ANTES DE EMPRENDER, PRIMERO MIRA ALREDEDOR Y LUEGO ENFOCA.

Puede ser que la idea inicial que buscamos convertir en un negocio mediante la creación de una empresa haya surgido en un sueño, en una intuición, en un flash del pensamiento a modo de inspiración. Puede ser y, de hecho, así ocurre con frecuencia. Sin embargo, todos sabemos que la idea es apenas una semilla destinada a desaparecer si no actuamos sobre ella para hacerla crecer y dar frutos. Los “semilleros” de empresas toman de ahí su nombre, a modo de metáfora, porque es ésa precisamente su función.

Por ello, desde aquí, quiero compartir algunos apuntes, que ojalá sirvan de orientación a los nuevos emprendedores, a quienes ya tienen la idea y están deseando sembrarla y ponerla en marcha, porque conviene no precipitarse. 

VISIÓN 360º 

Lo primero, guarda tu sueño por un momento. O mejor, tenlo presente pero no lo conviertas en prioridad. Lo urgente al principio es conocer a fondo el “terreno” en el que vas a moverte. ¿Qué significa esto? Es fácil. Hay un escenario en el que tu futura empresa se tendrá que desenvolver. Se trata de estudiarlo para conocerlo a fondo, porque entender este entorno –la tierra en la que vas a sembrar tu semilla-- es vital para el éxito.

¿Qué aspectos y variables nos conviene analizar? Básicamente cuatro:
  1. El entorno empresarial. No vas a estar sólo. Las empresas a tu alrededor ya establecidas parten con ventaja, pero también pueden servir de modelo para imitar sus aciertos y evitar sus errores (benchmarking). 
  2. El entorno financiero. Tu futura empresa va a proponer un intercambio al mercado: servicios o productos por dinero. Y, además, necesitará una inversión propia o ajena o ambas. En cualquier caso, las finanzas están por medio. De ahí la importancia de estudiarlas en la medida en que vayan a afectarte. 
  3. El entorno de mercado. Existe la competencia. La vas a tener y feroz, porque tú serás el recién llegado. Y habrás de conocer también a fondo a tu futuro y pretendido cliente. Competidores y clientes: a los primeros intentarás superarlos; a los segundos, conquistarlos. Ponerlos en el foco de tu análisis de partida se me antoja imprescindible. 
  4. Entorno social. La sociedad no es estática, se mueve. Los grupos sociales se identifican por una realidad en la que conviene profundizar más allá de las meras apariencias (comportamientos, estilos de vida, creencias…), pero también muestran unas tendencias (aspiraciones, novedades, referencias…). Lo que a nivel social es y lo que se prevé que sea: el emprendedor debe estar preparado para lo uno y lo otro. 

Esta es una visión “gran angular” o 360º que permite, como decía, situar nuestra idea en un escenario operativo concreto y con un decorado económico y social preciso que no podemos elegir. Conviene por ello tenerlo analizado y controlado. 

… Y, AHORA, CONCÉNTRATE 

Una vez en situación y conocido el terreno es la hora de enfocarse en la idea. Sí, en el sueño que quieres hacer realidad, porque esa semilla tiene unas características determinadas y has de ver cómo se sitúa y siembra mejor allí donde ya sabes que tendrá que desenvolverse y fructificar como empresa rentable. Para ello, al igual que en el primer paso, aquí van algunas ideas. 
Jacob Wukie. https://www.cleveland.com/

  • Evita distracciones. Es frecuente procrastinar cuando se está dando vueltas a tu proyecto. Distraerse con elucubraciones. Irse por derroteros que nada tienen que ver con lo que nos tiene que ocupar y preocupar. No digo que la idea inicial deba ser inamovible. Al revés, puede cambiar y mejorar en este proceso de maduración. Por eso llamo distracción a los pensamientos que no aportan nada, en contraste con las ideas sobrevenidas que pueden enriquecer la nuestra original. 
  • Aíslate de opiniones irrelevantes. Por supuesto, vas a contar lo que se te ha ocurrido y a entusiasmar a quien quiera escucharte (y a quien no, también) con tu proyecto. Lo malo es que todos te darán sus opiniones al respecto y de éstas solo merecerán la pena una mínima parte. Hacer caso a todos es el camino más seguro para que tu sueño termine en nada. Como dijo Sir Alec Issigonis “un camello es un caballo diseñado por un comité”, lo que demuestra que la dispersión y abundancia de “expertos”, lejos de contribuir, estorba al proyecto. 
  • Atiende consejos. Lo dicho ahora mismo ha de combinarse con la inteligencia de atender y valorar lo que te digan quienes tienen autoridad para hacerlo, sobre todo por sus conocimientos o/y experiencia en el mundo empresarial o en alguno de los aspectos que te van a hacer falta considerar. 
  • Filtra las condiciones externas en función de tu proyecto. Si antes recomendaba una visión circular para conocer bien en terreno de juego, quiero ahora recalcar que, una vez hecho eso, te convendrá concentrarte en aquellas cuestiones que realmente te han de interesar. Cierto es que hoy el mundo está interrelacionado, y que una decisión política, por ejemplo, tomada a miles de kilómetros de ti parece inocua pero seguramente terminará afectándote en tu día a día. La globalización es como una cadena de fichas de dominó que van cayendo una tras otra haciéndose interdependientes. Sin embargo, es imposible abarcar y controlar todas las variables. Por eso conviene que te fijes en las que te pueden afectar más directamente o en las que en cada momento del desarrollo del proyecto consideres que hay que tener en cuenta. 
Sin duda iniciar una empresa es apasionante. Pero, recuerda, más lo es terminar de hacerla realidad y comprobar que cumple los objetivos que habías previsto. El camino no tiene secretos: reflexionar, escuchar, contrastar, planificar, decidir, persistir… porque ésta no es una carrera de velocidad sino de estrategia y resistencia.

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL PLAN DE COMUNICACIÓN Y SU PROPORCIÓN ÁUREA

CRÓNICA DE UN CAMBIO CRÓNICO