor esta cuestión quizá porque la necesidad obliga. Papá Noel, en este aspecto, yo creo que hace aguas. Apenas sabemos que vive en el Polo Norte, junto a la señora Claus (no se le conocen vástagos), que reparte los regalos montado en un carruaje de renos liderados por Rudolph y que entra a las casas por la chimenea o, en su defecto, cualquier rendija disponible. Pobre, todo muy pobre. Como yo les digo a mis alumnos, nadie recuerda los 20 dígitos de nuestra corriente porque no hay nada menos emocionante. La  memoria necesita una pizca de corazón.

Melchor, Gaspar y Baltasar, sin embargo, llegan con una historia a sus espaldas digna del mejor novelista. Hasta Shakespeare sucumbió a ella componiendo una obra de teatro llamada Noche de Reyes.

Está, por ejemplo, su mención en el Evangelio de Mateo; el hecho de que fueran representantes de pueblos paganos celebrando el nacimiento de quien se suponía llegaba a desmontarles el chiringuito; lo de la estrella de Belén que les guió hasta el portal (eso es un GPS y lo demás es cuento); el mosqueo de Herodes que la armó gorda a partir de su visita; su condición de Magos, término al que entonces se adjudicaba la condición de hombres sabios; y hasta la posibilidad de que, según escrito de Benedicto XVI, proviniesen de Tartessos, entre Huelva, Cádiz y Sevilla nada menos, ...quillo. Incluso la Catedral de Colonia que tardó 600 años en construirse y es una de las muestras de la arquitectura gótica más valiosa que existen, se construye a raíz de las crecientes peregrinaciones que allí se concentraban para venerar los restos de los Reyes Magos que Federico I Barbarroja había trasladado a esa ciudad en el siglo XII desde Constantinopla. 

Tumba de los Reyes Magos. Colonia
Habrá que reconocer, en fin, que esto ya es otra cosa. Para los escépticos, podríamos hacer una prueba que corroborara lo dicho. Nos vamos de cañas con Papá Noel y, francamente, aparte de negociar la conveniencia de pagar a escote porque según dicen las malas lenguas (no voy a hurgar en la herida) esos mofletes sonrojados no son de tomar el sol, poco más nos seduciría del personaje. No parece que sea de conversación amena (el Jow, jow jow, da para lo que da) y las historias de renos, fuera de Laponia, tampoco seducen por su interés.

Hagámoslo por el contrario con Melchor, Gaspar y Baltasar. Primero, son tres y eso ya es una cuadrilla. Después, el toque interracial provoca una cierta curiosidad y demuestra amplitud de miras. Y, en fin, incluso en el peor de las escenarios para unos reyes, un auditorio republicano hasta las cachas, estos podrían echar mano de su condición añadida de magos y hacer unos truquillos, como el Dynamo ése de la tele, para dejar a personal alucinando.

En suma, si tuviéramos que construir una Campaña, con los Reyes Magos hay un Storytelling potente, con un relato amplio e infinidad de matices. Nos costaría resumirlo en pocas palabras. El de Papá Noel, en cambio, cabría en un post-it.

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