La vida es marketing

Lo leo y lo releo y el título que pongo a este post es, sin duda, tan ambiguo como pretencioso. Me gusta. Ahora hay que hacer honor a tales aspiraciones.

En realidad puede ser pura deformación profesional. Yo digo que la vida es marketing y para mi esto es tan evidente como para un mecánico quizá lo sea que la vida es un puro engranaje de piezas sujetas a un funcionamiento preestablecido o para un domador de leones afirmar que no es más que un circo con ínfulas de grandeza. Puestos a buscar referencias o metáforas pueden hacerse piruetas hasta el infinito.

Pero, en serio, parémonos a pensar en la esencia del marketing y comprobaremos que en muchos de los momentos claves de nuestra vida los componentes tradicionales del marketing mix parecen abandonar las Empresas para inmiscuirse en nuestra cotidianidad.  Hablo de las consabidas 4 Ps: Producto, Precio, Promoción y Distribución (Placement), que hace tiempo Jerry McCarthy instituyó. Ya, ya sé que estos cuatro pilares se han quedado escasos y que hay abundantes teorías y autores que abogan por añadir a las personas como protagonistas del mercado.

Ya que estamos en 5 tampoco cuesta mucho dar un salto hasta las 7 Ps. De esta forma damos cabida a conceptos como Process y Physical Evidence. ...Y también podemos añadir C's o estirar las P's hasta las 8.

Claro que mucho más "redondo" sería llegar a las 10 Ps. del Marketing Mix. Tampoco pasa nada. Se suman tres y tiro porque me toca. Aquí están y si se prefiere, además, explicadas,  cara a cara. Y puestos, porqué no llegar a las 44, sí has leído bien, las 44 P's del marketing porque todas, en inglés eso sí, empiezan en efecto por P.

Semejante diversidad de opiniones demuestran, por un lado, que el Marketing es algo vivo y sujeto a reflexión e innovaciones y, por otro, que si nos descuidamos nos podemos volver locos y perder de vista la perspectiva original que es, por cierto, la que permanece inmutable y con visos, por ello, de ser todavía la indiscutible. La fetén. La de Producto, Precio, Promoción y Distribución. 

Pues bien, a lo largo de nuestra vida los pilares del Marketing Mix se nos cruzan en el camino, como veremos, de forma clara, lo cual me mueve a pensar que las estrategias a aplicar quizá tengan también mucho que ver con las que se explican en las Escuelas de Negocios y se ejecutan en las Empresas. Tomemos dos momentos relevantes, aunque por distintos motivos. 

El primero, ése en el que, fruto de unas hormonas revolucionadas que buscan ansiosas una salida "digna", nuestra condición de adolescentes nos impulsa al acercamiento con el otro sexo de forma hasta entonces desconocida. Lo que en román paladino diríamos que es una necesidad imperiosa de ligar. ¿Qué planteamiento se hace el "ligón", de forma casi siempre inconsciente? ¿Qué es, de hecho, lo que ocurre en tal escenario?
 HAMED MASOUMI / Foter 

Ante todo se plantea una estrategia que le lleva a adaptarse a las circunstancias y los objetivos. Acaba de llegar, por tanto, a la conclusión de que es un "producto" que debe actuar en un mercado con competencia. Pongamos que es el varón nuestro protagonista. No está sólo. El "ángel de sus sueños", que él ya vislumbra como la mujer de su vida, es deseada también por otros, a quienes incluso conoce, lo cual le sirve para detectar qué elementos le ayudarán a parecer distinto ante su chica. Estamos en una clara adaptación del producto al mercado con una cierta estrategia de posicionamiento.

La adaptación de nuestro producto debe ser también visual. Ante la cita soñada que se aproxima, él estudia su ropa, su peinado, su perfume..., todo eso que formará su envase, sabedor de la importancia de la primera impresión, ésa que entra por los sentidos. ¿O acaso no apetece comprar antes la fruta que vemos en el punto de venta limpia, ordenada, que "huele" a naturaleza que la simplemente amontonada, sucia y descuidada?

Item más. Nuestra dama va a necesitar argumentos de convicción tan poderosos como para "sacrificar" sus otras opciones en favor nuestro. Debe ver un "valor" en nosotros que le anime a pagar semejante precio. O sea, que, en efecto, tenemos un "precio", ¿o acaso pensabas que no?. El gesto de meternos la mano en el bolsillo es la respuesta a la percepción de "valor" de lo que se nos ofrece. Si entendemos que equipara o supera nuestras expectativas de satisfacción, compramos; si no, guardamos la Visa para mejor ocasión. Por eso nuestro "Romeo" empieza a darle vueltas sobre cómo lograr que ella le vea como mejor, más atractivo en todos los sentidos, irresistible... para que le valore por mucho más de lo que va a costarle, es decir, la renuncia al resto de alternativas, fidelidad, atención preferente, etc. De hecho las rupturas, que no deseamos a nuestro hombre, pero que con frecuencia se producen luego, no son sino fruto del desequilibrio que en un momento dado surge (y no se está dispuesto a asumir) entre el valor y el precio; la relación nos está costando demasiado.

Todo ligón que se precie conoce, por otra parte, la importancia de la labor previa de difusión de sus virtudes que pueden desarrollar por ejemplo los amigos ante la mujer de su vida. Una buena campaña antes, para generar expectativa, y durante, para mantener el interés, suele ser decisiva. Claro que luego hay que responder a lo "prometido" y también pueden emerger las decepciones. Pero es bueno que a ella le lleguen mensajes de diversas fuentes siempre que sean unívocos y coherentes en favor del candidato, si bien tampoco podrá evitarse que la "competencia" arroje dudas o cosas peores para intentar comernos el terreno. Es la ley del mercado, o ¿acaso tenemos aún dudas de que estamos en un mercado, todo lo peculiar que se quiera, pero mercado al fin?

Y por último, hay que estar en el sitio justo. Nuestro galán nunca conquistará a su dama si frecuentan ambientes distintos, si no se encuentran, si no hacen todo lo posible por ser mutuamente accesibles. Estamos ante una estrategia de distribución que incluso ha de contemplar aspectos como la rapidez, la visibilidad, la llegada del producto en perfecto estado y, si me apuras, hasta el servicio post-venta. Llegar a la cita con retraso, escondido bajo una capucha, sudoroso o sin plan B por si a ella no le gusta el BigMac que tenemos previsto, puede ser fatal.

Las relaciones humanas se construyen sobre la base del intercambio. También las amorosas. Eso significa que existe un mercado, es decir un escenario en el que se ejecutan las transacciones. No hay dinero sino sentimientos, pero no creo que pueda negarse que nuestras queridas cuatro Ps tienen también en este territorio un fiel reflejo. Son... como la vida misma.

La segunda circunstancia, entre otras muchas, en la que la vida se hace marketing, es la búsqueda de empleo. Este planteamiento lo utilizo siempre con mis alumnos en charlas o seminarios sobre el tema, y creo que les resulta muy útil para asumir la necesidad de una estrategia y para comprender que el "mercado" laboral se rige por principios idénticos al mercado, así sin adjetivos. En otras palabras, la dinámica de búsqueda y selección de un trabajador se ajusta también a la existencia de un producto, con un precio, un mensaje y unas determinadas condiciones de acceso.
bpsusf / Foter /

¿Qué estamos haciendo cuando enviamos nuestro Curriculum vitae en respuesta a una oferta laboral? Sencillamente lanzamos una campaña en la que resumimos los valores de este producto nuestro, para intentar demostrar al potencial comprador todos los beneficios que puede reportarle pagar un precio (llamémosle sueldo) por nosotros. Y si hemos llegado a ese punto es porque hemos estado presentes en los canales adecuados, sea networking o fuentes de información laboral organizada como portales, newsletter, etc. O sea, de nuevo, nos hemos hecho accesibles a nuestro mercado con una oportuna distribución del producto en el que nos hemos convertido.

Quizá la entrevista que suele incluir todo proceso de selección sea la mejor representación de esta simbiosis entre el marketing y alguno de los momentos clave de nuestra vida.

En dicha entrevista, el candidato, tanto como el "conquistador" anterior, necesita venderse con sus mejores armas. Y el seleccionador (cliente) aplica también sus propios métodos para eliminar dudas, conocer a fondo el producto y tener una adecuada visión de la relación valor-precio sobre la que habrá de decidir. Porque un sueldo no es más que un precio, el precio de nuestros conocimientos, habilidades y tiempo de dedicación a un trabajo que alguien está dispuesto a pagar y nosotros a aceptar.

La entrevista es, en el fondo, como una gran campaña. Preparamos, o deberíamos hacerlo, la imagen que queremos transmitir, los mensajes que mejor nos definen, intentando, como en toda buena campaña de comunicación, expresar sobre todo aquello que nuestro interlocutor desea oír. Somos una "promesa". Prometemos ser útiles y sobre todo rentables a la Empresa, de igual forma que cuando adquirimos un aspirador lo hacemos en la creencia de que va a responder a aquello que nos promete. Dicha convicción se refleja en las firmas del contrato, por mucho que éste, como en toda compra, siempre tenga algo de apuesta. La garantía absoluta, sea cual sea el mercado, no existe.

Habrá quien piense que "cosificar" a la persona, descendiéndolo al nivel de producto es una boutade más que otra cosa. No pretendo equiparar al ser humano con el Cola-Cao, en absoluto. Sólo demostrar (bastaría con decir "mostrar") que lo que sabemos del marketing y en general de management de empresa es en muchos casos aplicable a variadas circunstancias de nuestra vida. El conocimiento de nuestra propia identidad y capacidades, así como de nuestro entorno, la definición de objetivos, la estrategia e incluso los planes de contingencia son herramientas más que interesantes para evitar frustraciones y alcanzar ese grado de felicidad al que tenemos derecho.

Nuestra vida no es un negocio pero para exprimirla bueno será intentar la mejor combinación entre una pizca de marketing y el siempre saludable "carpe diem".





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