Scandal. ¡Salimos por la tele, colega...!

Me gustan las series de T.V. Lo confieso sin rubor. Hay de todo, claro: bodrios insoportables..., pero también pequeñas joyas que merece la pena seguir. Además, el menú es tan amplio que, en función de qué te pida tu estómago televisivo siempre encuentras qué llevarte al sofá en los ratos de ocio. Yo sigo 3 ó 4 de estas series, con efecto reatroactivo. Quiero decir que las veo por internet sin depender del horario que las cadenas nos imponen, y, además, en versión original (a veces subtitulada) para reforzar mi inglés "y que se me haga el oído" a la lengua de Shakespeare. Mira por dónde, de esta forma el medio de comunicación, la televisión, cumple de una tacada dos de las funciones que en la Facultad nos enseñaban como propias: formar y entretener. La de informar, últimamente, es prescindible, pero ésa es otra historia.

Como la deformación profesional la llevo hasta en el mando a distancia, estoy ahora viendo una serie llamada Scandal. Pertenece a la cadena ABC y se emite desde el 5 de Abril de 2012. En España la emite Cuatro. Si la traigo aquí a colación es, como digo, porque gira alrededor del mundo de la comunicación institucional.
De página oficial: http://watchabc.go.com/scandal/SH55126555
Resumo: se trata de una Agencia de RR.PP., Pope & Associates, cuya alma mater es Olivia Pope. Olivia es una antigua colaboradora del mismísimo Presidente de los Estados Unidos, con quien compartió dossieres confidenciales y también alguna sábana. Junto a Olivia forman equipo un grupo variopinto de "profesionales" que van desde un elegante ex-vendedor de coches a un hacker también ex, pero de la CIA, con pasado turbio y  neuronas a veces distraídas.
De Cuatro.com (Mediaset España)
Desde el punto de vista artístico, nada destacable. La actriz protagonista es Kerry Washington cuya cúspide curricular previa se reduce a la película Los Cuatro Fantásticos. El resto, por encima de ella en dotes interpretativas, cumplen su función.

El escenario recurrente es la Casa Blanca, no sólo por las "historias pasadas" sino porque el mismo Presidente es cliente eventual de Olivia Pope. Acuden también otros, cada cual con una necesidad más original y acuciante. En suma, como reza el lema de la Agencia, ellos son especialistas en resolver problemas, así que para que la solución mantenga el interés durante 40 minutos de TV., el problema debe ser... mucho problema. Sin embargo, es el Despacho Oval el que aglutina, con más o menos frecuencia, el interés de los personajes y su trabajo. Allí tenemos un Jefe de Gabinete gay casado con un periodista, una Primera Dama con más ambiciones que su propio marido, una vicepresidenta de Misa y mantilla, unas antiguas elecciones amañadas y un cierto pasado presidencial más que turbio que mantienen el permanente chantaje no confesado pero siempre presente que todo buen drama debe contener. ¡Ah!... y por si faltara algo, el padre de Olivia Pope, nuestra colega, dirige una oficina ultra-super-mega secreta, de comportamiento más bien dudoso y sobre la que ni el propio Presidente tiene control.

El hilo conductor permanente es la "historia" entre el Presidente y Olivia que aflora y se adormece en función de los cabreos impagables de la Primera Dama, y la relación de la protagonista con su padre y sus actividades. Esto, la verdad, no es lo más interesante para el tema que aquí nos ocupa, aunque sí lo más adictivo de los sucesivos capítulos, "eso" que te hace esperar con ansiedad al próximo y que parece alargar el nudo eternamente hasta un desenlace que no llega nunca  (en realidad, nosotros ya sabemos que llegará cuando el share lo decida y los anunciantes lo corroboren). Lo que sí puede tener un cierto interés para quienes estamos en este mundo de la Comunicación son los casos puntuales que Pope & Associates debe tratar y solucionar. Si dejamos de lado el componente detectivesco de las historias, algunos comportamientos profesionales de ética más que distraída y la inestabilidad emocional que ciertos personajes parecen exhibir, asoman algunas técnicas de manual y en ocasiones originales que sí sintonizan, y mucho, con las funciones y herramientas de una empresa de Comunicación.

En concreto anoto dos: la importancia de la percepción y la conversión del problema en beneficio mediante la aceptación de la verdad.

En uno de los capítulos se presenta ante Olivia el caso de un niño de papá sobre el que pesan evidencias de violación. No desvelaré la trama pero el hecho es que el Despacho emprende toda una estrategia de "lavado de imagen" no tanto dirigida a anular las terribles acusaciones como a equilibrar la percepción que la sociedad y el mismo jurado va a tener del sujeto.

La pasada Conferencia Nacional del PSOE era en el fondo un gran espectáculo dirigido entre otras cosas a modificar la percepción que una parte al menos de la sociedad española tiene de dicho partido y de su máximo representante.  Sin embargo, en mi opinión, algo evidenció que el show no estaba suficientemente ensayado. Mientras el protagonista (cliente de la campaña) se desgañitaba lanzando mensajes esperanzadores y emotivos respecto a la "vuelta" del partido a la senda deseada, en primera fila aplaudían con pereza, sonrisa de circunstancias y mirando de soslayo a la cámara ex-presidentes y figuras actuales del mundillo, entre los cuales asomaba el responsable del Sindicato afín que ahora nos tiene a todos mirando al sur con espanto.
De Canal YouTube del PSOE
En efecto, pudimos quizá "percibir" el esfuerzo y hasta la sinceridad de alguien que nos hablaba ante un micrófono, pero también notamos la apatía de los rostros y la tozudez de los hechos que nos "hablaban" desde la primera fila de butacas. Es una muestra de las consecuencias de olvidar el efecto multiplicador de una expresión o un gesto transmitidos por T.V. Aún está grabada en  muchas retinas (en la mía, desde luego, sí) la cara de George Bush cuando, mientras visitaba una Escuela, le informaron de los atentados a las Torres gemelas. La p
ercepción que todos pudimos tener de la persona más poderosa del mundo noqueada e incapaz de darse cuenta incluso de que estaba leyendo un cuento al revés seguramente fue tan coincidente como patética. Y no faltaban motivos, por cierto... 


Si en comunicación trabajamos con frecuencia para construir o corregir una determinada percepción sobre algo o alguien, no siempre lo tenemos que hacer sobre el artificio de un decorado. Las más de las veces, la realidad, oportunamente trabajada, es el mejor recurso. Olivia Pope lo muestra con frecuencia.

Uno de los episodios, por ejemplo, gira alrededor de una Candidata a obtener la nominación de su Partido para las siguientes elecciones presidenciales. En el proceso de preparación del debate televisado entre los contendientes (debate "a la americana", no al estilo "café con pastas" que usamos por aquí) se descubre un detalle casi insignificante de su pasado: un hijo habido en su adolescencia. Ella se niega a reconocer tal hecho públicamente, segura del perjuicio que ello le supondría entre la opinión de los electores, aun cuando se sospecha que el dato ha llegado a conocimiento de uno de los contrincantes y que es posible que lo use con arma definitiva para eliminarle de la contienda. Olivia Pope, nuestra colega, diseña una estrategia de anticipación recomendando a su cliente que comience por reconocer los hechos y así "desactive", usando la sorpresa, la andanada prevista. Es lo que ocurre: la verdad oportunamente vestida, como es el caso, y adornada de argumentos ad hoc como la responsabilidad de una madre, la honestidad, la empatía con las mujeres en similares circunstancias, la exhibición de una humanidad no exenta de errores...convertido todo ello en "producto" cercano y merecedor de la confianza del elector y de su voto resulta ser el mejor camino para que una percepción positiva pueda también surgir de una realidad negativa. La verdad vende por si misma. Lo difícil es saber comunicarla. De hecho ése es el gran reto de, por ejemplo, los gabinetes de comunicación ante la necesidad de gestionar una crisis.


De http://www.ideal.es
... Dicho lo cual, no le vendría mal a Ana Botella contar con Olivia Pope para hablar un poco de las basuras mientras se toman un relaxing cup of café. 

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