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CONVENCIONES: ¿navegar en la mentira o sumergirse en la realidad?

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Es un trozo de algodón y lino que semeja al papel y mide 133 x 72 mm., está impreso en colores variados y tiene unas marcas extrañas visibles solo mirándolo en una determinada posición. Nos encanta llevar varios en el bolsillo sobre todo porque en lugar destacado aparece el número 20 y debajo la palabra EURO. Se trata de dinero contante y sonante (en este caso solo si lo arrugamos), que es recibido sin reticencias por la cajera del supermercado al igual que por el vendedor de la ONCE, tras ser capaz de reconocerlo al tacto; a cambio nos da un cupón que esconde, ¡quién sabe!, un montón de billetes como el que le hemos entregado. Pero ¿de verdad “eso” con lo que pagamos vale 20 euros? Sabemos que no. Aunque no se difundan datos, al parecer el coste real de fabricación de un billete de 20 euros está en poco más de 6 céntimos, si bien depende de la complejidad de la impresión, las tintas empleadas, sus medidas de seguridad, etc. Es un “producto”, por tanto, muy rentable si comparamos su co

(Hasta aquí hemos llegado) …Y LO QUE PASA DESPUÉS.

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Hace unos días me despedía de mi trabajo como docente, con el atrevimiento de exponer en público algunos sentimientos y convicciones respecto al estilo que hoy parece imponerse en la formación. Y lo hice por medio de algunas redes sociales, sin más pretendido alcance que el de la influencia o curiosidad que pudiera provocar a mis hijos, algún amigo/a y quizá a algún exalumno de “ sábado-por-la-tarde-sin-nada-mejor-que-hacer ”. Lo cierto es que estas casi inexistentes expectativas se han visto sobradamente superadas por la cantidad de reacciones, comentarios y similares que mis letrillas vienen provocando. Ahora entiendo el chute de dopamina que los influencers más omnipresentes deben sentir al comprobar el contador de adeptos que reaccionan a sus contenidos. En fin. El caso es que siento la necesidad de avanzaros el siguiente capítulo de mi historia: tras haber llegado al final de una etapa, qué pasa después… O, al menos, cómo siento yo lo que me está viniendo a continuación. Vaya po

HASTA AQUI HEMOS LLEGADO. GRACIAS.

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Tras casi tres décadas enseñando en esta casa ha llegado el momento del adiós, voluntario sí, pero solo a medias. Quienes me conocen saben que he llevado con orgullo y como bandera mi condición de profesor, aunque nunca fuera mi único trabajo. Aún así, las horas semanales de preparación de las clases y de intentar, de la mejor manera que era capaz, trasmitir conocimientos a un grupo de veinteañeros, me dejaban siempre la sensación de estar haciendo algo provechoso para ellos y mucho más importante para mi que cualquiera de las otras actividades que completaban mi pecunio mensual. Por ello, ahora que lo dejo, no estoy seguro de que jubilación venga de “júbilo”, entre otras cosas porque, como acabo de comprobar, los “seniors” pasamos a ser, de un día para otro, poco más que un finiquito con firma y fecha sin retorno. Tras 28 años que comenzaron con la sugerencia de un amigo en la plaza de toros de Pamplona, tras el tercer toro, durante los Sanfermines del 95, para optar a un puesto d

¿ES POSIBLE AVANZAR SIN ESTRATEGIA? (Una del Oeste)

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Los libros dicen que no. Los expertos que ni se nos ocurra. La historia, sin embargo, trae ejemplos como el que aquí tratamos en los que, a falta de un plan, bien vale “una del Oeste”.

ANATOMÍA DE LA INCERTIDUMBRE

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 … Porque de pronto todo parece desmoronarse. La globalización como totem del siglo XXI, la paz (nunca completa pero sí aceptable), el bienestar que se deja entrever en el carro de la compra, el supuesto respeto de los gobernantes hacia sus gobernados, el acceso ilimitado a mercados y proveedores… Ese mundo al alcance de un clic que habíamos construido estas últimas décadas (en realidad fueron otros –Google y compañía—quienes lo hicieron por nosotros) resulta que no tenía los cimientos tan sólidos que suponíamos. La seguridad se inunda de dudas y la incertidumbre nos puede. El caso es que cada cual vive esta desconfianza a su manera, pero me atreveré a diseccionarla por si vislumbro su origen y su contenido.  Estamos en tiempos en los que conducimos nuestra vida con un menú de emociones primarias, apenas elaboradas y de fácil digestión intelectual, que nos llevan a interpretar lo que nos pasa y lo que pasa alrededor de forma superficial.  En tal intento nos solemos quedar en la piel de

BUSINESS RHAPSODY

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El 31 de octubre de 1975 se lanzó al mercado el álbum “A nigth at the opera”, firmado por el grupo de rock Queen. Al decir de los entendidos, Queen es uno de los máximos exponentes, si no el mayor, del rock progresivo de los 80 y 90, destacando sobre todo por su virtuosismo vocal y por la personalidad de Freddy Mercury, su cantante.  El disco contenía una pieza obligada en cualquier “playlist” (que se dice ahora) que se precie. Su título: “ Bohemian Rhapsody ”, 6 minutos alucinantes, llenos de juegos armónicos, de cambios de ritmo, de caricias y bofetones musicales… y de un cierto misterio en lo que al significado de su letra se refiere. Brian May, Roger Taylor, John Deacon y el propio Freddy Mercury “parieron”, en fin, una obra maestra de ésas que, como las del Bach más juguetón, no puedes dejar de saborear. Si nos situamos en la época de su grabación eran tiempos aún analógicos. Los registros se hacían en cintas abiertas de ferro-cromo, en mesas de mezcla de 16 a 24 pistas que ensegu

OKUPAS DIGITALES

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Te xtaphrenia, Ringxiety y Fomo suenan a personajes de una película de dibujos animados, pero, en realidad, denominan algo mucho menos divertido y bastante más preocupante. Llegan a estas líneas porque, entre las enfermedades sociales, son ya numerosas las derivadas del uso mal entendido de internet y los dispositivos que lo ponen a nuestro alcance. Las mencionadas identifican algunos de sus síntomas más llamativos. FOMO es el acrónimo de “fear of missing out”, traducido: “miedo a perderse, a quedarse fuera”. El fenómeno está relacionado con la ansiedad generada por el temor a perderse un evento social o cualquier otra experiencia de cuyo conocimiento te enteras por medio de las redes sociales. Lleva, por tanto, a la necesidad irresistible de estar continuamente conectados a internet y participar de manera activa en todas aquellas conexiones que nos relacionan con los otros, conocidos o desconocidos. Si nos fijamos, es el resultado extremo de ignorar las relaciones reales a cambio de