EL PLAN DE COMUNICACIÓN Y SU PROPORCIÓN ÁUREA
Debo confesar, a modo
de atenuante, que soy "de letras". Esto significa que la visión de
una fórmula algebraica o una simple raíz cuadrada provocan en mí, o bien un
rictus de indiferencia que camufla mi ignorancia, o, como mucho, una cierta
admiración estética, porque sé reconocer la belleza de una pizarra salpicada de
signos, números, morfemas y letras del alfabeto griego (mi única vinculación
posible con dicho lienzo).
No obstante, hace
tiempo que el concepto matemático conocido como número o "proporción áurea" me viene
intrigando, no sólo por lo enigmático y sugerente de su denominación sino por
su auténtico significado y aplicación que va mucho más allá de las matemáticas
y la geometría. De hecho, su importancia radica en que está presente en
infinidad de elementos naturales como las flores, los animales…, y en otras
tantas obras humanas, sean artísticas u objetos de uso diario.
En pocas palabras, la
proporción áurea está representada
por un número, 1,618, que, a su vez, define una proporcionalidad exacta entre
varios segmentos lineales, o lados, o planos, que resulta ser perfecta para el
diseño, tanto desde el punto de vista estético como práctico. Lo comprobamos en
objetos (por ejemplo, las tarjetas de crédito), edificios (el Partenón), obras
de arte (la Gioconda de Leonardo Da Vinci o los cuadros de Dalí La última Cena
o Leda Atómica), logotipos (Apple) o incluso en el diseño visual de una página
web como la de Twitter. (Véase la excelente recopilación aportada por Modesto
García en Brandemia)
http://www.taringa.net/posts/ciencia-educacion/18574290/El-n-mero-de-oro.html |
La cosa debió empezar
con Euclides (300 a.C.) cuando aseveró que " una recta ha sido cortada en
extrema y media razón cuando la recta entera es al segmento mayor como el
segmento mayor es al segmento menor", para continuar luego con Luca
Pacioli quien se encargó de "divinizar" el número por sus propiedades
y se completó luego con la Sucesión de Fibonacci que se visualiza con su
conocida "espiral de Fibonacci".
Cuestión de proporcionalidad
… Y no seré yo quien
camine más por este jardín, así que me permito salirme por la tangente para
tomar el número áureo como símbolo de un rasgo que debería aplicarse a un
adecuado plan de comunicación. En consecuencia, de este capítulo de nuestro
libro de ciencias convendría que asumiéramos como ejemplar el concepto de proporcionalidad para vincularlo a
nuestros propios intereses, en este caso, relacionados con la comunicación.
Toda estrategia, y así hemos de entender un plan de
comunicación, no hace sino especificar los pormenores del recorrido entre una
realidad, lo que se es en tiempo presente, y un querer o deber ser mirando al
futuro.
La diferencia entre ambos extremos está en que la realidad es tozuda por
objetiva y apenas admite adornos creativos, mientras que nuestro objetivo sí
podemos crearlo de acuerdo a nuestra conveniencia o necesidad… y allá cada cual
con la dosis de realismo que quiera aplicarle (directamente proporcional, por
cierto, a las garantías de conseguirlo y a la inversa respecto a la frustración
que puede provocarnos el intento).
Decía que, de esta
curiosidad matemática, lo aplicable a un Plan de comunicación es, en mi
opinión, su atributo principal: el concepto de proporcionalidad. Es frecuente,
por ejemplo, que la tentación al realizar dicho Plan, más aún si se confía a un
"creativo" puro y duro, sea comenzar por los mensajes. En una campaña
de comunicación, como en una de publicidad, lo "bonito" es crear
eslóganes, titulares, imágenes, guiones…, o sea, aquello que va a ser visible.
Nos echamos en brazos de la inspiración antes que a los pies de la
transpiración que supone el esfuerzo ingrato de pensar, analizar, estudiar,
buscar información, calcular, … para quizá desechar y volver a empezar.
Ante todo, marcar el territorio
Pienso que,
proporcionalmente, la mayor dedicación en razón de su importancia debe
aplicarse a definir lo que podríamos llamar el "territorio" de
nuestro plan de comunicación. Esta
suerte de "campo de juego" contiene todo aquello sobre lo que luego
deberá apoyarse la creatividad. En él están las líneas que marcan áreas y
puntos exactos que de una u otra forma nos condicionan; aparecen las porterías
a modo de objetivo a alcanzar; se hacen visibles aquéllos contra los que
competimos; estudiamos a la "afición" que nos juzgará; probamos el
balón-producto que deberemos controlar; y correremos siempre sobre un césped de
plazos e inversión del que no podremos separarnos. Sobre este campo nos jugamos
nuestro Plan y es por eso por lo que debe ser objeto de atención e interés
principales.
La comunicación gestionada
Los regates, los
remates, las filigranas, en suma, los mensajes, son consecuencia del análisis
previo realizado y solo suelen aparecer y resultar efectivos si antes dominamos
nuestro territorio y todos sus componentes. Es aquí donde aparece el llamado
“salto creativo” y la conversión de los insights en palabras, imágenes o en un comportamiento
estudiado para alcanzar y convencer al target. Es un proceso duro, en el que a
veces te sorprendes perdido y sin brújula y otras en las que descubres pequeños
filones creativos a los que exprimir.
Las Organizaciones,
empresariales, políticas o de cualquier otro tipo, están, de forma tan
constante como inevitable, lanzando mensajes a su mercado. Su conducta,
reflejada en productos, programas, propuestas y hasta en su propia apariencia,
es EL mensaje por antonomasia. Quedan por tanto dos opciones: o permitir que
fluya, alcance y se interprete de forma natural, al albur de circunstancias,
casualidades e incluso manipulaciones de terceros sin ningún tipo de control, o
apostar por gestionar nuestra comunicación, mensajes incluidos, para que, en
efecto, sirva a la finalidad decidida previamente.
La tercera pieza en
importancia en este esquema de proporcionalidad es la selección de los soportes
sobre los que emitir nuestros mensajes. Los nuevos tiempos nos han traído un
abanico casi infinito de recursos posibles. Los "media" han aumentado
de tal forma que cada nicho de mercado,
cada target, por muy pequeño, peculiar o escondido que se encuentre, seguro que tiene un lugar de reunión
digital en el que podemos colarnos y presentarnos. Ya no importa tanto la
masa como el grupo, ni tanto el grupo como el individuo porque, además, nuestro
"cliente" ya no es solo quien pretendemos que compre el producto sino
también quien buscamos que difunda nuestro mensaje. La viralidad, tan
impredecible como económica y efectiva, ha de formar parte de nuestra selección
de soportes. En un plan de comunicación que se precie, contemplar el concepto WOM no es ya una
frivolidad sino una necesidad.
La cantidad y
diversidad de soportes de difusión a nuestro alcance hace aún más obligado
mantener el principio de univocidad del mensaje. Quiere esto decir que el
mensaje ha de ser único, con un mismo significado y, a ser posible, una sola interpretación posible,
aunque el formato, el alcance… el "attrezzo" sean distintos en razón
de soporte utilizado. Esto no ha de significar que haya solo un mensaje sino
que suele resultar contraproducente que convivan mensajes diferentes a la vez.
Y, por último, si
todo lo anterior ha sido bien planificado, la ejecución y el control del Plan
de comunicación habrán de resultar mucho más cómodos y sencillos.
Toda estrategia responde a una proporción
La proporción áurea
se visualiza también en forma de una espiral perfecta que recorre los ángulos
enfrentados de cada cuadrado. El caparazón de los moluscos reproduce esta
figura enigmática que por algo también se ha llamado "divina
proporción". Aplicado a nuestro ámbito, la espiral sugiere, en mi opinión,
la necesidad de vincular todos los capítulos del Plan de Comunicación, asumiendo
éste como un todo, con sus piezas perfectamente interconectadas y dependientes
unas de otras. Como en la Proporción
áurea y en su Espiral, nuestro Plan debe seguir un proceso de forma que cada
componente, cada capítulo, solo puede surgir del anterior.
El significado que la
RAE da al vocablo proporción expresa y explica su valor de forma
ajustada: "Disposición, conformidad o correspondencia debida de las partes
de una cosa con el todo o entre cosas relacionadas entre sí." … Hagamos la
prueba de aplicar la misma definición al concepto "estrategia" o
"plan" y descubriremos cómo, sin apenas cambios, puede resultar
perfectamente válida.
Quizá la proporción
sea el toque “áureo" de un buen Plan de Comunicación.
Brillante querido Javier, reconozco que nunca lo habia visto asi. esto es aplicable a casi todo, estrategia, internacionalizacion etc
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