tag:blogger.com,1999:blog-58510422362075551712024-03-05T20:57:21.109-08:00Javier Ongay (Briefing...Me)Reflexiones sobre el mundo del marketing, la comunicación, la tecnología digital y la ética empresarial.Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.comBlogger142125tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-63466742349895414102024-01-14T09:07:00.000-08:002024-01-21T09:49:15.880-08:00HASTA AQUI HEMOS LLEGADO. GRACIAS.<p><span face="Aptos, sans-serif" style="text-align: justify;">Tras casi tres décadas enseñando en esta
casa ha llegado el momento del adiós, voluntario sí, pero solo a medias.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span face=""Aptos",sans-serif" lang="ES-TRAD">Quienes me conocen saben que he llevado
con orgullo y como bandera mi condición de profesor, aunque nunca fuera mi
único trabajo. Aún así, las horas semanales de preparación de las clases y de
intentar, de la mejor manera que era capaz, trasmitir conocimientos a un grupo
de veinteañeros, me dejaban siempre la sensación de estar haciendo algo
provechoso para ellos y mucho más importante para mi que cualquiera de las
otras actividades que completaban mi pecunio mensual.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKCpe8s7XdOhkCdj5TWQ4W7haOLpzxf1T-Xc6_Cx30kkO89SwewDxyua1qRH-jEf99ZgIzAukVcQpEyij_UDudhF9YGruIWQa6Gv_NZ_9_zCkkBeKSlufy7iifPNFTLIRBxOxfi2o6vVPAGyvLngaG9Iq6_-cEG4A_s0y-IB6d8TCG1n319i2z3hxis6NO/s757/Captura%20de%20pantalla%202024-01-21%20184704.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="521" data-original-width="757" height="275" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKCpe8s7XdOhkCdj5TWQ4W7haOLpzxf1T-Xc6_Cx30kkO89SwewDxyua1qRH-jEf99ZgIzAukVcQpEyij_UDudhF9YGruIWQa6Gv_NZ_9_zCkkBeKSlufy7iifPNFTLIRBxOxfi2o6vVPAGyvLngaG9Iq6_-cEG4A_s0y-IB6d8TCG1n319i2z3hxis6NO/w400-h275/Captura%20de%20pantalla%202024-01-21%20184704.png" width="400" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span face=""Aptos",sans-serif" lang="ES-TRAD">Por ello, ahora que lo dejo, no estoy
seguro de que jubilación venga de “júbilo”, entre otras cosas porque, como
acabo de comprobar, los “seniors” pasamos a ser, de un día para otro, poco más
que un finiquito con firma y fecha sin retorno.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span face=""Aptos",sans-serif" lang="ES-TRAD">Tras 28 años que comenzaron con la
sugerencia de un amigo en la plaza de toros de Pamplona, tras el tercer toro,
durante los Sanfermines del 95, para optar a un puesto de profesor en el Campus
que estaba a punto de abrirse, me voy con la evidencia agridulce de que “los
tiempos están cambiando” --bueno o no, inevitable-- y, en cualquier caso, digno
de un mínimo análisis. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span face=""Aptos",sans-serif" lang="ES-TRAD">De un tiempo a esta parte saltan a las
redes sociales testimonios de docentes que se sinceran discutiendo unas pautas
académicas actuales difíciles de asumir por adolecer de herramientas, valores y
objetivos medianamente coherentes y serios. En uno de ellos, en forma de carta
a sus alumnos, un profesor lo resumía con la expresión “os estamos engañando”;
y algo de eso he sentido yo también en los últimos años. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span face=""Aptos",sans-serif" lang="ES-TRAD">Enseñamos conocimientos y habilidades
que suponemos necesarios para un mundo que, en realidad, desconocemos cómo va a
ser. Hace apenas un lustro mis alumnos aún sentían la necesidad de aprender a
investigar y de conocer el significado de los conceptos básicos de la materia
que les impartía, de entender el dato y sus causas para deducir las
consecuencias… Hoy todo ello lo encuentran ya hecho en apenas unos clics, a
golpe de IAs pululando por la red. Como muchas veces les recordé, en su
porvenir laboral la demostración de saber valdrá menos que la capacidad de
buscar. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span face=""Aptos",sans-serif" lang="ES-TRAD">Me da pena que ya no sientan la
necesidad de comprobar, comparar, analizar, entender, deducir y, sobre todo, de
dudar de esta nueva religión que ellos asumen como infalible siempre que
empiece por www. Ojalá se den cuenta a tiempo de que la duda, hecha de
incredulidad y crítica, es su mejor defensa para ser libres en este mundo
digital.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span face=""Aptos",sans-serif" lang="ES-TRAD">Han sido cientos de alumnos, de horas de
clase y de charlas y talleres impartidos también en otras aulas y otros
Centros. ¿Orgulloso de ello? A rebosar. Pero también rabioso por lo no logrado,
sea por las propias limitaciones, sea por las trabas encontradas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span face=""Aptos",sans-serif" lang="ES-TRAD">A quienes lean estas líneas, permitidme
en fin, y por si sirve, dejar aquí alguna pincelada que resume lo que me ha
enseñado enseñar: </span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><ul><li style="text-align: justify;"><span face="Aptos, sans-serif" style="text-indent: -18pt;">Los
alumnos en el aula no necesitan un “colega” que les acompañe, sino un profesor
que les guíe. </span></li><li style="text-align: justify;"><span face="Aptos, sans-serif" lang="ES-TRAD" style="text-indent: -18pt;">Demasiados
artilugios digitales en manos de los alumnos para estudiar dentro y fuera del
aula están convirtiendo la formación en una especie de safari tecnológico, y al
profesor en una suerte de Coronel Tapioca con cara de emoticono; descubrir y
“amaestrar” la herramienta y su algoritmo parecen ser el fin y no el medio. </span></li><li style="text-align: justify;"><span face="Aptos, sans-serif" lang="ES-TRAD" style="text-indent: -18pt;">No.
Enseñar no tiene por qué ser un espectáculo. Nuestra misión en el aula no es
entretener. Creo que la ciencia no siempre admite serpentinas, ni los
conocimientos, sean del área que sean, deben suministrarse edulcorados y
precocinados para una más fácil digestión intelectual. Ni el aula es un
escenario, ni sentarse a estudiar es como hacerlo ante un menú degustación.</span></li><li style="text-align: justify;"><span face="Aptos, sans-serif" lang="ES-TRAD" style="text-indent: -18pt;">Cuando
se da a los alumnos la potestad de juzgar y evaluar al profesor y, sobre todo,
si este juicio resulta determinante para decidir su calidad docente, estamos
convirtiendo la formación en un “talent show” cuyo voto definitivo es el del
público asistente (…y de nuevo el espectáculo).</span></li><li style="text-align: justify;"><span face="Aptos, sans-serif" lang="ES-TRAD" style="text-indent: -18pt;">Por
eso, no… Un profesor no es bueno o malo porque lo digan sus alumnos nada más.
De la misma manera que un médico no es mejor o peor según la opinión de sus
pacientes… si estos hacen oídos sordos al diagnóstico y tratamiento que aquél
les prescribe.</span></li><li style="text-align: justify;"><span face="Aptos, sans-serif" lang="ES-TRAD" style="text-indent: -18pt;">Sí.
Un alumno puede suspender exclusivamente por responsabilidad suya y de nadie
más.</span></li><li style="text-align: justify;"><span face="Aptos, sans-serif" lang="ES-TRAD" style="text-indent: -18pt;">Una
calificación a un alumno no es una decisión arbitraria y sujeta a la duda de
tutores y padres. Un examen y su resultado fue siempre para mi lo menos
importante en la valoración del alumno. Pero hemos consentido que para muchos
de ellos superar estas pruebas sea el fin último y somos en parte responsables
de que el objetivo de la formación se parezca bastante al de una Oposición. </span></li></ul><div style="text-align: justify;">Los
estudiantes de hoy son buena gente, chicos y chicas con valores, abiertos,
colaborativos, con creatividad a raudales, pero también con carencias, como las
tuvimos todos a su edad -y seguimos teniendo a cualquier edad-. La diferencia
es que ahora parece ser poco didáctico y emocionalmente peligroso descubrírselas
y menos aún intentar corregirlas.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div><span face="Aptos, sans-serif" style="text-align: justify; text-indent: -18pt;">Por último: enseñar es
apasionante. Merece la pena. Al menos tanta como la que me produce dejar de
hacerlo.</span></div><div><span face="Aptos, sans-serif" style="text-align: justify; text-indent: -18pt;"><br /></span></div><div><span face="Aptos, sans-serif" style="text-align: justify; text-indent: -18pt;">Ojalá con el tiempo algunos
de los que pasaron por mis clases recuerden aún a este profesor que siempre lo
intentó hacer bien e incluso a veces quiero creer que lo consiguió.</span></div>Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-63120713324798787942022-08-01T03:31:00.010-07:002022-08-01T03:58:42.935-07:00¿ES POSIBLE AVANZAR SIN ESTRATEGIA? (Una del Oeste) <h3 style="text-align: justify;"></h3><h1><span style="font-family: helvetica; font-size: small;">Los libros dicen que no. Los expertos que ni se nos ocurra. La historia, sin embargo, trae ejemplos como el que aquí tratamos en los que, a falta de un plan, bien vale “una del Oeste”.</span></h1><span style="font-family: helvetica; font-size: small;"><span><a name='more'></a></span></span><div><span style="font-family: helvetica; text-align: justify;">Nació en un pueblo de Iowa con el nombre de William Frederick Cody. Eran los tiempos del salvaje Oeste. La necesidad le condujo a cabalgar por buena parte de los Estados Unidos como correo de la compañía Pony Express. Después destacó como cazador, explorador, soldado… tanto que un escritor neoyorquino de historias cortas, </span><a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Ned_Buntline" style="font-family: helvetica; text-align: justify;">Ned Butline</a><span style="font-family: helvetica; text-align: justify;">, tras toparse con él por casualidad mientras buscaba temas y personajes para sus novelas, lo incorporó como protagonista de una serie sobre el Oeste y la vida de sus pobladores.</span></div><div><span style="font-family: helvetica; text-align: justify;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img data-original-height="337" data-original-width="698" height="309" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjtbnrvgnHeAuWxGlJCDblrEE9-AcrVqmrYUh5B_EUUwA4GACAoYqQe9FnBhNzjwR7Sk9Yko-AJi5EwH5oYmb_sucBwdLU9pIQPzi6dag1Qg3jT2kbL5qh5zcGJlZ0cCwJ39z1BTP22XvIB0YKHxI3Xr3FmI7e3ISSrVwsxBCCj41HVRuG4kQEQi3Kk1Q=w640-h309" width="640" /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></div><span style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">El éxito fue tal que del papel se pasó al teatro y del teatro a un espectáculo en formato circense en el que se representaban escenas de la vida de vaqueros e indios, sin que faltaran sobre la pista caballos, búfalos y bisontes. La troupe llegó a emplear a más de dos mil personas y visitó las principales ciudades de Europa, entre ellas <a href="https://historia.nationalgeographic.com.es/a/buffalo-bill-inventor-salvaje-oeste-barcelona_15102">Barcelona en las navidades de 1889.</a></span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div></span></div><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Hoy diríamos que se trató de un emprendedor que convirtió su vida y sus conocimientos en negocio, que supo aprovechar la oportunidad de darse a conocer y que entendió que el mundo del espectáculo en vivo exigía realismo más que trucos de magia. Así, sin apenas estrategia, William Frederick Cody se convirtió en <a href="https://www.elmostrador.cl/agenda-pais/vida-en-linea/2017/01/10/sabes-quien-fue-buffalo-bill/">Búffalo Bill</a> y éste en un negocio boyante.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">A veces la planificación en un negocio o en cualquiera de sus parcelas como el marketing, se queda en casi nada por muy concienzudo que haya sido el análisis del mercado, coherente la propuesta de valor y aparentemente acertados los instrumentos para acceder y conquistar al consumidor. Hay método, pero falta verdad. Es un menú de platos precocinados. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">No seré yo quien reniegue de la utilidad y el valor de la Estrategia, así con mayúsculas, como pieza fundamental, a modo de GPS que nos guía por los pasos a dar y etapas que superar. Eso que en mis clases explico (como tantos docentes de la cosa) como el guion teórico-práctico que nos conduce al destino pretendido con sus beneficios anexos. Mediante una estrategia adecuada conocemos la realidad de la que partimos, definimos un objetivo y hacemos de la necesidad virtud al obligarnos a implementar recursos y calendario para hacer el trayecto. La estrategia, en fin, nos dice el qué, el cómo y el para qué, impone sentido común y criterio y eso es pura vitamina para la empresa, el marketing y aledaños que nos tocan de cerca.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">… Y entonces ¿por qué hay tantos casos de marcas y organizaciones con una aparente estrategia intachable que se han visto abocadas al fracaso? La respuesta es diversa pero nos demuestra que un plan, por muy bien diseñado que esté, no lo es todo ni supone garantía de éxito. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Como ya recordé en alguna ocasión, en la ciudad sueca de Helsingborg se abre el Museo del Fracaso y en él se exponen “cadáveres” de la innovación y restos de prometedoras estrategias empresariales tales como la bicicleta de plástico, la lasaña de Colgate, los Bic femeninos y otras curiosidades. Apple, paradigma de empresa de éxito, acumula sonoros fiascos. La primera empresa creada por Bill Gates, Traf-O-Data, no brilló por su éxito. Hasta Walt Disney fue despedido en sus inicios por su falta de creatividad y tampoco prosperó con su primera iniciativa empresarial, Laugh-O-Gram Studio. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">En resumen, tener un plan es como tener un billete de avión. Lo normal es que te lleve a tu destino, pero que levante la mano quien no haya vivido la pesadilla de tener una tarjeta de embarque… que le ha hundido en la miseria. Todo parecía controlado menos la huelga, el overbooking, la tormenta, o un simple atasco de circulación camino del aeropuerto. Previsión no rima con seguridad ni con certezas.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><h2 style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Una del Oeste con moraleja.</span></h2><div><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></div><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Nuestro vaquero de cabecera, Buffalo Bill, optó, según se desprende de su biografía, más por la adaptación a las circunstancias y una firme predisposición a aprovechar las oportunidades que por la planificación premeditada e inamovible. La estrategia la fue haciendo al andar. Los objetivos se hacían presentes cuando ya eran logros. Las etapas a cumplir surgían de la pura necesidad las más de las veces.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Creo que de ello se desprende una enseñanza quizá algo disruptiva en los tiempos que corren tan atados a un “planning”, a las encuestas premonitorias y los estudios predictivos. Las “cosas” (inclúyase en el término cuanta ‘cosa’ se nos ocurra) ocurren y llegan también gracias a otros desencadenantes que escapan a un orden preconcebido. Me atreveré a indicar algunos inspirados por nuestro héroe por si resultan útiles al menos como pieza de discusión y contraste de pareceres.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><b>1º/ El conocimiento como soporte.</b></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><b><br /></b></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Antes de convertirse en símbolo y espectáculo, Buffalo Bill acumuló por pura necesidad experiencias y aprendizajes tan intensos como variados. Con solo once años ya era mensajero. Antes de los veinte, explorador para el ejército y luego soldado. Más tarde comerciante y proveedor de carne para los trabajadores del ferrocarril. También fue correo para el Pony Express. Por fin, showman y empresario del espectáculo. La vida, en fin, le llevó por un buen número de vericuetos, en los que se volcó y de los que aprendió, hasta transformarse en producto y empresa.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Me admira escuchar de emprendedores e incluso empresarios con callo cómo se aventuraron en proyectos y territorios desconocidos “sin ninguna experiencia previa”. Son dignos de encomio. Pero incluso a los estrenos conviene llegar con alguna idea previa.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Jaume Lloreda se encontró con la necesidad de “crear” un limpiador para las joyas que fabricaba. Surgió KH7. Josep María Lloreda, su hijo, vio en él un negocio con más futuro. El salto de la joyería a la droguería no podía ser más arriesgado, pero había una red: los conocimientos previamente adquiridos, a fuerza de prueba-error, que facilitaban la transición hacia el mundo de los limpiadores. El salto a lo desconocido no lo era tanto.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">El mito del “self made man” llevado al mundo de la empresa como icono del empresario hecho a sí mismo solo sirve durante un ratito. Ese empresario que nos imaginamos (y que hasta puede tener nombre y apellidos) fue capaz de dar así el primer paso, quizá, pero lo que le hizo grande fue, seguro, su disposición a aprender con humildad y con paciencia. Eso, y alguna otra cosa que también aplicó Buffalo Bill. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><b>2º/ La oportunidad aprovechada como trampolín.</b></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><b><br /></b></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Como decíamos, un periodista de medio pelo a la caza de historias se topó con Cody y supo ver el potencial de las historias que éste le contó con tanta verdad como se cuenta lo que se ha vivido. La difusión de tales vivencias encontraron a lectores, sobre todo al otro lado del país, al Este, ávido de aventuras exóticas. Entonces la persona se convirtió en personaje y éste en embrión de un producto que con el tiempo sería de consumo masivo.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Las oportunidades a veces surgen de improviso y otras se trabajan hasta hacerse las encontradizas. El caso es saber aprovecharlas, con la ventaja de que pronto se ve si van a tener buenas consecuencias o no. En la empresa las oportunidades pueden venir revestidas de múltiples formas y seguramente el empresario de raza es justo el que sabe captarlas y exprimirlas mejor que otros. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">No hay competencia como la existente entre <a href="https://www.lavanguardia.com/tecnologia/20170807/43410961700/apple-steve-jobs-microsoft-1997-inversion.html">Apple y Microsoft</a>, ni rivalidad personal como la que vivieron Steve Jobs y Bill Gates. Uno de tantos roces fue el reproche de que Windows “copiara” el sistema de ventanas e iconos que los Mac creían haber inventado; lo cierto es que ambos lo habían copiado de la interfaz gráfica que Xerox ya había desarrollado. Y éste fue uno de tantos… El caso es que Apple en 1997 estaba prácticamente hundido por un conjunto de errores cometidos tras el despido de Jobs y, a su vuelta, Bill Gates supo leer esa oportunidad para aliarse con su eterno enemigo y puso en sus manos lo que hoy serían 80.000 millones de dólares. De esta forma Microsoft se garantizaba la presencia por un tiempo de Office y Explorer en los Mac y Apple podía así alcanzar al usuario de dichos programas, además de garantizarse un soporte financiero durante tres años contando con un socio que además aceptó no tener derecho a voto en las decisiones de la empresa.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Oportunidades como las del periodista curioso y decisivo en la biografía de Buffalo Bill y la otra forma de ver los apuros de Apple por parte de Gates no se planifican con ninguna estrategia. Se aprovechan asumiendo su riesgo o se dejan pasar. Pueden resultar fallidas o decisivas para el éxito, pero la habilidad y capacidad para detectarlas no pueden proyectarse en ningún power point.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><b>3º/ El producto siempre con “algo” más.</b></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><b><br /></b></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Cuando parece que está todo inventado, que el mercado no admite más novedades, aún es posible otra vuelta más de tuerca, una pirueta que sorprenda, eso que hace del producto algo “redondo”. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Buffalo Bill lo consiguió creando un espectáculo de magnitudes desconocidas en aquel momento, pero sobre todo encontrando la pareja que el espectáculo necesitaba: <a href="http://www.centrotorrenteballester.com/buffalo-bill-y-toro-sentado-iconicos-personajes-del-viejo-oeste/">Tatanka Iyotanka</a>, un indio de la tribu de los Sioux que en los libros de historia y en las películas de Hollywood reconoceremos mejor por su nombre de guerra, Toro Sentado. Ambos fueron enemigos, uno como soldado del ejército norteamericano y otro como líder indio en la defensa de sus tierras. En esa guerra Toro Sentado perdió y se vio obligado a huir a Canadá hasta ser amnistiado y regresar a la reserva de Standing Rock, a donde fue a buscarle Buffalo Bill para convertirlo en su permanente estrella invitada.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Con Toro Sentado el espectáculo de Buffalo Bill, "Buffalo Bill´s Wild West", logró la diferencia, el “valor añadido” diríamos hoy. Los enemigos, dispuestos no hace tanto a matarse sin compasión, se exhibían juntos en público y, además, sin necesidad de acudir a la ficción puesto que, en efecto, ambos trabaron una sincera amistad que simbolizó la reconciliación de dos bandos hasta hace poco enfrentados. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">El “empresario” William Frederick Cody nunca diseñó el fichaje de su enemigo Tatanka Iyotanka. No estaba en ninguna estrategia de su negocio. Pero el showman Buffalo Bill vio enseguida que Toro Sentado significaba la guinda al producto que ofrecía al público. Y éste lo reconoció con un éxito creciente.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">De nuevo la visión del empresario y su capacidad de adaptación a las circunstancias y las oportunidades pueden suponer la diferencia entre la mediocridad y el triunfo. Si pensamos en las grandes marcas y en las empresas más relevantes vemos que casi siempre se cumple este requisito del factor diferenciador. Se salen de la norma. Nos proponen algo que al menos parece distinto y nuevo. La percepción que tenemos de dichas marcas se sostiene en ese elemento desigual y no siempre verbalizable pero real. Pasa con Zara, con Ferrari, con Apple, con Mercadona, con el Circo del Sol… Todas tienen “algo” que los demás no tienen y que se ha ido madurando con el tiempo y ha surgido de la visión de sus creadores más que de los masters que pueblan sus departamentos de marketing. Llamémosle “personalidad”. El caso es que en estos tiempos de la uniformidad, de la copia, del estándar, de las comunidades aborregadas de todo tipo –todo un “invento” de nuestro tiempo-- salirse de la norma parece el único camino para atraer las miradas. La historia del marketing y el management está llena de ejemplos valiosos y de desatinos incomprensibles (recuérdese el Museo del Fracaso). El sentido común dice que hacer lo mismo que los demás significa competir con todos los demás para buscar un hueco en el mismo mercado que todos los demás…,y no hay ring donde quepan tantos.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">En resumen, conocimiento, oportunidad y producto, o, si se prefiere, experiencia, visión y creatividad. La planificación estratégica es siempre conveniente no tanto en si misma sino porque exige análisis, implantación de procesos y recursos, definición de objetivos y, además, focaliza el esfuerzo de toda la organización. Es decir, evita la dispersión y da coherencia al proyecto. Sin embargo, la ausencia de una estrategia “académica” no debe significar moverse al filo del precipicio de la supervivencia. Hay otros elementos que pueden sostener e impulsar la empresa, que, aunque no estén preconcebidos, pueden resultar igual de efectivos. La historia empresarial de Buffalo Bill así parece demostrárnoslo.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">El espectáculo "Buffalo Bill´s Wild West" empezaba siempre con un jinete al galope por la pista mientras sujetaba una enorme bandera de los Estados Unidos. De fondo sonaba la melodía The Star-Spangled Banner (La bandera estrellada), se cree que de origen inglés y a la que había puesto letra el poeta ocasional nacido en Washington D.C. Francis Scott Key. Todos sabían y coreaban al menos la primera estrofa y la canción se fue haciendo más y más popular conforme el show iba recorriendo el país, trascendiendo así al propio espectáculo al que servía de introducción. Años después, el 3 de marzo de 1931, el Congreso de los Estados Unidos la adoptó como himno nacional. Fue el producto póstumo de Buffalo Bill, líder sin competencia en la simbología patriótica de un mercado y un país que él intuyó tan amante de imágenes y emoción como capaz de rentabilizarlos.</span></p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-67278092962532294482022-04-15T09:39:00.000-07:002022-04-15T09:39:30.198-07:00ANATOMÍA DE LA INCERTIDUMBRE<p></p><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;"> … Porque de pronto todo parece desmoronarse. La globalización como totem del siglo XXI, la paz (nunca completa pero sí aceptable), el bienestar que se deja entrever en el carro de la compra, el supuesto respeto de los gobernantes hacia sus gobernados, el acceso ilimitado a mercados y proveedores… Ese mundo al alcance de un clic que habíamos construido estas últimas décadas (en realidad fueron otros –Google y compañía—quienes lo hicieron por nosotros) resulta que no tenía los cimientos tan sólidos que suponíamos. La seguridad se inunda de dudas y la incertidumbre nos puede.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><a href="https://universodeemociones.com/wp-content/uploads/2020/03/incertidumbre-1024x710.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: trebuchet;"><img border="0" data-original-height="555" data-original-width="800" src="https://universodeemociones.com/wp-content/uploads/2020/03/incertidumbre-1024x710.jpg" /></span></a></div><span style="font-family: trebuchet;"><div style="text-align: justify;">El caso es que cada cual vive esta desconfianza a su manera, pero me atreveré a diseccionarla por si vislumbro su origen y su contenido. </div></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;"></span></p><blockquote><span style="font-family: trebuchet;">Estamos en tiempos en los que conducimos nuestra vida con un menú de emociones primarias, apenas elaboradas y de fácil digestión intelectual, que nos llevan a interpretar lo que nos pasa y lo que pasa alrededor de forma superficial. </span></blockquote><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;">En tal intento nos solemos quedar en la piel del miedo, del odio, de la envidia o de la felicidad en pequeñas dosis, o de la alegría, o de la angustia, emociones que nos conducen, en el mejor de los casos, a algunas convicciones apenas sostenidas por esos pálpitos de usar y tirar. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;">La incertidumbre tiene mucho de sentimiento y emoción, creo yo, pero también puede surgir de un atisbo de reflexión y de la lógica consecuencia de datos y hechos que, por algún motivo, percibimos que no terminan de encajar y que, por ello, no nos marcan un camino o un futuro claro, no nos aclaran los pasos a dar; nos crean, en suma, un incómodo desasosiego. Digamos, por tanto, que la incertidumbre es una emoción que a veces se presenta desnuda y a veces vestida con argumentos a modo de retales apenas hilvanados.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;">En semejante escenario, el primer componente de la incertidumbre no puede ser otro que la falta de información, de datos o de conocimiento. La ignorancia ocupa el sitio que deberían ocupar las certezas. Es verdad que el futuro, por definición, incluye casi siempre más interrogantes que respuestas seguras. Ese futuro es el tiempo que deberemos llenar de vida y experiencias a partir de lo que ahora tenemos, pero también contando con el azar y las circunstancias que nos salgan al camino. Por eso, el único antídoto que nos puede proteger de la angustia, las dudas y, en fin, de la incertidumbre que se nos abre por delante es el conocimiento. Mantener la curiosidad por saber y reflexionar sobre lo aprendido es acumular respuestas dadas en el pasado a preguntas que volverán a reproducirse en el futuro. El conocimiento es una suerte de seguro, el remedio que cura en parte la incertidumbre, tanto como la ignorancia es un salto al vacío y la más clara de sus patologías previas. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;">En la vida de las personas, como en la de las empresas, como en la de los países, oscilamos entre las opiniones --las más de las veces-- y las convicciones. La trágica invasión de Ucrania, por ejemplo, está poniendo de relieve esa dicotomía. Por un lado la opinión de un agravio revestido de intereses expansionistas por parte de Putin y por otro la resistencia de la población ucraniana alimentada por fuertes convicciones. Como en estos días ha escrito el filósofo Yuval Harari en The Guardian, Putin ya ha perdido esta guerra por mucho que sus tanques arrasen el territorio pretendido: <i>“Las naciones </i>–escribe el filósofo e historiador-- s<i>e construyen sobre historias. Cada día que pasa agrega más historias que los ucranianos contarán en las décadas y generaciones venideras. El presidente que se negó a huir de la capital; los soldados de la Isla de las Serpientes que mandaron “a la mierda” a un buque de guerra ruso; los civiles que intentaron detener los tanques invasores sentándose en su camino. Este es el material con el que se construyen las naciones. A la larga, estas historias cuentan más que los tanques.”</i> Mientras Putin opina que tiene derecho a recuperar la antigua grandeza rusa, los ucranianos están convencidos de que quieren seguir siendo libres e independientes. Y en medio la sangre indistinguible de unos y otros.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;">Mirando de reojo la triste actualidad, lo que pretendo indicar es que, a mi modo de ver, la falta de convicciones, sustituidas por un exceso de opiniones, completa la figura de la incertidumbre. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;">En entornos como el empresarial, al que se dirige sobre todo esta ventana digital, las decisiones estratégicas se toman sobre datos que permiten hacer proyecciones de futuro. El análisis es primordial y la emoción debería ser secundaria, y con ella sus derivadas como el pálpito, la intuición o la corazonada que no son sino el séquito sin prejuicios de la emoción y ésta la espoleta que enciende el arsenal de opiniones que tenemos para casi todo. El “yo creo que…” es primo hermano del “yo siento que…” No necesitan explicarse porque no suelen tener explicación, se aceptan o se rechazan, pero tienen ese halo de inconformismo aventurero que tanto seduce y que a ciertos directivos les tienta permanentemente.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;">El poeta alemán Heinrich Heine visitaba cierto día con un amigo la Catedral de Amiens.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;">-<span style="white-space: pre;"> </span>¿Por qué ya no hacemos edificios como éste, Heinrich? </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;">-<span style="white-space: pre;"> </span>Porque antes, amigo mío, los hombres tenían convicciones; nosotros en cambio apenas tenemos opiniones y se requiere algo más que una opinión para construir una Catedral gótica. -respondió el poeta.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;">Las certezas que ahora nos faltan y añoramos son las catedrales góticas que ya no construimos. Quizá es que la incertidumbre está hoy especialmente bien alimentada por la ignorancia y la escasez de convicciones.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;">El problema, a veces, es que construir una convicción exige esfuerzo, reflexión y también un toque de ardor afectivo, de sentimiento. De esto último estamos sobrados, pero la madurez que exigen los primeros no abunda ni resulta siempre atractiva. Por ello la emoción sin más engendra solo creencias, que somos capaces de defender con pasión, eso sí, y de adornar con un “relato” atractivo, pero que no bastan para construir una Catedral.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;">Una convicción no es una ocurrencia sino el resultado de combinar los criterios propios con ideas y también con opiniones ajenas (pero de las “respetables”, de ésas que se sustentan en argumentos), y que en conjunto forman una estructura de pensamiento que se va interiorizando de modo que, cuando las circunstancias lo requieren, sale a la luz en forma de comportamiento convencido y convincente.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;">En la política, por ejemplo, las convicciones no suelen ser la norma sino la excepción. Los políticos revisten de ideología sus “convincentes” propuestas y los hay que son coherentes y mantienen una y otras sin depender del estado de agitación del rio revuelto de los votos. En el mundo de la economía y de la empresa en particular sus protagonistas se ven obligados a adaptarse constantemente a circunstancias que no controlan: competencia, mercado, cambios de todo tipo… Por eso la mochila de sus convicciones, a menudo volcada en el propósito que dirige su filosofía empresarial, debe hacer hueco a otro tipo de equipajes y ser también capaz de ponerse en pausa para simplemente sobrevivir a la espera de tiempos mejores. Si la incertidumbre nos zarandea, la ansiedad nos puede terminar por hundir.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;">La convicción no nace del simple espíritu crítico que cuestiona por sistema ideas, razones y evidencias a los que sentimos, por principio, el deber de enfrentarnos. Por cierto, conviene resaltar que, como cualidad, el espíritu crítico está cada día más valorado y forma ya parte de programas de estudio y de las habilidades profesionales más cotizadas. Pero no siempre queda claro cuánto tiene de moda ni se explica suficientemente desde qué presupuestos docentes y laborales se asume. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;"></span></p><blockquote><span style="font-family: trebuchet;">Conformar un adecuado espíritu crítico solo es posible si estudiamos referencias previas; si nos esforzamos por dotar de argumentos sólidos visiones y perspectivas diferentes sobre un tema; si, en suma, entendemos la crítica como un efecto natural y solvente del estudio y del análisis honesto y no como una actitud que a priori parece otorgar una cierta superioridad moral sobre los demás. </span></blockquote><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;">Da la impresión de que oponerse, como simplificación de lo que realmente es ejercitar una saludable crítica, es signo de personalidad y que tendemos a elevar una simple pose al rango de categoría intelectual. <b>El peligro reside en olvidar que un fanático no es más que un ignorante alardeando de espíritu crítico.</b></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;">Dicen los sicólogos que el estrés es bueno en su dosis justa porque nos mantiene alerta. Lo mismo ocurre con el miedo. La incertidumbre, sin embargo, que muy bien puede contener estrés y miedo como síntomas, no es muchas veces, según yo lo veo, más que el reflejo de nuestra esquelética sabiduría y nuestras flácidas convicciones.</span></p><div><br /></div>Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-81032981855786472752022-02-13T07:59:00.002-08:002022-02-13T08:24:21.402-08:00BUSINESS RHAPSODY<div style="text-align: left;"><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">El 31 de octubre de 1975 se lanzó al mercado el álbum “A nigth at the opera”, firmado por el grupo de rock Queen. Al decir de los entendidos, Queen es uno de los máximos exponentes, si no el mayor, del rock progresivo de los 80 y 90, destacando sobre todo por su virtuosismo vocal y por la personalidad de Freddy Mercury, su cantante. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-align: left; text-indent: -0.3pt;">El disco contenía una pieza obligada
en cualquier “playlist” (que se dice ahora) que se precie. Su título: “</span><a href="https://www.youtube.com/watch?v=fJ9rUzIMcZQ" style="text-align: left; text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">Bohemian Rhapsody</span></a><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-align: left; text-indent: -0.3pt;">”, 6 minutos alucinantes, llenos de juegos armónicos, de
cambios de ritmo, de caricias y bofetones musicales… y de un cierto misterio en
lo que al significado de su letra se refiere. Brian May, Roger Taylor, John
Deacon y el propio Freddy Mercury “parieron”, en fin, una obra maestra de ésas
que, como las del Bach más juguetón, no puedes dejar de saborear.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-align: left; text-indent: -0.3pt;">Si nos situamos en la época de su
grabación eran tiempos aún analógicos. Los registros se hacían en cintas
abiertas de ferro-cromo, en mesas de mezcla de 16 a 24 pistas que enseguida
fueron insuficientes para las pretensiones de Mercury. La solución fue mezclar
y remezclar sobre lo ya mezclado añadiendo voces e instrumentos, multiplicando
así su presencia y, en algunos fragmentos, incluso jugando con distintas
velocidades de reproducción-grabación. El hecho es que “Bohemian Rhapsody” no
es sino la fusión de tres piezas independientes que Fredy Mercury tenía hasta
entonces inconexas y se grabó durante tres semanas en 6 estudios de grabación
diferentes, sobre todo la parte del guitarrista Brian May. En suma, es un puzle
bien encajado, un caos con sentido, una “locura” como la calificó Elton John al
oírla por primera vez.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-align: left; text-indent: -0.3pt;">Cualquier estructura empresarial es
como la pieza de Queen, un conjunto de “melodías” en principio desacompasadas,
con diversas visiones y formas de “tocar” la partitura que impone un plan de
negocio y una estrategia de empresa. Es lógico, además, que aun manteniendo la
partitura ésta suene distinta según los músicos que la interpretan.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-align: left; text-indent: -0.3pt;">Estos días estamos asistiendo al
traspaso de poderes en la principal empresa de retail de España y una de las
más grandes del mundo, Inditex. Su fundador Amancio Ortega, encomienda a su
hija Marta la Presidencia del grupo que sustituye así a Pablo Isla, máximo
ejecutivo de la compañía desde 2011. Es un cambio generacional, que no de
filosofía, pero llegan nuevos “músicos” y seguro que tarde o temprano la
melodía Zara, Pull&Bear o Stradivarius sonará algo diferente, será su
“tempo”, será su timbre, quizá varíen algunos instrumentos, pero Inditex
continuará siendo reconocida mientras lo sean las notas que la definen.</span></p><p style="text-align: justify;"><b style="text-align: left; text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">¿Cuáles son, entonces, las condiciones
para que una organización mantenga su melodía productiva, incluso a partir de
ideas inconexas, criterios distintos o cambios de personas?</span></b></p><p class="MsoNormal" style="margin-left: .3pt; text-indent: -.3pt;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;"> La experiencia de Queen construyendo
Bohemian Rapsody nos da algunas pautas, y, seguramente, el futuro más o menos
próximo de Inditex nos ofrecerá los resultados.<o:p></o:p></span></p><p style="text-align: justify;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://ichef.bbci.co.uk/news/1024/branded_news/A65D/production/_89598524_rockfield.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="450" data-original-width="800" height="360" src="https://ichef.bbci.co.uk/news/1024/branded_news/A65D/production/_89598524_rockfield.jpg" title="Master original de la grabación" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Master original de la grabación</td></tr></tbody></table><br /><b><span style="font-family: helvetica;">EL VALOR DE UN PUZLLE TAMBIÉN ESTÁ EN SUS PIEZAS</span></b></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">¿Cómo unas piezas inconexas adquieren tal capacidad de impactar? En mi opinión por dos motivos principales: porque su calidad particular resistía el troceado al que hubo que someterlas y porque el grupo dio un sentido al conjunto, un propósito diríamos en términos de management, que era principalmente hacerse uno con la multitud allí presente. La fusión musical adquirió así una función, conectar con el público.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">El disco contenía una pieza obligada en cualquier “playlist” (que se dice ahora) que se precie. Su título: “</span><a href="https://www.youtube.com/watch?v=fJ9rUzIMcZQ" style="font-family: helvetica;" target="_blank">Bohemian Rhapsody</a><span style="font-family: helvetica;">”, 6 minutos alucinantes, llenos de juegos armónicos, de cambios de ritmo, de caricias y bofetones musicales… y de un cierto misterio en lo que al significado de su letra se refiere. Brian May, Roger Taylor, John Deacon y el propio Freddy Mercury “parieron”, en fin, una obra maestra de ésas que, como las del Bach más juguetón, no puedes dejar de saborear.</span><span style="font-family: helvetica;"><a href="https://www.master-sevilla.com/wp-content/uploads/puzzle-3476454_640.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="352" data-original-width="640" height="352" src="https://www.master-sevilla.com/wp-content/uploads/puzzle-3476454_640.jpg" width="640" /></a></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Si nos situamos en la época de su grabación eran tiempos aún analógicos. Los registros se hacían en cintas abiertas de ferro-cromo, en mesas de mezcla de 16 a 24 pistas que enseguida fueron insuficientes para las pretensiones de Mercury. La solución fue mezclar y remezclar sobre lo ya mezclado añadiendo voces e instrumentos, multiplicando así su presencia y, en algunos fragmentos, incluso jugando con distintas velocidades de reproducción-grabación. El hecho es que “Bohemian Rhapsody” no es sino la fusión de tres piezas independientes que Fredy Mercury tenía hasta entonces inconexas y se grabó durante tres semanas en 6 estudios de grabación diferentes, sobre todo la parte del guitarrista Brian May. En suma, es un puzle bien encajado, un caos con sentido, una “locura” como la calificó Elton John al oírla por primera vez.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Cualquier estructura empresarial es como la pieza de Queen, un conjunto de “melodías” en principio desacompasadas, con diversas visiones y formas de “tocar” la partitura que impone un plan de negocio y una estrategia de empresa. Es lógico, además, que aun manteniendo la partitura ésta suene distinta según los músicos que la interpretan. <span style="font-family: helvetica;"></span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Estos días estamos asistiendo al traspaso de poderes en la principal empresa de retail de España y una de las más grandes del mundo, Inditex. Su fundador Amancio Ortega, encomienda a su hija Marta la Presidencia del grupo que sustituye así a Pablo Isla, máximo ejecutivo de la compañía desde 2011. Es un cambio generacional, que no de filosofía, pero llegan nuevos “músicos” y seguro que tarde o temprano la melodía Zara, Pull&Bear o Stradivarius sonará algo diferente, será su “tempo”, será su timbre, quizá varíen algunos instrumentos, pero Inditex continuará siendo reconocida mientras lo sean las notas que la definen.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">¿Cuáles son, entonces, las condiciones para que una organización mantenga su melodía productiva, incluso a partir de ideas inconexas, criterios distintos o cambios de personas? La experiencia de Queen construyendo Bohemian Rapsody nos da algunas pautas, y, seguramente, el futuro más o menos próximo de Inditex nos ofrecerá los resultados.</span></p><p class="MsoNormal" style="margin-left: .3pt; text-indent: -.3pt;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;"><b>EL VALOR DE UN PUZZLE ESTÁ EN SUS
PIEZAS</b><o:p></o:p></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Freddy Mercury tenía las partes de “algo” en su cabeza. Al principio no sabía si iban a formar un todo común porque en realidad eran bastante diferentes: había opera, rock, solos de piano, ideas para armonías, coros… Era un rompecabezas a falta de lo más básico, el modelado de cada pieza para encajar con otra. Porque lo interesante aquí es que cada parte se perfile para que encaje a la perfección solo con otras dos o tres piezas y crear un subconjunto exclusivo y diferenciado.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Muchas veces la organización se encuentra con excelentes profesionales que, no se sabe por qué razón, no terminan de sintonizar con el resto, mermando así sus posibilidades productivas y su rentabilidad. El problema suele ser de ubicación. La labor del responsable en este caso debe iniciarse, en mi opinión, por evaluar muy bien el valor integral del trabajador, sin contaminarse todavía por su entorno laboral. Ese valor bruto es el que hay que preservar al máximo. Es la porción de líneas y colores de la pieza que dará sentido a sus vecinas en el puzle general. Es la pequeña melodía que encontrará su armonía con otros instrumentos y notas hasta encontrar su propia personalidad. Por eso digo que seguramente estudiando dónde puede ensamblarse de forma natural esa pieza, ese trabajador, retocando lo menos posible sus aristas habremos dado un paso importante para obtener su mayor rendimiento.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Es frecuente que las empresas se empeñen en esculpir a su medida a sus profesionales. De hecho, se valora como fundamental hoy en día la capacidad de adaptación de los candidatos al puesto de trabajo. La cuestión está en que esa adaptación, si es necesaria, sea por ambas partes y sea inteligente, es decir hecha de tal forma que se preserven el conjunto de conocimientos y habilidades por los que el trabajador resulta interesante encontrando la mejor ubicación para su mayor rendimiento.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-align: left; text-indent: -0.3pt;">Estoy convencido de que </span><b style="font-family: Univers, sans-serif; text-align: left; text-indent: -0.3pt;">en una
empresa la suma del valor de sus individualidades siempre supera al del
conjunto</b><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-align: left; text-indent: -0.3pt;">. Se me dirá que el valor de una marca va más allá y creo que no.
Lo que va más allá es la percepción de ese valor construida a base de
estrategias de marketing. Algo distinto es que la suma del activo que suponen los
individuos otorgue un nuevo sentido al conjunto, al igual que un puzle
completado adquiere un significado diferente gracias a la adecuada organización
de sus piezas.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-align: left; text-indent: -0.3pt;">En el estudio realizado por Deloitte
“Eficiencia y Rentabilidad 2025” queda claro que uno de los vectores que
permitirán asentarse a las empresas en el futuro es poner al trabajador en el
centro. Es cierto que la mano de obra, tal y como la conocemos desde la
revolución industrial, va a ser cada vez menos “mano” y más algoritmo, y por
ello la capacidad laboral de los humanos se centrará más en sus capacidades
exclusivas, aquellas que exigen razonamiento, creatividad, intuición… La
personalidad de una organización también es moldeable y se va formando a base
de experiencias, de la influencia del entorno, del aprendizaje y, sobre todo, a
partir de la propia forma de ser “humana” de los miembros que pasan por ella a
lo largo del tiempo. Es una personalidad líquida y, por tanto, adaptable y ese
esfuerzo debe ser mutuo.</span></p><p class="MsoNormal" style="margin-left: .3pt; text-indent: -.3pt;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;"><b>HACER DE LA FUSIÓN FUNCIÓN<o:p></o:p></b></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Queen tuvo uno de los momentos más mágicos de su carrera en el concierto más breve que ofreció a lo largo de la misma. Era el 13 de julio de 1985, en el Estadio de Wembley, ante 72.000 personas convocadas al Concierto Live Aid para recaudar fondos con los que paliar la hambruna en Etiopía. La actuación del grupo duró apenas 20’, dicen muchos que insuperables en la historia del rock en vivo. Era el tiempo que tenían y que aprovecharon fusionando en un todo fragmentos de siete de sus canciones más emblemáticas entonces, incluida, claro está, Bohemian Rapsody. </span><a href="https://www.youtube.com/watch?v=EjXetWK-Ur8" style="font-family: helvetica;" target="_blank">El resultado fue impactante.</a><span style="font-family: helvetica;"> </span><a href="https://www.revolutionparts.com/wp-content/uploads/2017/06/Parts-Department-Business-Plan.jpg.webp" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="700" height="229" src="https://www.revolutionparts.com/wp-content/uploads/2017/06/Parts-Department-Business-Plan.jpg.webp" width="400" /></a></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Los elementos humanos y materiales que forman esa unidad productiva llamada empresa deben fusionarse de tal forma que su disparidad no solo no perjudique sino que potencie su rendimiento. Para ello necesita el combustible de un objetivo que le impulse.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Tomemos la innovación como ejemplo. Tres de los tipos de innovación más valiosos para las empresas son las referidas a la Red, la Estructura y los Procesos. Innovar en redes que favorezcan las conexiones con los otros y crear valor, en estructuras que sirvan para alinear talento y activos hacia un mismo propósito y en procesos que se abran a la aportación de los trabajadores incentivada desde arriba. Todos estos factores tienen en común que se apoyan en las partes para mejorar el todo. Pues bien, sirven de poco si, una vez coordinados y lograda su complementariedad operativa, no logran la conexión con el interlocutor que las debe retroalimentar.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Aquel día, si el estadio de Wembley hubiese estado vacío, Mercury y sus compañeros podrían haber hecho también alarde de sus aptitudes musicales dejando quizá constancia grabada de su calidad para disfrute entre las cuatro paredes de su habitación de fans y rockeros en general. Pero el éxito superó lo previsible a partir de la comunión que lograron con las decenas de miles de personas allí congregadas que dejaron de ser espectadores para formar parte del show que alcanzó más allá de los límites del escenario.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Pongamos que cuando la empresa actúa su auditorio es el mercado. Puede dirigirse a él de muchas maneras pero la chispa surge cuando son las personas las que conectan desde un lado y otro, no los logotipos y el perfil psico-socio-económico del buyer persona que corresponda. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">¿Por qué están teniendo semejante éxito las plataformas de streaming? No han inventado el lenguaje audiovisual, ni su tecnología, ni ofrecen dispositivos novedosos, ni tan siquiera incluyen las palomitas en su oferta. Creo que el éxito está en que nos han puesto al alcance de un mando a distancia una orgía de emociones a elegir, de rápida digestión, que se parecen a las de nuestra realidad o a las de nuestros sueños y, sobre todo, que se engarzan con nuestro yo más íntimo y auténtico. La marca puede conectar con el consumidor en el punto de venta y creer que el suyo es un matrimonio indisoluble como certifica el ticket de compra, pero será amor de un día si el cosquilleo provocado es superficial y además puntual.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">“Empatía”, esa palabra tan manida entre los gurús del coaching (que Dios confunda) se añadió a la terminología de la sicología a principios del S. XX y, etimológicamente, significa participar de manera objetiva y racional de los sentimientos y las ideas del otro. Para lograrla hay que trabajar porque no suele surgir espontáneamente. Es un primer paso, sin duda. Pero el salto definitivo surge cuando la unión con el mercado no se sostiene en la empatía, sino en la simpatía (del griego “sufrir con”), es decir, de compartir afectos y emociones, sin saber muy bien por qué, de manera irracional.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">En resumen, Queen nos da un par de lecciones. La primera que desde lo diferente e inconexo puede construirse algo nuevo y valioso cuando la fusión se hace con coherencia y un propósito definido. Y la segunda, que, logrado lo anterior, el resultado mejora exponencialmente si, además, se logra conectar con nuestro destinatario por la vía de la simpatía mejor que por la de la empatía.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;">Me temo que las empresas que vienen, cada vez más robotizadas a todos los niveles, van a requerir cuidar aún más los latidos “de toda la vida” a uno y otro lado del mostrador. </span></p><span style="font-family: arial;"><p style="text-align: justify;"> </p></span></div>Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-32844482521167431692021-09-09T04:33:00.011-07:002021-09-09T04:45:38.430-07:00OKUPAS DIGITALES<p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Open Sans;"><span>Te</span><span>xtaphrenia, Ringxiety y Fomo suenan a personajes de una película de dibujos animados, pero, en realidad, denominan algo</span><span> mucho menos divertido y bastante más preocupante. Llegan a estas líneas porque, entre las enfermedades sociales, son ya numerosas las derivadas del uso mal entendido de internet y los dispositivos que lo ponen a nuestro alcance. Las mencionadas identifican algunos de sus síntomas más llamativos.</span></span></p><p></p><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Open Sans;">FOMO es el acrónimo de “fear of missing out”, traducido: “miedo a perderse, a quedarse fuera”.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Open Sans;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: right;"><a href="https://www.digitalmarketingschool.id/wp-content/uploads/2020/09/YOLO-FOMO.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; text-align: justify;"><span style="font-family: Open Sans;"><img border="0" data-original-height="533" data-original-width="800" height="213" src="https://www.digitalmarketingschool.id/wp-content/uploads/2020/09/YOLO-FOMO.jpg" width="320" /></span></a></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Open Sans";">El fenómeno </span><a href="https://orbiumadicciones.com/nuevas-tecnologias/fenomeno-fomo-fear-of-missing-out/" style="font-family: "Open Sans";">está relacionado con la ansiedad</a><span style="font-family: "Open Sans";"> generada por el temor a perderse un evento social o cualquier otra experiencia de cuyo conocimiento te enteras por medio de las redes sociales. Lleva, por tanto, a la necesidad irresistible de estar continuamente conectados a internet y participar de manera activa en todas aquellas conexiones que nos relacionan con los otros, conocidos o desconocidos. Si nos fijamos, es el resultado extremo de ignorar las relaciones reales a cambio de volcarse casi exclusivamente en la interacción virtual.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Open Sans";"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Open Sans";">Como Ringxiety y Textafrenia, en tanto que vinculados a lo digital, el </span><a href="https://doi.org/10.19083/ridu.2020.1187" style="font-family: "Open Sans";">síndrome</a><span style="font-family: "Open Sans";"> resulta hoy de influencia transversal. De ahí que guarde relación con la salud, la educación, la comunicación, la ética, etc. Gary Turk hizo viral un</span><a href="https://youtu.be/Z7dLU6fk9QY" style="font-family: "Open Sans";" target="_blank"> video en YouTube</a><span style="font-family: "Open Sans";"> en el que exponía el fenómeno Fomo en toda su crudeza.</span></div><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Open Sans;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Open Sans;">La palabra RINGXIETY surge de la fusión de las palabras inglesas “ring” y “anxiety”, es decir, “ansiedad del timbre”. Para entenderlo mejor digamos que es una experiencia que todos hemos tenido en algún momento: varias personas están juntas y un teléfono móvil comienza a sonar. Al instante, todo el mundo empieza a hurgar frenéticamente en bolsillos y carteras con la ansiosa creencia de que debe ser el propio. La actividad solo cesa cuando uno del grupo saca triunfalmente su móvil y dice: ' ‘Es el mío… ¿Dígame…¿’</span></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;"><span style="color: #cc0000; font-family: Shadows Into Light Two; font-size: medium;"><b>La tensión provocada por la posibilidad de escuchar el móvil en cualquier momento y en cualquier lugar genera un cierto grado de ansiedad: la ansiedad del timbre o Ringxiety.</b></span></blockquote><p></p><p></p><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Open Sans;"> El síndrome puede incluirse en el también conocido como “Síndrome de la vibración o timbre fantasma” y adquiere otros nombres como “Fauxcellarm” o ”falsa alarma del móvil”. Ya en 2006, en el <a href="https://is.gd/IU5xog">New York Times se escribía sobre ello</a>: “Esta ilusión de audio, llamada timbre de teléfono fantasma o, más caprichosamente, ansiedad de timbre o falsa alarma, ha surgido recientemente como un tema de discusión en Internet y se ha convertido en una nueva razón para que las personas se quejen de la saturación tecnológica de la vida moderna o cuestionen su cordura ''. </span></div><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://static01.nyt.com/images/2006/05/04/fashion/07phan.xl.jpg?quality=90&auto=webp" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: Open Sans;"><img border="0" data-original-height="309" data-original-width="600" height="309" src="https://static01.nyt.com/images/2006/05/04/fashion/07phan.xl.jpg?quality=90&auto=webp" width="600" /></span></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="background-color: white; color: #888888; font-size: 13.8125px; letter-spacing: 0.138125px; text-align: left;"><span style="font-family: Open Sans;">Douglas B. Jones</span></span></td></tr></tbody></table><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Open Sans;">Por su parte, Textaphrenia (o Textafrenia) es la sensación de haber oído la notificación o notado la vibración que avisa de un nuevo mensaje cuando, en realidad, no existe más que en tu imaginación, así como también la constante revisión del móvil después de enviar un mensaje a la espera de respuesta.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Open Sans;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Open Sans;">L</span><span style="font-family: "Open Sans";">a magnitud del problema de la dependencia de la interacción digital que lleva a trastornos como los mencionados ha sugerido calificarlo en algunos estudios como “</span><a href="https://www.longdom.org/open-access/textaphrenia_an_emerging_silent_pandemic.pdf" style="font-family: "Open Sans";">Una pandemia emergente silenciosa</a><span style="font-family: "Open Sans";">” o a acuñar el término –creo que bastante acertado—de “</span><a href="http://agenciadenoticias.unal.edu.co/index.php?id=1937&L=2&tx_ttnews%5Btt_news%5D=67062&cHash=3a2f0696d966f7a960d75dbb12d747c6" style="font-family: "Open Sans";" target="_blank">tecno-estrés</a><span style="font-family: "Open Sans";">”. Y no es una broma por su extensión y su gravedad sobre todo entre los jóvenes.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Open Sans";"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Open Sans";">Textaphrenia, Ringxiety y Fomo muestran distintos síntomas de un mismo problema que tiene derivaciones sicológicas y por tanto afecta a la salud, pero que también perturba otras muchas áreas. Toda adicción que modifica el normal comportamiento, nos priva del contacto natural con el entorno y con los demás y resulta de imposible o muy difícil control por parte del afectado debe encender las alarmas de los implicados y, sobre todo, preguntarnos las causas por las que algo en principio bueno y útil como internet y su aplicación en las llamadas redes sociales, puede trastocarse en algo tan perverso y dañino.</span></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;"><span style="color: #cc0000; font-family: Shadows Into Light Two; font-size: medium;"><b>La respuesta es simple: porque casi todo en internet está construido para fijar nuestra atención, acaparar nuestro interés, controlar nuestras relaciones y marcarnos el camino de la “feliz vida digital en la que todo es posible con solo una pantalla y una conexión”.</b></span></blockquote><p><span style="font-family: "Open Sans"; text-align: justify;">Marta Peirano, en su excelente libro “El enemigo conoce el sistema”, lo explica de forma concienzuda.</span></p><p><span style="font-family: "Open Sans"; text-align: justify;"><br /></span></p><p><span style="font-family: "Open Sans"; text-align: justify;">Para empezar, conviene recordar lo que apuntaba Mark Wieser en su libro “The computer for the 21st Century”: “Las tecnologías más significativas son aquellas que desaparecen al entrelazarse en el tejido de la vida cotidiana hasta que son indistinguibles de la vida misma.” Eso se logra haciéndolas sencillas, atractivas, baratas, polivalentes y capaces de provocar reacciones cerebrales placenteras, es decir, que induzcan a repetir el ciclo acción-recompensa. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Open Sans";"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Open Sans";">Si recordamos que Facebook, Messenger, Instagram y WhatsApp están hoy bajo un mismo paraguas que sostiene una sola persona, Mark Zuckerberg, caemos en la cuenta de que ese paraguas representa --es, de hecho—una de las muestras de poder más evidente de nuestro mundo. La prueba de ello es que el poder que ostenta no tiene detrás una ideología, ni falta que le hace.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Open Sans;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Open Sans;">El desencadenante de las patologías que veíamos al principio se suele expresar con la palabra engagement cuyo significado tiene una doble vertiente: compromiso y participación. Primero, conseguir que firmes el contrato (I accept, I agree, Acepto los términos de Usuario), algo que se logra sin dificultad haciendo scrooll hasta el final de las diez o quince mil palabras que suele tener. Y segundo, convertir el uso y disfrute de la aplicación en una suma de gestos sencillos y fáciles de automatizar. A estos elementos, compromiso y posibilidad de hacer “habituales” (de hábito) el acceso y el uso, hay que sumar la motivación. Es aquí donde entran en juego Fomo y las demás.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Open Sans";"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Open Sans";">¿Qué irresistibles motivaciones manejan, por ejemplo, las redes sociales? La principal es la proponer la disyuntiva de la aceptación o el rechazo social. La necesidad imperiosa de ocupar un lugar en el grupo, de ser referente, de ser citado, convocado, objeto de likes, memes, selfies, comentarios etc… lleva a la angustia patológica de comprobar permanentemente si en efecto se cumplen nuestras expectativas. Y para eso las aplicaciones lo ponen fácil: aparecen por defecto en la pantalla principal del móvil, no necesitas configurarlas y basta un toque para cumplir la promesa de tu ración de dopamina, o lo contrario.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Open Sans";"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Open Sans";">Pensemos también en las plataformas de streaming, Netflix, Amazon Video, HBO y otras. Juegan con el mismo principio. En este caso, además, con el apoyo de guionistas hábiles que saben cómo cautivar a distintos segmentos de público con historias y patrones que casi nunca fallan. Así nos vamos empapando de la motivación conforme vemos la serie. Pero del resto no nos tenemos que preocupar porque al final de un capítulo no necesitamos hacer nada para ver el siguiente, y el siguiente, y el…. En YouTube ocurre lo mismo. Es más, YouTube, propiedad de Google, crea una página exclusiva para cada uno de nosotros con una oferta (playlist) “a medida” basada en el algoritmo de recomendación que alimentamos con nuestras progresivas elecciones. YouTube aprende enseguida qué nos gusta y nos lo ofrece empaquetado y con cada vez más de videos de “esos” que nos encantan. </span></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: justify;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPrFqsIvFPUupsiNSmHqqG2BvxjOk-EWV1gr6Ak6JWOlyIMLc_VDPI0_hgNeDnJS_YtI4Uwn6V2it8LyubPXwpzv_hJaYaVkot8YjyGNVsmtse6B2KWnMlVlF2rqqQfkOP9hCPodpRe7k/s854/enemigo.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: Open Sans;"><img border="0" data-original-height="506" data-original-width="854" height="238" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPrFqsIvFPUupsiNSmHqqG2BvxjOk-EWV1gr6Ak6JWOlyIMLc_VDPI0_hgNeDnJS_YtI4Uwn6V2it8LyubPXwpzv_hJaYaVkot8YjyGNVsmtse6B2KWnMlVlF2rqqQfkOP9hCPodpRe7k/w400-h238/enemigo.jpg" width="400" /></span></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: Open Sans;">http://bellidopress.blogspot.com/</span></td></tr></tbody></table><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Open Sans;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Open Sans;">Retomo un párrafo de Marta Peirano que resume el fondo de la cuestión: “La industria aún no sabe cómo controlar las emociones, pero se ha especializado en detectar, magnificar o producir las que más beneficio generan: indignación, miedo, furia, distracción, soledad, competitividad, envidia. Esta es la banalidad del mal de nuestro tiempo: los mejores cerebros de nuestra generación están buscando maneras de que hagas más likes. Y no es verdad que estemos libres de culpa. </span></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;"><span style="color: #cc0000; font-family: Shadows Into Light Two; font-size: medium;"><b>El algoritmo es el okupa de nuestro tiempo. Va tomando posesión de nuestra vida a la vez que nos la facilita. Nos roba mientras sonríe hasta conseguir incluso que le demos las gracias. </b></span></blockquote><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Open Sans;">Y lo hace con todas las de la ley, y, si no, apenas se lleva un tirón de orejas.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Open Sans";"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Open Sans";">Entre 2008 y 2010, </span><a href="https://www.lamarea.com/2019/09/16/con-la-crisis-climatica-las-fronteras-seran-muy-fluidas-y-podran-vigilar-grandes-masas-de-gente/" style="font-family: "Open Sans";" target="_blank">los coches de Google salieron a fotografiar las calles</a><span style="font-family: "Open Sans";"> de más de treinta países. Hubo personas que se quejaron de que las cámaras invadían su intimidad, mostrando al mundo sus hogares sin haberles pedido permiso. Google lo arregló inmediatamente con un delicado pixelado sobre rostros, matrículas... Era la coartada perfecta, porque la verdadera invasión estaba ocurriendo en la esfera de lo invisible: los coches de Google iban capturando todas las señales wifi de todos los edificios por los que pasaban, incluyendo los nombres de las redes (ESSID), las IP, las direcciones MAC de los dispositivos. También iban acumulando la gran cantidad de correos privados, contraseñas y todo tipo de transmisiones emitidas por redes abiertas y routers domésticos mal protegidos. Cuando fueron descubiertos por las autoridades alemanas de protección de datos, llegaron a decir que su “`pecado” era en realidad un servicio público porque había demostrado a los ciudadanos lo vulnerables que eran las redes wifi abiertas y la importancia de proteger mejor la información. Pagaron siete millones de multa (Google tuvo unos ingresos en 2020 de 182.000 millones de dólares) y asunto terminado.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Open Sans";"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Open Sans";">Estamos “okupados”. Y lo sabemos. Pero no nos importa. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Open Sans;"><span><br /></span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Open Sans;"><span>(Os dejo. Me acaba de vibrar el móvil </span>…)</span></p><p> </p>Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-91840284917074471622021-06-16T10:23:00.001-07:002021-06-16T10:23:19.596-07:00DATOS, PARA QUÉ OS QUIERO…!<p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Esta mañana, como casi todas, he salido a hacer ejercicio con una caminata rápida, tal como me recomienda mi médico y reclaman mis articulaciones. Lo hago mientras oigo música y disfruto del entorno, abstraído de otras cuestiones. Al llegar a casa, sin embargo, un artilugio colgado de mi muñeca me dice que he dado 3.797 pasos, recorrido 2.91 kms, quemado 184 calorías, latido con una frecuencia media de 106 por minuto y todo ello durante 36’ 26”, entre otras menudencias. No sé si sentirme agotado, satisfecho o abrumado.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blog.item24.com/item-wp-content/uploads/2019/11/bedeutung-von-big-data-fuer-den-maschinenbau-artikelbild.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="535" data-original-width="800" src="https://blog.item24.com/item-wp-content/uploads/2019/11/bedeutung-von-big-data-fuer-den-maschinenbau-artikelbild.jpg" title="blog.item24.com" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">blog.item24.com</td></tr></tbody></table></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">A 10.600 kms. del lugar de mis paseos, hace unos años, Shigeomi Koshimizu, profesor en el Instituto Avanzado de Tecnología Industrial en Tokio de materias como Ingeniería de Diseño Conceptual y autor de estudios como </span><a href="https://www.researchgate.net/publication/245333039_Detection_of_ductile_to_brittle_transition_in_microindentation_and_microscratching_of_single_crystal_silicon_using_acoustic_emission" style="font-family: arial;">“Detección de transición de dúctil a frágil en microindentación y micro rayado de silicio monocristalino mediante emisión acústica”</a><span style="font-family: arial;"> (listo parece), se dedica al arte y la ciencia de analizar el trasero de los demás. Cuando alguien está sentado, el contorno del cuerpo, la postura y la distribución del peso pueden cuantificarse y tabularse. Koshimizu y su equipo de ingenieros convirtieron los traseros en datos, midiendo con sensores la presión en 360 puntos diferentes del asiento de un coche. El resultado es un código digital único para cada individuo que demostró tener una efectividad de acierto en el reconocimiento individual del 98%. El sistema permitía detectar si el conductor era el autorizado o se le pedía una contraseña, variaciones bruscas de postura en previsión de accidentes o identificación a partir de sus posaderas del aficionado a llevarse vehículos ajenos.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En resumen y para entendernos, por su culo los conoceréis o, en su defecto, váyase a paseo como yo cada mañana.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Estos simples ejemplos ilustran que <b>nuestra vida está pasando a depender de la información que generamos</b>. Se nos mide ya en bits acumulados por nuestra forma de vida que conforman un diario personal pero fuera de control. Además, en este contexto, cada uno de nosotros importamos poco porque el valor de nuestros datos lo otorga la masa (big) con no sabemos qué criterios.</span></p><h3 style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Dato = jugo de realidad exprimida y filtrada.</span></h3><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">La ciencia de los datos transformada en inteligencia predictiva es el mayor recurso de investigación y desarrollo que el ser humano ha sido capaz de crear. En realidad, la materia prima siempre la tuvimos ahí, pero hasta hace poco no supimos excavar en tales minas (data mining) para explorarlas y extraer su riqueza. El valor de los datos, en efecto, no está en su existencia sino en los resultados de su análisis que nos indican cambios en comportamientos, sistemas o procesos. En la Edad Media, pongamos por caso, el tiempo que tardaba un carruaje tirado por dos mulas en llegar de un punto a otro era una información que podía ser relevante pero no tenía más consecuencias que, quizá, evidenciar la vejez de las mulas. Hoy, ese dato podría derivar en modificar el diámetro de las ruedas del carro, cambiar la alimentación de los animales, diseñar un nuevo asiento para el cochero o recomendar hacer el trayecto a una hora determinada del día. Es el dato exprimido para extraer el jugo de la realidad que se convierte así en información.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Las nuevas tecnologías viven de los datos, de los que reciben como su imprescindible combustible y también de los que generan y devuelven bajo múltiples formas, con abundantes y a veces interesados filtros y no siempre inocentes propósitos. En este terreno el componente tecnológico está ya resuelto, aunque seguro que el futuro no dejará de sorprendernos; el componente profesional avanza, si bien con un amplio margen de crecimiento a juzgar por las bolsas de empleo aún sin cubrir; y el componente ético está todavía pendiente de reflexión, con apenas algunos atisbos de normativa pero sin la madurez y contraste que pide semejante revolución.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b>La ciencia de los datos está adquiriendo tal envergadura porque se ha introducido en los recovecos más recónditos y aparentemente insignificantes de nuestra vida, nuestro cuerpo y nuestro pensamiento. Ha encontrado ahí un terreno fértil para sembrarnos inquietudes, necesidades y deseos.</b> Hasta hace poco los pasos que yo camino por las mañanas y mi ritmo cardiaco mientras lo hago solo me concernían a mí, con el valor que yo quisiera darles. Ahora, esos datos escapan de mi dominio en cuanto se generan, producen efectos que desconozco a niveles que ni puedo imaginar y seguramente se terminarán transformando en algún momento en nuevos modelos de zapatillas deportivas y cambios en la prima de mi seguro de salud. Bien es cierto que, según IBM, el 90% de todos los datos que generan nuestros dispositivos conectados nunca se analiza, y el 60% de estos datos empiezan a perder valor en cuestión de milisegundos. Según esto, al parecer, hemos encontrado el tesoro pero no siempre sabemos qué hacer con él.</span></p><h3 style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"> Algoritmos y datos, entre la cultura y la profecía.</span></h3><div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">La reflexión que me permito a este propósito surge de algunas preguntas: <b>¿es posible que estemos avanzando hacia una cultura que gire exclusivamente alrededor de la información que producimos?</b> ¿Esta obsesión por los datos nos está llevando quizá a entronizar la detección de tendencias en perjuicio del análisis de las causas? Y, al hilo de lo anterior, ¿en dónde confluyen nuestra capacidad de hacer –de inventar, analizar, programar, predecir… --con nuestra necesidad de ser --individuales, irrepetibles, autónomos, libres--…?</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Recordemos que el soplo de vida de los datos lo proporciona el algoritmo, esa herramienta que facilita la recolección, segmentación y análisis de los mismos. Sin él nada de esto sería posible. El algoritmo se encarga de establecer “modelos” que se van perfilando y ajustando mediante constantes pruebas de contraste con la actividad en la red de redes. Son como un traje siempre cogido con alfileres… por si acaso. El “big” que acompaña a los datos consigue que tales modelos se conviertan en patrones de comportamiento y, por tanto, en predicciones de conducta. … Y todo ello en una permanente retroalimentación, un bucle del que es imposible escapar y que, como individuos, puede provocar una especie de “reflujo mental” tan desagradable como el gástrico.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://bigdatamagazine.es/wp-content/uploads/2019/07/bigdata_dinero_dolar_money.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="433" data-original-width="800" src="https://bigdatamagazine.es/wp-content/uploads/2019/07/bigdata_dinero_dolar_money.jpg" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">bigdatamagazine.es</td></tr></tbody></table><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">A la primera pregunta, por tanto la respuesta es sí,</span><b style="font-family: arial;"> hoy somos los datos que generamos y valemos según la utilidad de tales datos.</b><span style="font-family: arial;"> No le pidamos pues ni a Facebook, ni a Google ni a nuestro Banco mayor comprensión y empatía que la que les ofrece la información que obtienen de nosotros en forma de interacciones, búsquedas o movimientos de cuenta.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Más inquietante, si cabe, es tener que responder a la segunda cuestión también en sentido afirmativo. Según esta realidad que vivimos, <b>los hechos-datos no importan tanto por sus causas sino por sus consecuencias, o, mejor aún, por la probabilidad estadística de que se repitan con más o menos variables, es decir, como llave de predicción de futuro.</b></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Permítaseme un ejemplo para que yo, el primero, lo entienda mejor.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Está ya generalizado el uso del llamado “dinero de plástico” (ahora “encerrado” en el móvil). Sobre todo cuando estas formas de pago van asociadas o coinciden con las “tarjetas de cliente” o de fidelización dejan un rastro completo, en cantidad y calidad de información, de nuestros hábitos de compra, que es tanto como decir, de nuestro “valor” socioeconómico. Por ellas se sabe el gasto medio que hacemos, en qué día de la semana y con qué frecuencia, si lo hacemos a crédito o a débito, nuestra solvencia económica, qué productos consumimos más y, por tanto, número y gustos de la unidad familiar, nivel de fidelidad con marcas, respuesta a las novedades…. Y si esta información se cruza con las consultas sobre marcas que hacemos en la web, los comentarios que dejamos en las redes y hasta nuestro recorrido en el punto de venta a través del geolocalizador del móvil y las cámaras del establecimiento,… primero (a mi al menos) me entra un agobio que me dispara las palpitaciones y hace que nos preguntemos qué conclusiones se sacan de tal cúmulo de datos. Pues bien, a los dueños de nuestras tarjetas (bancos y puntos de venta) no les interesa ni les importa si de tal información se deduce que pasamos por una situación laboral y económica delicada, vivimos solos, compramos lo más barato y nos atraen poco las marcas y los colores de los envases. Es decir, lo de menos son las posibles causas que motivan nuestro comportamiento; lo que valen son los indicadores que nuestra conducta pasada anticipa de cara al futuro. Como alguien dejó escrito con acierto: “ pasamos del paradigma de la causalidad al de la correlación”. No nos intrigan los motivos de lo ocurrido sino la tendencia que ello manifiesta.</span></div><h3 style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">¡Pobre Cervantes!</span></h3></div><div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Google es el gran gurú de nuestra época. Su negocio es la publicidad personalizada, pero hace ya 4 años que reconoció que ya tenía suficientes datos sobre nosotros como para no tener que husmear más con sus rastreadores algorítmicos en nuestro correo de Gmail; le bastaba con saber qué hacíamos en You Tube, en Chrome y en el resto de “servicios gratuitos” que nos ofrece y usamos sin parar. Con eso su dominio en el mercado de los anuncios está asegurado: entre Google y Facebook acaparan 85 de cada 100 dólares invertidos en internet. Pero, negocio aparte, si el 15 % de los habitantes del mundo están utilizando ahora alguno de los productos de Google-Alphabet (y lo están), dándole gratis ingentes cantidades de información personal, tiene suficientes datos en tiempo real como para entender qué piensa el planeta y para qué, no tanto el porqué que es pasado y carece de interés. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">No solo la ciencia y el consumo, también la cultura y el arte llevan camino de reducirse a datos, algoritmos y resultados predictivos. El Big Data junto con la Inteligencia Artificial ya están creando guiones para películas y series, pero esto era algo que ya intuíamos a la vista de la conversión del audiovisual casi en comodity. Lo difícil es imaginar el fenómeno a niveles más elementales, por ejemplo, como lectores, de esos que pierden la noción del tiempo enfrascados en una novela, un ensayo o unos versos. No hay problema. Para eso está la web <a href="https://howlongtoread.com/">https://howlongtoread.com/</a> que nos dice cuánto tardaremos en leer el próximo libro que tengamos en mente. Yo mismo, si emprendo de nuevo la lectura de El Quijote ya sé que tardaré 10 h. 2’ a un promedio de 242 palabras/minuto. Ese es el dato importante, lo demás es casi irrelevante porque Sancho Panza, el pobre, por no tener no tenía, como yo, ni un reloj que contara sus pasos y le diera el pálpito.</span></div></div><div><br /></div>Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-15291563617327740332021-05-12T11:20:00.005-07:002021-05-12T11:20:54.421-07:00EL ROBOT QUE SABÍA DEMASIADO… POCO<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;">Se titulaba “Rosumori Umelí Roboti”
(Robots artificiales – o universales-- Rossum), pero </span><a href="https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/capek.htm" style="text-indent: -0.25pt;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">Karel Capek</span></a><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;">, su autor, es sobre todo recordado
por acuñar en dicha obra de teatro el término “robot”, derivado del checo <i>robota</i>
y que significa ‘trabajo duro’.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;">La obra nos sitúa en una fábrica de
humanoides sintéticos, una especie de ciborgs a la inversa, que, buscando
liberar a los humanos de la atadura del trabajo se acaban convirtiendo ellos
mismos en una clase oprimida. Es un alegato contra el maquinismo surgido al
final de la primera revolución industrial que soñaba con excluir al hombre de
los procesos productivos.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;">Con el tiempo, la ficción ideada por
Capek se ha hecho en parte realidad. Se puede llamar Roomba o Google Maps pero,
en cualquier caso, los robots de nuestro tiempo obedecen todos a un mismo
concepto e idénticos fundamentos. Son máquinas programables capaces de realizar
determinadas tareas de manera autónoma y responden a una tecnología preparada
para recoger datos, interpretarlos y actuar según se ha programado previamente.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://p4.wallpaperbetter.com/wallpaper/592/359/734/cyborg-head-pearls-humanoid-robot-wallpaper-preview.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="343" data-original-width="728" height="301" src="https://p4.wallpaperbetter.com/wallpaper/592/359/734/cyborg-head-pearls-humanoid-robot-wallpaper-preview.jpg" width="640" /></a></div><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;">Si nos fijamos, los humanos hemos
aplicado a la robótica, tomada aquí como representante de la tecnología digital
en general, nuestra misma estructura y construcción. Salvando los matices que
luego veremos, un robot es una réplica de parte de nuestras capacidades, al que
hemos conseguido incluso dotar de una cierta percepción del error y la
autocorrección. Nosotros recibimos los datos del exterior a través de los
sentidos, al modo en el que el Roomba “siente” un obstáculo en su recorrido por
medio de sus sensores. La elaboración “inteligente” que le permite a éste interpretar
la información y decidir un comportamiento representa de forma bastante fiel el
propio funcionamiento de nuestra inteligencia. En definitiva, </span><b style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;">nuestra vida
es un bucle continuo que va de los datos que traducimos según nuestro “saber y
entender” al comportamiento que decidimos como respuesta.</b><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;"> Nuestra relación
con el entorno – incluido el interno—se basa en dicha secuencia. </span></div><div style="text-align: justify;"><div style="text-indent: -0.333333px;"><span style="font-family: Univers, sans-serif;"><br /></span></div><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;"></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;">Pero hay matices </span><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;"> </span><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;">y son importantes, porque donde la máquina
termina es donde empieza lo que a los seres humanos nos hace diferentes. La
réplica, por tanto, es solo parcial pues </span><b style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;">aún no hemos sido capaces de
alimentar a un robot con los algoritmos de la libertad, la voluntad o la
emoción, es decir con el poder de elección, la autonomía de decisión y la
inclusión del sentimiento como desencadenante posible de las dos anteriores.</b></div><div style="text-align: left;"><blockquote style="text-align: left;"><div style="text-align: center;"><span style="text-indent: -0.25pt;"><span style="color: #cc0000; font-family: Shadows Into Light Two; font-size: large;">PREGUNTA 1.-</span></span></div><span style="text-indent: -0.25pt;"><span style="color: #cc0000; font-family: Shadows Into Light Two; font-size: large;"><div style="text-align: center;"><span style="text-indent: -0.25pt;">Y el hombre creó máquinas a su imagen y semejanza…</span></div><div style="text-align: center;"><span style="text-indent: -0.25pt;"> ¿o va camino de ser al revés?</span></div></span></span></blockquote><h4 style="text-align: justify;"><b style="text-indent: -0.25pt;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">Y, AHORA, HABLEMOS DE EDUCACIÓN.</span></b></h4><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Hacemos robots mirándonos en el espejo
de nuestra naturaleza pero el desarrollo tecnológico nos tiene tan obnubilados
que nos hemos dejado auto-seducir por él de manera que estamos aplicando a nuestra
responsabilidad más decisiva, la educación, esquemas propios del maquinismo.</span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><a href="https://www.expansion.com/economia-digital/companias/2020/01/30/5e335393e5fdea885d8b45ea.html" style="text-indent: -0.25pt;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">Ginni Rometty</span></a><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;">, presidenta y CEO de la compañía IBM
hasta marzo de 2020, aducía que los problemas de inserción laboral de los
egresados de escuelas y universidades residían en un exceso de foco en la
tecnología y, por contra, en el escaso valor formativo dado a las habilidades
que el próximo futuro requería. A partir de ahí lanzó la idea del </span><a href="https://www.ibm.com/training/newcollar" style="text-indent: -0.25pt;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">New
Collar</span></a><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;">, un programa
formativo que… <i>“It’s not about degrees, it’s about SKILLS”</i>. Ella misma </span><a href="https://www.gray.com/insights/new-collar-workers-are-the-future-of-manufacturing/" style="text-indent: -0.25pt;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">lo justificaba así</span></a><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;">: "A medida que las industrias
son remodeladas por la ciencia de datos y la computación en la nube, se están
creando empleos que exigen nuevas habilidades, lo que a su vez requiere nuevos
enfoques para la educación, la capacitación y el reclutamiento".</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;">Según esto, parece lógico aspirar a que
la respuesta docente adopte las exigencias del futuro productivo inmediato como
“programa”. ¿No habíamos quedado en que la formación ha de perseguir, sobre
todo, garantizar la empleabilidad futura de nuestros hijos? Pues no parece ésta
mala fórmula para lograrlo.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;">Sin embargo, me temo que </span><b style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;">el
protagonismo de las “habilidades” en la formación no hace sino reproducir en
los seres humanos lo que ya incluimos en las máquina inteligentes</b><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;">,
progresivamente más sofisticadas y capaces: nuestro robot no solo aspira sino
que también escanea las habitaciones, friega, se controla desde el móvil y va
solo a su estación de carga…, como a los aspirantes a un puesto de trabajo ya
no solo se les pide carnet de conducir sino también dos idiomas, programación
en SQL y don de gentes.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;">Esta visión tecnologizada de la
educación – que no se queda en las herramientas sino que llega hasta sus
fundamentos – se nota también en la preeminencia de la estadística como recurso
de valoración cualitativa. El Big Data ha llegado al sistema docente de forma
que estudiante y profesor han de someterse a una mutua evaluación. Como apunta </span><a href="https://www.encyclopedia.com/arts/educational-magazines/verene-donald-phillip-1937" style="text-indent: -0.25pt;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">D. Verene (<i>The art of Humane
Education</i>)</span></a><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;"> “El
profesor se ha convertido en un miembro más al servicio de la industria de
consumo que debe demostrar que los servicios que aporta están funcionando
correctamente, de ahí que necesite el ser evaluado con buenas puntuaciones”.</span> </div><blockquote><blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: center;"><span style="color: #cc0000; font-family: Shadows Into Light Two; font-size: large;">PREGUNTAS 2 y 3.-</span></div><div style="text-align: center;"><span style="color: #cc0000; font-family: Shadows Into Light Two; font-size: large;">¿Acaso entendemos la educación como una simple “programación” y su valor como un porcentaje estadístico? </span></div><div style="text-align: center;"><span style="color: #cc0000; font-family: Shadows Into Light Two; font-size: large;">¿Es que hemos olvidado que si somos humanos es porque somos distintos? </span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div></blockquote></blockquote><h4 style="text-align: justify;"><b style="text-indent: -0.25pt;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">LES DAMOS PARA SU FUTURO UNA CAJA DE
HERRAMIENTAS EN VEZ DE UN MANUAL DE INSTRUCCIONES</span></b></h4><h4 style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-weight: normal;">De acuerdo. Podemos aceptar que el
trabajo en las aulas tiene similitudes con la labor en una fábrica. A fin de cuentas,
hay materia prima, procesos, una suerte de control de calidad y un “producto”
terminado que ha de salir al mercado en este caso laboral. Sé que suena raro, pero
esto es lo que se deduce de la visión meramente “habilitadora” de la educación.
Por ello,</span> <a href="https://blogthinkbig.com/skillsbank-aprendizaje" style="text-indent: -0.25pt;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">conviene recordar</span></a><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;"> <span style="font-weight: normal;">que la vida útil de un producto no
llega hoy a los cinco años porque la dinámica de cambio es una constante, en
especial respecto al talento con el que cuentan las empresas. Los retos
actuales y los previsibles a corto plazo serán pronto engullidos por una
realidad distinta pero nos acomodamos a ella con mismos esquemas con los que
adaptamos nuestras máquinas a funciones nuevas.</span></span></h4><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://static-cse.canva.com/blob/203573/robotstohelp.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="532" data-original-width="800" height="426" src="https://static-cse.canva.com/blob/203573/robotstohelp.jpg" width="640" /></a></div><span style="font-family: arial;">Estamos innovando en la forma de
enseñar y es bueno que así sea. Lo mismo ha hecho Amazon con la forma de vender
y ahí está su éxito tras situar el valor
de una venta no solo en el producto, sino también en el servicio. Pero lo
cierto es que el producto adquirido on line, una vez en nuestras manos, no hace
nada distinto por haberlo comprado ante una pantalla. De igual forma, creo que <b>la
formación, su contenido y su valor no progresan necesariamente por cambiar la tiza
por el lápiz digital.</b> Se mejora el formato educativo, sin duda, pero <b>a
nuestros alumnos no se les va a juzgar por la </b><b><i>forma</i> en que fueron
enseñados sino por lo que aprendieron.</b> Habrán adquirido ciertas habilidades
que luego resultarán provechosas pero, citando a <a href="https://www.tesisenred.net/bitstream/handle/10803/2343/5.capitulo04.pdf?sequence=12" style="text-indent: -0.25pt;">Bunk</a><span style="text-indent: -0.25pt;">, se les pedirá algo más: “un conjunto de conocimientos,
destrezas y actitudes necesarias para ejercer una profesión, resolver problemas
de forma autónoma y creativa y estar capacitado para colaborar en el entorno
laboral y en la organización del trabajo”. Creatividad, colaboración, actitud…
son cosas nuestras (y dejemos al Roomba limpiando el suelo).</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;"><br /></span></div><div style="text-align: left;"><span style="text-indent: -0.25pt;"><div style="text-align: center;"><span style="color: #cc0000; font-family: Shadows Into Light Two; font-size: large;">PREGUNTA 4.-</span></div><div style="text-align: center;"><span style="color: #cc0000; font-family: Shadows Into Light Two; font-size: large;">¿No estaremos olvidándonos de las enseñanzas que NO tienen una obsolescencia programada?</span></div><div style="text-align: center;"><span style="color: #cc0000; font-family: Shadows Into Light Two;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">D</span><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;">ebemos enseñar conocimientos,
estructurar los datos que moldean una buena formación y ofrecerlos al alumno en
el envase que le resulte más cómodo y atractivo, pero también educar en la
libertad, en la voluntad y en las emociones. </span></div><div style="font-family: Univers, sans-serif; text-align: justify;"><span style="text-indent: -0.25pt;"><br /></span></div><div style="font-family: Univers, sans-serif; text-align: justify;"><span style="text-indent: -0.25pt;">Aprender es, por definición, un
proceso acumulativo, precisamente porque lo ya aprendido solo seguirá vigente
en la medida en que lo actualicemos. En esto internet es básico, pero conviene
recordar con Nicholas Carr </span><i style="text-indent: -0.25pt;">(“Qué está haciendo internet con nuestra mente”</i><span style="text-indent: -0.25pt;">)
que “la red nos hace más inteligentes siempre y cuando definamos la
inteligencia según los estándares de la red. Si adoptamos una perspectiva más
amplia de la inteligencia –si pensamos en la profundidad de nuestro pensamiento
y no solo en su velocidad – la conclusión es diferente y considerablemente más
negra”. </span></div><div style="font-family: Univers, sans-serif; text-align: justify;"><span style="text-indent: -0.25pt;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;">Si en la educación convertimos a
Google en nuestra universidad y a Zoom en nuestro paradigma de aula
formativamente enriquecedora haremos buena la sospecha de Nicholas Carr olvidando
que Google se dedica a convertir nuestra distracción en dinero, y Zoom nuestro
aislamiento en un consuelo pixelado.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><div style="text-align: center; text-indent: -0.333333px;"><span style="color: #cc0000; font-family: Shadows Into Light Two; font-size: large;">RESPUESTA A TODAS LAS PREGUNTAS.-</span></div><div style="text-align: center; text-indent: -0.333333px;"><span style="color: #cc0000; font-family: Shadows Into Light Two; font-size: large;">No me define qué y cuánto sé sino la calidad de mi pensamiento,</span></div><div style="text-align: center; text-indent: -0.333333px;"><span style="color: #cc0000; font-family: Shadows Into Light Two; font-size: large;">la lógica de mi razonamiento, mi creatividad</span></div><div style="text-align: center; text-indent: -0.333333px;"><span style="color: #cc0000; font-family: Shadows Into Light Two; font-size: large;">y mi capacidad de escuchar y seguir aprendiendo.</span></div></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.25pt;">... Porque, tal y como dejo escrito el poeta Walt Whitman: “Yo soy mucho más que eso que se alarga entre mi
sombrero y mis zapatos”.</span></div><div style="font-family: Univers, sans-serif; text-align: left;"><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></p></div></span></div><div style="text-indent: -0.333333px;"><br /></div><p class="MsoNormal" style="margin-left: 14.2pt; text-indent: -.25pt;"><br /></p><div style="margin-left: 14.2pt; text-align: left; text-indent: -0.25pt;"><br /></div></div>Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-34057142217107711932021-04-09T07:27:00.008-07:002021-05-12T11:21:34.363-07:00MARKETING CAMINO A ITACA<p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;"><i style="text-indent: 0cm;">“Cuando
emprendas tu viaje a Itaca / pide que el camino sea largo / lleno de venturas,
lleno de experiencias”. </i></span></p><span style="font-family: inherit; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; text-indent: 0cm;">Konstantino
Kavafis nos recordó en este famoso “Camino a Itaca” que el aprendizaje durante
el trayecto supera a la satisfacción de alcanzar el destino. En los tiempos que
corren, en los que “aventuras” y “experiencias” personales y colectivas nos
zarandean por todas partes, no parece mal consejo, aunque el panorama no
facilita la reflexión. Nos puede más la rabia, el enfado con unos y otros y con
el destino, pero, en efecto, las lecciones de esta pandemia, si no caen en saco
roto, serán útiles luego; </span><b style="font-family: inherit; text-indent: 0cm;">si ya sabíamos coser el botón de los pequeños
contratiempos, ahora estamos aprendiendo a suturar las heridas más profundas</b><span style="font-family: inherit; text-indent: 0cm;">.
Y aprender es lo que pretendo al entresacar algunas enseñanzas del entorno
social y político para proyectarlas al marketing y la comunicación de marca.</span></div></span><div style="text-align: justify;"><b style="text-indent: 0cm;"><span style="font-family: trebuchet;"><br /></span></b></div><div><div style="text-align: justify;"><b style="text-indent: 0cm;"><span style="font-family: trebuchet;">Pido
la palabra</span></b></div><div style="text-align: justify;"><b style="text-indent: 0cm;"><span style="font-family: trebuchet;"><br /></span></b></div><span style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><div style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; text-indent: 0cm;">Somos
testigos mudos de una forma de hacer política, como muy bien explica P. Baños
en su libro “Dominio mental”, basada en el manejo del discurso y el lenguaje a
medida que los hábitos digitales de comunicación nos van absorbiendo.
Funcionamos a golpe de tuit, emoticono y tertulia-gallinero, de forma que la
comunicación política se ha adaptado a esta fórmula, en parte como estrategia y
en parte por las limitaciones de sus representantes. El resultado son mensajes
equívocos, en los que se cercena la verdad al gusto del emisor, pero con un
resultado calculado en el receptor. Se nos dice, por ejemplo, que “vamos a doblegar
también la tercera ola de la pandemia” (sic) … lo cual da por hecho que ya
hemos “triunfado” en dos ocasiones anteriores. La pregunta es: ¿ha habido algún
día, alguna hora de algún día desde que esto comenzó, sin muertos por la
Covid-19? </span></div><div style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: inherit; text-indent: 0cm;"><br /></span><i style="font-family: "Shadows Into Light Two"; text-align: center; text-indent: 0cm;"><b><span style="color: #cc0000; text-indent: 0cm;"><span>A la vista está que no hemos doblegado nada, pero </span></span><span style="color: #cc0000; text-indent: 0cm;"><span>interesa que la
percepción de triunfos pasados sirva para levantarnos el ánimo y sustentar
liderazgos de cartón piedra.</span></span></b></i></span></div><div style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; text-indent: 0cm;"><br /></span></div><div style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; text-indent: 0cm;">Otro
ejemplo desde el mismo escenario. Cuando surgen y trascienden “graves”
conflictos dentro del Consejo de Ministros, no hay que asustarse porque todo suele
estar perfectamente calculado y obedece a un guion preconcebido. Ante todo, el
“ring” ha de mantenerse en los medios y las redes sociales; la intensidad del
rifirrafe y su duración se han de modular entre el impacto rápido y la brevedad
del asalto; y, por último, los papeles han de estar definidos para que todos
los contendientes ganen porque la clave está en sustentar su mutua dependencia demostrando
su capacidad para superar tales desencuentros, que a la postre son solo de
palabra.</span></div><div style="font-family: inherit; text-align: center;"><span style="font-family: inherit; font-size: large; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br /></span></div><div style="text-align: center;"><span style="font-family: Shadows Into Light Two; font-size: large;"><i><b><span style="color: #cc0000; text-indent: 0cm;">En
suma, </span><span style="color: #cc0000; text-indent: 0cm;">la política es hoy una especie de coreografía verbal</span><span style="color: #cc0000; text-indent: 0cm;">, a veces con
acrobacias imposibles pero siempre con la red que permita alcanzar de nuevo Itaca
cada cuatro años.</span></b></i></span></div></span></div><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;"><span style="text-indent: 0cm;">Lo
dicho ilustra lo que también ocurre en marketing: la palabra crea la realidad. Por
ello, y si no me equivoco, </span><b style="text-indent: 0cm;">las marcas han de entender el lenguaje no como un
mero instrumento sino más bien como una estrategia en sí misma</b><span style="text-indent: 0cm;">. La
comunicación conviene que sea más que nunca con frases cortas, palabras
simples, lejos de toda pretensión de razonamiento; y en cuanto al lenguaje
icónico, imágenes potentes que aguanten la velocidad con la que se gira la
rueda del ratón. Y todo esto investido de un cierto espectáculo. La medida del
éxito de esta forma de comunicación y
sus mensajes será la cantidad y variedad de “tics” (faciales) y “clics”
(digitales) que provoquen al otro lado de la pantalla (porque siempre habrá una
pantalla).</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; text-indent: 0cm;">La
diferenciación, como aspiración suprema de cualquier marca, se tendrá que
apoyar también en un “idioma” propio, en un acento peculiar a la hora de
dirigirse al consumidor, en palabras, silencios y claves propias, en un
lenguaje directo en el que incluso prevalezca la intención sobre la expresión.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; text-indent: 0cm;">La
diferenciación, como aspiración suprema de cualquier marca, se tendrá que
apoyar también en un “idioma” propio, en un acento peculiar a la hora de
dirigirse al consumidor, en palabras, silencios y claves propias, en un
lenguaje directo en el que incluso prevalezca la intención sobre la expresión.</span></p><p style="text-align: justify;"><b style="text-indent: 0cm;"><span style="font-family: trebuchet;">No…
no es no.</span></b></p><h4 style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-weight: normal;">Siguiente
referencia: estamos en la era del NO. La negación (entiéndase <i style="text-indent: 0cm;">sin, free,
out, less, 0%</i><span style="text-indent: 0cm;">…) se lleva, quizá como respuesta a la saturación de adornos
que pasadas opulencias nos trajeron. Ahora lo propio es el dulce sin azúcar, el
banco no banco, la cerveza sin alcohol, el ayuno intermitente, el sexo virtual
y, en general, la vida sin aditivos. Una vuelta a los orígenes, un equipaje
ligero y un pasaporte impoluto para hacer el camino.</span></span></h4><h4 style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-weight: normal;">Lo
interesante de este recurso es el elemento provocador que contiene. La negación
anuncia una aparente frustración, pero tras esta fachada se esconde y se
sugiere una recompensa de gran efecto emocional como es la sensación de autosuperación
y control sobre uno mismo y sus apetitos-necesidades-deseos. Con el no por
bandera el marketing no habla de renunciar sino que nos recuerda que menos es
más y que este minimalismo de marca está hecho a la medida de nuestra capacidad
para recuperar la esencia, lo importante. Así, la negación se queda en un juego –y tiro porque me toca—hacia la
satisfacción, fin de toda estrategia de marketing. Si el “no” busca liberarnos
de ataduras para afianzar nuestra libertad de elección y consumo, descubrimos <span style="text-indent: 0cm;">que
este marketing negacionista es una respuesta pendular a la saturación de
promesas comerciales</span><span style="text-indent: 0cm;">, es decir, otra forma de colocarnos en el bucle
percepción – convicción – decisión que las marcas han buscado siempre.</span></span><span style="font-family: inherit; text-indent: 0cm;"> </span></h4><h4 style="text-align: left;"><b style="text-indent: 0cm;"><span style="font-family: trebuchet;">Póngase
en mi lugar</span></b></h4><h4 style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-weight: normal;">Por
último, si algo hemos aprendido en estos meses es el dolor que puede sentirse
ante la soledad del confinamiento, de la separación física de los seres
queridos, del enfermo aislado, del féretro casi abandonado en su último viaje.
Esta soledad impuesta y cruel nos hace soñar con más fuerza en la felicidad de
la compañía, del abrazo, de compartir. Obligados a estar solos, ansiamos
reforzar nuestros vínculos con los demás.</span></h4><h4 style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-weight: normal;">Me
atrevo a anticipar que el marketing deberá tomar buena nota de esta
experiencia sustituyendo su típico argumento aspiracional por propuestas
sustentadas en la empatía. El producto y la marca ya no se presentarán como
el peldaño necesario para la satisfacción de un deseo sino como la disculpa
para compartir, relacionarnos y recuperar al otro; para rescatar lo que ahora
se nos niega. Porque necesitamos volver a “colectivizar” nuestra vida, igual
que, curiosamente, para superar esta pesadilla precisamos lograr la “inmunidad
de rebaño”.</span></h4><h4 style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-weight: normal;">El
lenguaje como estrategia, la negación como argumento, la empatía como
protagonista emocional… El próximo será un marketing cuyo camino a Itaca estará
jalonado de estas nuevas experiencias. Serán un marketing y una comunicación más
agarrados a la vida y a su realidad. <span style="mso-spacerun: yes; text-align: justify; text-indent: 0cm;"> </span></span></h4><h4 style="text-align: justify;"><br /></h4>Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-2501004148980030392021-04-04T09:31:00.002-07:002021-04-04T09:31:57.831-07:00¿TIENEN LOS PRODUCTOS IDEOLOGÍA? <h3 style="text-align: left;"><span style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="font-family: inherit;">Las ideas no forman parte de los objetos, pero sí de quienes los producen
y usan. Desde ese punto de vista podemos atribuir a los productos y, mejor aún,
a las marcas una cierta forma de pensar.</span></span></h3><div><div style="margin-left: 5.6pt; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"><span>Resulta casi cómico hacerse preguntas como ¿cuál será la ideología de la
Coca-Cola o de Samsung? ¿Tiene Bic unas creencias determinadas? ¿Y qué opinan
Nestlé, Facebook, Disney o Viagra al respecto?</span></span></div><div style="margin-left: 5.6pt; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"><span><br /></span><span style="text-indent: 0cm;"><span>La perspectiva es similar a lo que ocurre, por ejemplo, con las banderas.
Un trozo de tela, con combinaciones más o menos afortunadas de color y dibujos y
a los que en origen se otorgó significados precisos, es un objeto cargado de
simbolismo que identifica un colectivo unido por la historia, el territorio y
cierta actitud común ante la vida. La bandera pues, sí podemos afirmar que
contiene una idea inequívoca y particular del origen y destino de una sociedad.</span></span></span></div><div style="margin-left: 5.6pt; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"><span style="text-indent: 0cm;"><span><br /></span></span><span style="text-indent: 0cm;"><span>Nuestro mundo se mueve a partir de esos símbolos. La religión, la
política, incluso la economía, como muy bien explica <a href="https://www.ynharari.com/es/" target="_blank">Yuval Harari</a> y antes que
él hizo mi paisano <a href="https://www.joseantoniojauregui.com/" target="_blank">José Antonio Jáuregui</a>, no son sino construcciones mentales alrededor
de ideas determinadas, con sus tótems y sus convenciones compartidas por unos u
otros colectivos.</span></span></span></div><div style="margin-left: 5.6pt; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"><span style="text-indent: 0cm;"><span><br /></span></span></span></div><div style="margin-left: 5.6pt; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://dircomfidencial.com/wp-content/uploads/2020/06/marcas.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="445" data-original-width="800" src="https://dircomfidencial.com/wp-content/uploads/2020/06/marcas.jpg" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">https://dircomfidencial.com/wp-content/uploads/2020/06/marcas.jpg</td></tr></tbody></table><span style="font-family: inherit;"><span style="text-indent: 0cm;"><span><br /></span></span><span style="text-indent: 0cm;"><span>Quizá por eso podemos también asumir que las marcas contienen una ideología,
a veces derivada de su procedencia y otras definida por sus usuarios. Ford es USA,
como Toyota es Japón o Chanel es Francia. Pero también McDonald’s es clase
media mientras Rolex es élite económica.</span></span></span></div><div style="margin-left: 5.6pt; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"><br /></span></div><div style="margin-left: 5.6pt; text-align: center; text-indent: 0cm;"><span style="color: #cc0000; font-family: inherit; font-size: large;">Hay en las marcas un reflejo de formas
de vida y en éstas una traducción de maneras de pensar, de ideología, por
tanto.</span></div><p></p><p></p><p class="MsoNormal" style="margin-left: 5.6pt; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="text-indent: 0cm;"><span style="font-family: trebuchet;"></span></span></p><span style="text-indent: 0cm;"><span style="font-family: inherit;">Los humanos dotamos de valor a aquello que poseemos. Las cosas, con las
denominaciones comerciales por las que las conocemos, valen para nosotros lo
que libremente decidimos, o, al menos, eso es lo que creemos. En realidad,
nuestra percepción de valor está llena de sesgos. Por ejemplo, hablando de la recompensa
o satisfacción que nos proporciona un producto o marca, tendemos a preferir si
es inmediata a si se hace esperar. Nos atrae, por su parte, más lo nuevo que lo
tradicional; y confiamos en lo recomendado más que en lo desconocido…. Sesgos
de nuestra percepción de valor todos ellos que dan pie a distintas estrategias
de marketing por parte de las marcas.</span></span></div><div><span style="font-family: inherit; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br /></span></div><div><span style="font-family: inherit; text-align: justify; text-indent: 0cm;">Cuando hablamos de ideología relacionamos ésta, sobre todo, con la política,
los partidos y el ejercicio de la democracia. En tal escenario es donde también
puede comprobarse cómo las marcas si tienen visos ideológicos. Podemos hacer la
prueba analizando cualquiera de los resultados electorales, sea en un ámbito
nacional o más restringido. Las mayorías ideológicas que muestran los votos por
zonas, regiones o barrios, corresponden a sectores sociodemográficos de población
bastante precisos…, de igual forma que el consumo de muchas marcas se agrupa
alrededor de los mismos colectivos. De hecho, una forma efectiva de hacer
estudios mercado sobre productos envasados de alimentación es analizando los
contenedores de basura próximos a las viviendas donde dichos envases se
depositan. Por tanto, las tendencias ideológicas se corresponden con ciertos hábitos
de consumo y, en este sentido, cabría afirmar que la tesis que atribuye a las
marcas “convicciones ideológicas” no es descabellada.</span></div><div><span style="font-family: inherit; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br /></span></div><div><span style="font-family: inherit; text-align: justify; text-indent: 0cm;">R</span><span style="font-family: inherit; text-align: justify; text-indent: 0cm;">ecordemos, para ilustrar lo anterior, que el mismo ejercicio democrático
de libertad de elección que practicamos cada cierto número de años para decidir
nuestros representantes políticos lo ejercitamos de forma intensa cada vez que
a lo largo de la semana visitamos un supermercado y llenamos nuestro carro de
la compra con unas marcas y no otras. </span><b style="font-family: inherit; text-align: justify; text-indent: 0cm;">Desde los lineales, las marcas hacen, a
su manera, “política” mostrando sus eslóganes y transmitiendo promesas, como
luego imitan los candidatos en sus mítines y campañas.</b></div><div><span style="font-family: inherit; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br /></span></div><div><span style="font-family: inherit; text-align: justify; text-indent: 0cm;">Visto así no es una locura concluir que un sencillo dentífrico, desde su
estantería, puede resultar mucho más convincente que el programa de un Partido
político en boca de un aspirante a senador. Pero ésa es otra historia…</span><p class="MsoNormal" style="margin-left: 5.6pt; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><o:p></o:p></p></div><p class="MsoNormal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><o:p></o:p></p>Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-40550092991927285792020-12-15T06:50:00.000-08:002020-12-15T06:50:08.159-08:00CORONAVIRUS E INFORMACIÓN COMPARTEN CUARENTENA<p style="text-align: justify;"><a href="https://www.linkedin.com/in/marcopancini/?originalSubdomain=be" style="text-indent: 1.05pt;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">Marco Pancini</span></a><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: 1.05pt;">, responsable de Asuntos Públicos de
YouTube en Europa, Oriente Medio y África </span><a href="https://retina.elpais.com/retina/2020/11/16/innovacion/1605554445_152334.html" style="text-indent: 1.05pt;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">afirmó recientemente</span></a><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: 1.05pt;"> que, mediante herramientas <i>machine
learning</i> y el apoyo de sus propios expertos, la empresa había detectado y
eliminado más de 200.000 videos relacionados con información peligrosa o
engañosa sobre el coronavirus. Eso supone, según él, actuar sobre nueve de cada
diez mensajes falsos.</span><span style="font-family: Univers, sans-serif;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">Por su parte, un equipo de
investigadores de Oxford analizó más de un millón de vídeos sobre el
coronavirus publicados en dicha plataforma durante varios meses y en plena
primera ola de la pandemia —entre octubre de 2019 y junio de 2020— y concluyó,
que a pesar de los esfuerzos de You Tube, estos vídeos fueron vistos por
cientos de miles de personas, sobre todo porque la compañía tardó un promedio
de 41 días en señalarlos y eliminarlos.</span><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: 0cm;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">Si retrocedemos unos años, hasta la
guerra de Afganistán, el Prof. </span><a href="https://scholar.google.com/citations?user=VU0qH2MAAAAJ&hl=es"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">Jörg Becker</span></a><span style="font-family: "Univers",sans-serif;"> en un reciente artículo, “</span><a href="https://telos.fundaciontelefonica.com/archivo/numero056/comunicacion-en-tiempos-belicosla-guerra-de-la-informacion-en-afganistan/"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">Comunicación en tiempos bélicos</span></a><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">”, dice textualmente “<i>En la guerra
de Afganistán se transformaron definitivamente en algo normal y cotidiano la
propaganda, las desinformaciones intencionadas, las mentiras, las
falsificaciones, las disipaciones, las manipulaciones, la retención de
informaciones, la censura, las presiones en contra de periodistas críticos y
dueños de medios menos dóciles, las escuchas estatales del tráfico de
telecomunicaciones, los vídeos de aviones de combates producidos con
anticipación por el Pentágono, etc.”</i> <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: 0cm;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">En esta particular “marcha atrás”,
todos parecen coincidir en que fue en la Guerra del Golfo, en 1991, cuando se
inició el camino de la desinformación. La Profa. </span><a href="file:///C:/Users/javio/Downloads/Dialnet-MediosDeComunicacionYMediosVisualesEnLosConflictos-3985801.pdf"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">Martha Cabrera</span></a><span style="font-family: "Univers",sans-serif;"> lo plantea sin dudar: “<i>El cambio
en la estrategia comunicacional en la Guerra del Golfo descansa básicamente
sobre la premisa de que toda la información que se transmitiera desde el
terreno debía ser sometida a control.”</i></span><i style="text-indent: 0cm;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;"><o:p> </o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">En la terrible pandemia que estamos
padeciendo, algunos de nuestros políticos se han empeñado en convencernos de
que esto es una guerra que solo venceremos si obedecemos ciegamente sus
órdenes. Evito detenerme en las distintas viñetas que este comic
propagandístico nos ha deparado en los últimos meses, pero<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>las reseñas de esta historia reciente nos
sitúan ante un modelo de comunicación en el que los hechos tienen ya el
significado y la interpretación que previamente se ha decidido. Dado que no
todos los acontecimientos son controlables –la historia se construye a medias
entre la improvisación y un guion previsible—la “adaptación” ha de producirse
en el paso siguiente, ese en el que el hecho se transforma en noticia… que sí
se puede fabricar “a medida”. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Tal y como
hemos visto, ha ocurrido antes pero también está ocurriendo ahora. De hecho, el
asunto de estas líneas es aproximarnos a las características y consecuencias
reales que, en mi opinión, está teniendo la estrategia de comunicación seguida
por el Gobierno y los Medios de comunicación a propósito de la COVID-19.</span><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: 0cm;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><b><span style="font-family: "Univers",sans-serif; font-size: 14.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Todo bajo control</span></b><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: 0cm;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">Es curioso que en estos tiempos
convivan en aparente armonía dos formas de comunicación tan dispares como
normalizadas. Ponemos cualquier programa informativo en TV y es fácil que nos
encontremos con noticias que se ilustran con imágenes temblorosas tomadas con
el móvil de un ciudadano que pasaba por allí, justo cuando unos vándalos
reventaban un escaparate o la policía disparaba a unos supuestos terroristas en
búsqueda y captura. Es el hecho convertido en noticia sin efectos ni disfraces.
Información pura y dura, como mucho complementada por el contexto que aporta el
periodista. Sin embargo, la noticia siguiente consiste en un gráfico con
simples cifras: 483 muertos por el coronavirus el día de hoy, 43.723 fallecidos
en España en los últimos 5 meses, contagiados el 63% de ancianos en las
residencias… y así otras infografías animadas con diversos cálculos,
porcentajes, estimaciones. etc. <b>La diferencia entre una y otra información
es la que hay entre los hechos que vemos y la noticia que nos cuentan.</b></span><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: 0cm;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://computerworldmexico.com.mx/wp-content/uploads/2020/03/coronavirus-covid19.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="434" data-original-width="710" height="244" src="https://computerworldmexico.com.mx/wp-content/uploads/2020/03/coronavirus-covid19.jpg" title="ComputerWord Mexico" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">ComputerWord Mexico</span></td></tr></tbody></table><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">Los buenos publicistas saben que
controlar la mente humana, y por tanto la respuesta de la masa, no es demasiado
difícil. Hay que acertar, eso sí, con la tecla emocional que produzca las
oportunas reacciones químicas y neuronales conducentes a la reacción buscada.
Una de las emociones más fuertes es el miedo al dolor en sus múltiples
variantes. El dolor se puede explicar pero cuando se enseña de la forma más
fiel posible, aunque sea tras el cristal de una pantalla, el efecto miedo es
inmediato.</span><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: 0cm;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">Aquí, los emisores<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de la información sobre la pandemia (Gobierno
y medios de comunicación) han intentado explicarnos el dolor que produce, y
muchas semanas después aún hay millones de ciudadanos insensibles al miedo que
deberían sentir, a juzgar por su comportamiento. Es porque la forma racional en
que nos lo cuentan no da con la tecla emocional reactiva: no hemos visto apenas
féretros, solo alguna imagen lejana de UCIS, apenas alguna lágrima y, eso sí,
hileras de camas vacías en instalaciones recién inauguradas. ¿Dónde están los
muertos, los huérfanos, las familias rotas, los médicos y enfermeras
extenuados, los cementerios…?</span><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: 0cm;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><b></b></p><blockquote><b><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">Se ha producido, como ocurre cada vez
con más frecuencia, una burbuja informativa que desbroza y filtra los hechos y
su representación mediática conforme a los intereses de unos y otros, que se
arrogan el poder de dosificar los derechos del resto.</span></b></blockquote><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: 0cm;"> </span><b style="text-indent: 0cm;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif; font-size: 14.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Los números ya no cuentan</span></b><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: 0cm;"> </span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">Hay que reconocer, sin embargo, que la
pandemia se está retransmitiendo en directo, diría que no tanto en versión
completa sino en formato “tráiler”. Es la primera evidencia que se constata: su
omnipresencia como noticia de cabecera en todos los medios, todos los días.
Ello deriva en hastío y cansancio por parte de los ciudadanos y, lo que es
peor, a partir de ahí, el efecto <b>es la distorsión del impacto, que se
difumina entre mensajes y puestas en escena repetitivas</b>. Los 2.996 muertos
en los atentados del 11-S fueron un trauma colectivo y a nivel mundial. En
España, los atentados de Atocha produjeron 193 fallecidos y este país se
encogió de dolor y rabia. Hasta estos primeros días de Diciembre el Coronavirus
ha provocado 46.038 muertos y la reacción colectiva es cuando menos tibia. La
diferencia es obvia: los anteriores los vimos, estos nos los han contado.</span><span style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: 0cm;"> <table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://www.ecestaticos.com/imagestatic/clipping/623/0e1/6230e14a35656d7a6a090872c80da4ef/ningun-pais-cuenta-bien-a-sus-muertos-por-covid-19-y-espana-ni-siquiera-es-de-los-peores.jpg?mtime=1588094702" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="450" data-original-width="800" height="360" src="https://www.ecestaticos.com/imagestatic/clipping/623/0e1/6230e14a35656d7a6a090872c80da4ef/ningun-pais-cuenta-bien-a-sus-muertos-por-covid-19-y-espana-ni-siquiera-es-de-los-peores.jpg?mtime=1588094702" title="El Confidencial" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">El Confidencial</span></td></tr></tbody></table></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><b><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">La burbuja informativa y la reducción
de los hechos a unos datos numéricos provoca la pérdida de noción de la
realidad.</span></b><span style="font-family: "Univers",sans-serif;"> Estamos en
una sociedad cada vez más sustentada por eslóganes y estadísticas. Se está
desvirtuando la verdad a base de gráficos y cifras. Ya no hay pobreza sino PIB,
no hay muertos por la pandemia sino curvas que doblegar, no hay democracia sino
mayorías, no hay frustración sino ciclos históricos. <b>El lenguaje se está
tuneando al gusto de intereses que buscan anestesiar a la sociedad edulcorando los
hechos, filtrando la verdad, disfrazando el lenguaje en todas sus versiones</b>.
Por eso también los debates en torno a esta pandemia son de alguna forma
ficticios, porque se sustentan sobre medias verdades que desvirtúan cualquier
intento de opinión bien fundada. </span></p><p class="MsoNormal" style="margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="font-family: "Univers",sans-serif;">Creímos que con la instantaneidad informativa
que hoy disfrutamos gracias a la tecnología y la globalización ya nunca más iba
a ser necesario revisar la historia cuando este presente que vivimos se vaya
alejando hacia el pasado. Me temo que no será así. Nuestros descendientes
llegarán a la verdad de la pandemia que el mundo sufrió en los años veinte del
siglo XXI solo si se olvidan de lo que entonces se contó de ella.<o:p></o:p></span></p>Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-71251214327141330772020-10-27T05:09:00.002-07:002020-10-27T07:12:34.015-07:00¿UN FUTURO SIN MEMORIA?<p style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-size: medium;"><span style="text-indent: -0.35pt;">Los “viejóvenes” seguramente
recordarán a un grupo de rock inglés que se hizo muy popular con la canción
“<a href="https://www.youtube.com/watch?v=iVusUjyby18K3FZjz" target="_blank">Nights in white satin</a>”. Me refiero a <a href="https://jesusgran.wixsite.com/clasicosdelrock/moody-blues" target="_blank">Moody Blues</a>. Ellos fueron pioneros del
llamado rock sinfónico y de los discos conceptuales cuyo primer ejemplo fue su
LP “<a href="https://www.plasticosydecibelios.com/50-anos-la-obra-maestra-los-moody-blues-days-of-future-passed/" target="_blank">Days of the future passed</a>” o </span><i style="text-indent: -0.35pt;">Días del futuro pasado</i><span style="text-indent: -0.35pt;"> en el que todo
discurre a lo largo de un día.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span face="Univers, sans-serif" style="text-indent: -0.35pt;">La aparente contradicción del título
(Días del futuro pasado) refleja la percepción personal que me atrevo a
trasladar en el sentido de que </span><b style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.35pt;">estamos improvisando el presente confiando
solo en las luces largas de nuestra capacidad creativa e ignorando el espejo
retrovisor de la experiencia y su aprendizaje. </b></p><p style="text-align: justify;"><span face="Univers, sans-serif" style="text-indent: -0.35pt;">Lo cierto es que el soporte de
nuestras decisiones, hábitos, y comportamientos morales siempre ha estado en las
enseñanzas del pasado. Somos la consecuencia de nuestros mayores y de ellos no
solo arrastramos la carga genética inevitable sino el equipaje de sus saberes y
su modelo de vida. Luego las circunstancias y el momento nos obligan a adaptar
dicha herencia para hacerla útil a la realidad que nos toca; así, nuestra vida
es como un programa de ordenador que responde al código de sus creadores pero
precisa de constantes actualizaciones. Pero parece que esta construcción lógica
desde los cimientos está ahora en cuestión, no sé si por ignorancia,
inconsciencia o fruto del signo de los tiempos.</span></p><h3 style="text-align: left;"><b style="text-indent: -0.35pt;"><span face=""Univers",sans-serif">Futuro virtual</span></b></h3><p style="text-align: justify;"><b style="text-indent: -0.35pt;"><span face=""Univers",sans-serif">Este afán por cabalgar sobre el futuro
para hacer el camino del presente es, en mi opinión, una más de las ironías que
nos traen los tiempos.</span></b><span face="Univers, sans-serif" style="text-indent: -0.35pt;">
Abundando en ello quizá convenga ilustrar nuestro idilio con la contradicción
con algunos ejemplos tomados de nuestro lenguaje coloquial actual en el que
adoptamos expresiones apenas investidas solo de la supuesta autoridad de quienes
las difunden y que, sin embargo, no soportan un mínimo análisis de coherencia. Veamos.</span></p><p style="text-align: justify;"><span face="Univers, sans-serif" style="text-indent: -0.35pt;">Decimos (y más ahora, por desgracia)
eso de “<a href="https://www.lamoncloa.gob.es/covid-19/Paginas/nueva-normalidad.aspx" target="_blank">nueva normalidad</a>” refiriéndonos a la manera hasta ahora desconocida que
la pandemia nos está obligando a vivir y que prevemos conformará nuestro
futuro. Sin embargo, aplicar la idea de novedad a lo normal es contradictorio.
Para que entendamos algo como normal asumimos que lo es por habitual,
acostumbrado, frecuente… todo lo contrario a lo nuevo, que lo es precisamente
por desconocido. O es nuevo o es normal porque para cuando sea normal habrá
dejado de ser nuevo.</span></p><p style="text-align: justify;"></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://www.divulgadoresdelmisterio.net/wp-content/uploads/2019/07/paradoja-del-tiempo.jpeg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="https://www.divulgadoresdelmisterio.net" border="0" data-original-height="330" data-original-width="700" height="302" src="https://www.divulgadoresdelmisterio.net/wp-content/uploads/2019/07/paradoja-del-tiempo.jpeg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="text-align: justify;">https://www.divulgadoresdelmisterio.net</span></td></tr></tbody></table><p></p><p style="text-align: justify;"><span face="Univers, sans-serif" style="text-indent: -0.35pt;">Más: “<a href="https://memoriahistorica.org.es/" target="_blank">Memoria histórica</a>”, concepto que
tanto juego político está dando en nuestro país y que, no obstante, más allá de
su valor propagandístico, tiene poco sentido. La memoria es fruto de la
percepción de cada uno sobre las experiencias pasadas propias o ajenas. Todos
sabemos que dicha memoria contiene “filtros”, primero porque es imposible
recordarlo todo y, en consecuencia, porque seleccionamos aquello que preferimos
o deseamos recordar, con frecuencia por el impacto que nos produjo, sea por lo
placentero de la experiencia, por el dolor vivido, por el lugar, el momento,
las personas… Es más, con el tiempo tendemos a adornar los recuerdos con
matices y decorados de cosecha propia, e incluso a “inventar” dichos recuerdos.
Por el contrario, hablar de historia es hablar de hechos, no de percepciones.
La historia es una secuencia de datos investidos de verdad; la memoria un
cúmulo de recuerdos o, si se prefiere, de hechos vistos a través de nuestro
particular cristal.</span></p><p style="text-align: justify;"><span face="Univers, sans-serif" style="text-indent: -0.35pt;">… Y la que nos ocupa: “<a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Realidad_virtual" target="_blank">realidad virtual</a>”. En física, “virtual” es lo que tiene existencia aparente y no real,
es decir, de complicada experimentación porque no existe, es solo apariencia.
Pero </span><b style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.35pt;">en estos tiempos estamos en una constante “experiencia virtual”, tanto
es así que nos proyectamos hacia el futuro y construimos nuestro presente sobre
lo que la tecnología nos promete.</b><span face="Univers, sans-serif" style="text-indent: -0.35pt;"> No es que imaginemos que en el futuro los
vehículos se conducirán solos, nuestro médico será un avatar con el que
chatearemos y que nos auscultará on line, y nuestra “sabiduría” consistirá en
saber hacer búsquedas más rápidas y más precisas en internet. Es que ahora lo
damos por hecho aunque lo vivamos de forma más virtual que real.</span></p><p style="text-align: justify;"><span face="Univers, sans-serif" style="text-indent: -0.35pt;">De hecho, confiamos nuestro equilibrio
afectivo a las promesas de amigos que nos sugiere <a href="https://www.facebook.com/" target="_blank">Facebook</a> o <a href="https://tinder.com/?lang=es-ES" target="_blank">Tinder</a>.
Interpretamos nuestra responsabilidad como conductores según las indicaciones
de Google Maps. Hacemos apostolado del ecologismo tomando como referencia a
Elon Musk y <a href="https://www.tesla.com/es_es" target="_blank">Tesla</a>. Y nuestro mejor exponente de capacidad para la supervivencia
queda evidente en nuestra relación con Amazon, al que le demostramos nuestra
habilidad en el manejo de la tarjeta de crédito a cambio de la suya trayéndonos
paquetes a la puerta. </span><b style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.35pt;">Nos estamos construyendo apilando algoritmos ajenos.</b></p><p style="text-align: justify;"><span face="Univers, sans-serif" style="text-indent: -0.35pt;">Esto sería anecdótico y hasta
simpático si no estuviera empezando a ocurrir algo parecido en temas más
importantes como la </span><b style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.35pt;">educación y la política.</b></p><p style="text-align: justify;"><span face="Univers, sans-serif" style="text-indent: -0.35pt;">Los que estamos en el terreno docente
vivimos estos meses soñando (como comentaba hace poco a mis alumnos) con que un
día nos podamos ”ver las caras”, escondidas ahora tras las mascarillas.
Sentarse en la mesa del profesor es como pilotar una nave espacial: en las
manos un teclado y dos mandos a distancia, enfrente una pantalla de ordenador,
sujetos del techo los micrófonos, las cámaras, el proyector y los monitores en
los que vernos y allí, al otro lado, en su casa, los alumnos; uno no sabe si
debe poner tareas o pedir pista para despegar. Bromas aparte, el futuro docente
se nos anticipa ya ahora con una formación en la que el contacto
profesor-alumno no es en tiempo real ni físico e incluso en la que las
calificaciones pueden confiarse a un algoritmo en función de la “evaluación
continua” que nadie mejor que él sabe analizar. Baste decir que ahora mismo el saludo
a los alumnos, la lección y el examen comienzan con un <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Contrase%C3%B1a" target="_blank">password</a>. Bendita sea la
tecnología si con su enorme potencial mejora las herramientas docentes, pero </span><b style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.35pt;">mal
vamos, creo, si se convierte en objetivo
más que en recurso y si nos obsesionamos con tecnificar la educación olvidando
humanizar la tecnología.</b></p><p style="text-align: justify;"><span face="Univers, sans-serif" style="text-indent: -0.35pt;">Nuestro </span><b style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.35pt;">comportamiento político</b><span face="Univers, sans-serif" style="text-indent: -0.35pt;">
es otra buena prueba de lo que expongo. En la actualidad, en tanto que
electores de quienes nos rigen, buscamos nuestro argumentario de voto
“responsable” en los tuits de los candidatos, la analítica automatizada de las
encuestas y la virtualización de un futuro apenas esbozado a golpe de eslóganes,
emojis y likes. El porvenir que deseamos nos obliga a acomodar el presente a
sus requisitos so pena de sufrir el peor reproche que hoy existe, el de formar
parte de los rezagados que no son capaces de estar en sintonía con los tiempos
digitales, esos en los que los conocimientos, la forma de trabajar y de sentir
y de relacionarnos se dictan desde la “aldea” de Silicon Valley, en donde se
decide incluso </span><b style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.35pt;">nuestra “muerte social” que llega inmisericorde de la mano de
la simple irrelevancia digital.</b></p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://i0.wp.com/www.ebizlatam.com/wp-content/uploads/2016/12/Seguridad-En-Empresas.jpg?fit=787%2C524" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="524" data-original-width="787" height="266" src="https://i0.wp.com/www.ebizlatam.com/wp-content/uploads/2016/12/Seguridad-En-Empresas.jpg?fit=787%2C524" title="http://www.ebizlatam.com/" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">http://www.ebizlatam.com/</td></tr></tbody></table><p></p><p style="text-align: justify;"><b style="text-indent: -0.35pt;"><span face=""Univers",sans-serif">¿Y las empresas?</span></b><span face="Univers, sans-serif" style="text-indent: -0.35pt;"> Las empresas se mueven por el
instinto de supervivencia y eso les hace ser pragmáticas, tanto como los
beneficios o las pérdidas que aparecen al final de cada ejercicio. Es lo que
les diferencia de ámbitos como la educación o la política antes mencionados.
¿Fututo virtual? De acuerdo, pero eso ¿cómo se refleja en la cuenta de
resultados?... Ya me entienden.</span></p><p style="text-align: justify;"><b style="text-indent: -0.35pt;"><span face=""Univers",sans-serif">Creo que muchas empresas están dando
un ejemplo de adaptación sin estridencias, con el justo equilibrio entre las
nuevas maneras digitales de producción, comercialización y, en suma, de estar
en el presente, y la vista puesta también en el “acumulado” de conocimientos adquiridos
que siguen siendo útiles mientras el eje trabajo – clientes – beneficios siga
marcando el camino.</span></b></p><p style="text-align: justify;"><span face="Univers, sans-serif" style="text-indent: -0.35pt;">La paradoja es que como individuos los
cambios nos descolocan, nos obligan –como se dice ahora—a salir de nuestra
“zona de confort” que por algo se llama así. Sin embargo, como sociedad, nos
apuntamos a las novedades con fruición, como un niño al juguete que acaba de
descubrir. Redes “sociales”,</span><span face="Univers, sans-serif" style="text-indent: -0.35pt;"> </span><span face="Univers, sans-serif" style="text-indent: -0.35pt;">economía
“colaborativa”,</span><span face="Univers, sans-serif" style="text-indent: -0.35pt;"> </span><span face="Univers, sans-serif" style="text-indent: -0.35pt;">“coworking”… solo tienen
sentido con otros al lado, pero </span><b style="font-family: Univers, sans-serif; text-indent: -0.35pt;">la sociedad no es más que la suma de
individuos, personas que piensan con su particular y exclusiva red neuronal, a
partir de conocimientos y experiencias propios.</b><span face="Univers, sans-serif" style="text-indent: -0.35pt;"> Quizá convenga recordarlo
mientras avanzamos por el camino virtual de la educación, la política y la
empresa.</span></p>Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-50951286196066357112020-08-02T08:35:00.002-07:002020-10-27T05:01:05.040-07:00¡A VER SI TE ENTERAS…! EL RETO DE LA NUEVA COMUNICACIÓN.<div style="text-align: justify;"><font face="inherit"><span style="text-indent: 1.05pt;"><a href="https://www.linkedin.com/in/ianmangiardi/">Ian Mangiardi</a>, productor de TV neoyorkino, recibió no hace mucho el premio al Explorador del Año por su éxito en la búsqueda de fósiles de dinosaurio en el desierto de Gobi. Utilizó para ello drones y escáneres de imagen multiespectral, capaces de peinar tanto el rango de la luz visible como el de la invisible, y encontró cientos de restos. <a href="https://www.linkedin.com/in/alexborowicz/">Alex Borowicz</a>, por su parte, utiliza imágenes de satélite de alta resolución e inteligencia artificial para localizar y seguir a
las ballenas. Ambos son miembros del </span><a href="https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwiswpjJ6_zqAhXOA2MBHb-PAPwQFjAAegQIAxAB&url=https%3A%2F%2Fwww.explorers.org%2F&usg=AOvVaw2_nH042VO03gUfHTQPLSkq">Explorers Club</a><span style="text-indent: 1.05pt;">, junto a históricos
como Charles Limberg, Amunsend, Neil Amstrong…, y Jeff Bezos, Elon Musk, Jane
Goodall o el director de cine James Cameron, acreditados estos últimos por sus
exploraciones en ámbitos menos geográficos.</span></font></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></div><div style="text-align: justify;"><font face="inherit"><span style="text-indent: 1.05pt;">La
sede del Club, situada en Manhattan y por la que se puede hacer un tour virtual
desde su web, rezuma aventura, conocimiento, curiosidad, respeto y estudio a
través de sus cientos de objetos que dan fe de las exploraciones y exploradores
de los que busca guardar memoria. Magnífico lugar, sin duda, para comprobar que
</span><b style="text-indent: 1.05pt;">lo nuevo solo lo es por un instante, pasado el cual se convierte en recuerdo
del que aprender y referencia sobre la que seguir descubriendo y creando</b><span style="text-indent: 1.05pt;">.
Explorar no es sino encontrar respuestas a preguntas que a veces ni se han
hecho, plantarse ante la naturaleza, la historia, la ciencia o nuestros
semejantes y escudriñar lo que nos dicen. Explorar es escuchar.</span></font></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></div><div style="text-align: justify;"><font face="inherit"><span style="text-indent: 1.05pt;">Por
eso me resulta útil la referencia mencionada para hablar de comunicación en los
tiempos que corren. Creo que es una imagen adecuada en la que se refleja la
aventura que hoy supone saber desenvolverse por los caminos enrevesados de la
comunicación con nuestros semejantes, caminos en permanente cambio, con
indicaciones a veces confusas y mapas de caducidad inmediata. </span><b style="text-indent: 1.05pt;">Comunicar es
hoy explorar territorios nuevos</b><span style="text-indent: 1.05pt;">, que nunca habían estado ahí, y que debemos
recorrer con espíritu abierto, cierta prevención ante sus peligros, y asumiendo
que quizá algunas de nuestras “exploraciones” no terminen en descubrimientos
sino en una especie de facsímil de lo ya conocido.</span></font></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit">Marcos
de Quinto, que fue Vicepresidente de Coca Cola, resume así la esencia de la
comunicación, en este caso comercial: “Para convencer a alguien de algo has de
encontrarle, ha de escucharte y ha de creerte.” Suena obvio, pero reconozcamos
que desde el primer peldaño, encontrar a nuestro interlocutor, hoy la cosa se
complica bastante. Hagamos, pues, un repaso por la posición actual de los
ingredientes básicos de la comunicación.</font></span></div><div style="text-align: justify;"><b style="text-indent: 1.05pt;"><span style="line-height: 115%;"><font face="inherit"><br /></font></span></b></div><h2 style="text-align: justify;"><b style="text-indent: 1.05pt;"><span style="line-height: 115%;"><font face="inherit">Emisor…
¿qué me cuentas?</font></span></b></h2><div style="text-align: justify;"><font face="inherit"><span style="line-height: 115%; text-indent: 1.05pt;"><o:p>Q</o:p></span><span style="text-indent: 1.05pt;">uien
tiene algo que decir y se dispone a comunicarlo lo hace normalmente con una
intención predeterminada, sobre la que construye el mensaje. Esta intención es
la que luego su interlocutor, el receptor, deberá interpretar. El emisor (yo
mismo mientras escribo esto) quiere algo muy concreto, que, por lo general, va
más allá de ser escuchado; necesita antes, como decía de Quinto, encontrar y más
tarde convencer.</span></font></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></div><div style="text-align: justify;"><font face="inherit"><span style="text-indent: 1.05pt;">Hoy,
cuando la aseveración de McLuhan “el medio es el mensaje” es más real que
nunca, el emisor es un actor circunstancial: “</span><i style="text-indent: 1.05pt;">Pasaba por ahí y me encontré
con You Tube o Instagram, tan atractivos y cómodos ellos, que me “obligaron”,
sin saber muy bien por qué ni para quién, a “hablar”,… y hasta ahí puedo
explicarlo.”</i></font></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></div><div style="text-align: justify;"><font face="inherit"><span style="text-indent: 1.05pt;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://miro.medium.com/max/800/1*0zTY0hYZqQWX15EOMFHfAg.png" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="518" data-original-width="800" height="330" src="https://miro.medium.com/max/800/1*0zTY0hYZqQWX15EOMFHfAg.png" width="512" /></a></div>La
intención, por tanto, es solo la de hacerse oír. No hay direccionalidad
premeditada, no se sabe a quién estás hablando porque desconoces quién te va a
escuchar. </span><b style="text-indent: 1.05pt;">Hoy la comunicación es casi siempre un riego de mensajes por
aspersión. Las redes sociales, por ejemplo, son un “Pasapalabra” en bucle. </b> </font></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit">Nunca
la comunicación fue tan democrática, es innegable. Es tal la cantidad y
sencillez de recursos a nuestro alcance que –ahora sí, por fin—quien no se
comunica es porque no quiere. Para empezar, asumimos que todo es susceptible de
ser comunicado porque, por supuesto, es interesante para alguien. Desde los
ingredientes del desayuno que nos tomamos al pijama con el que nos acostamos,
previo selfie, pasando por el meme que pretendemos viralizar, el video que acabamos
de descubrir o la ocurrencia lapidaria que debe tuitearse… Y es que todo, TODO,
es hoy información “comunicable”, proyecto de mensaje, por su interés
intrínseco o porque hemos decidido que interesa. Peter Handke, Nobel de
literatura en 2019, lo expresa de forma contundente: “Vivo de aquello que los
otros no saben de mí”, y que –añadiríamos ahora—sean experiencias, pensamientos
o la irrelevancia más absoluta, considero interesantes…, o no; en realidad no
me importa.</font></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></div><div style="text-align: justify;"><font face="inherit"><span style="text-indent: 1.05pt;">Para
el emisor --es preciso también reconocerlo-- comunicarse se ha convertido en
una actividad de riesgo porque se complica bastante controlar la dirección, la
intención, el destino, y la fidelidad del mensaje. Pero, como ocurre con todo
aquello que el tiempo nos ha ido simplificando, la comodidad de la ejecución ha
hecho casi irrelevantes sus consecuencias. </span><b style="text-indent: 1.05pt;">Nuestras relaciones están ya
sometidas a una especie de Thermomix comunicativa. </b><span style="text-indent: 1.05pt;">El proceso escapa ya de
nuestras manos y el resultado puede dejar irreconocibles los ingredientes iniciales,
pero gusta y nos convierte en autores sin marcha atrás.</span></font></div><div style="text-align: justify;"><b style="text-indent: 1.05pt;"><span style="line-height: 115%;"><font face="inherit"><br /></font></span></b></div><h2 style="text-align: justify;"><b style="text-indent: 1.05pt;"><span style="line-height: 115%;"><font face="inherit">El
mensaje, en pocas palabras</font></span></b></h2><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit">La
intención del emisor reposa en un mensaje compuesto de los elementos (verbales,
icónicos…) que mejor representan lo que quiere transmitir. En su adecuada elección
y combinación reside su valor. Se trata, teóricamente hablando, de que sea
exacto y unívoco, es decir, que diga lo que queremos decir y nada más (salvo
decisión en contrario, claro). En realidad, ésta, la de la construcción del
mensaje, es la parte complicada. Emisores y receptores lo somos a la fuerza,
pero en la habilidad para conformar el objeto de la comunicación radica que ambos
se vean satisfechos: el emisor porque ve bien reflejada su intención y el
receptor porque encaja sin dificultad en ella su interpretación.</font></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit">…
Sin embargo, la realidad hace ya algún tiempo que ha hecho de tal teoría una
casualidad.</font></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit">En
primer lugar, estamos ya en un territorio en el que construir un mensaje no
debe suponer ningún esfuerzo. Para ello se abrevian las palabras, se usan
emojis, se crean onomatopeyas y se está pendiente del “double check” y el
“like” para confirmar el éxito de nuestra comunicación, sin importar, a veces, ni
cómo se ha interpretado nuestro mensaje, ni tan siquiera a quién ha llegado.</font></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></div><div style="text-align: justify;"><font face="inherit"><span style="text-indent: 1.05pt;">Además,
</span><b style="text-indent: 1.05pt;">nunca como ahora hemos tenido tanto que contar. Son tantas las posibilidades
de acumular experiencias y conocimientos, que nos sobra materia prima para
construir mensajes completos y complejos, ricos y enriquecedores. Pero he aquí
(¡qué ironía!) que optamos por lo contrario, por la conversación sincopada, el
lenguaje reducido a la mínima expresión, el contenido imprescindible, la
respuesta reducida a un gesto prefabricado.</b></font></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></div><div style="text-align: justify;"><font face="inherit"><span style="text-indent: 1.05pt;">Sé
y defiendo que el idioma, como el lenguaje, y por ende la forma en que los
usamos para comunicarnos, han de ser vivos y evolucionar en constante
adaptación desde y para la sociedad y circunstancias de cada momento. Pero me
llama la atención que, a mayor facilidad de conexión, mensajes más escuetos,
casi esqueléticos, en detrimento de su calidad. </span><b style="text-indent: 1.05pt;">Parece que, cuando tenemos
todo a favor para una comunicación abundante en matices y bien condimentada,
optamos por una comunicación anoréxica y bastante escuchimizada.</b></font></div><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://media.istockphoto.com/vectors/education-communication-concept-vector-id494281417?k=6&m=494281417&s=170667a&w=0&h=e8rPs3jNOSSCts9uyo897fQpTJ11DViD7T7LfcfU5Jk=" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><font face="inherit"><img border="0" data-original-height="346" data-original-width="497" height="277" src="https://media.istockphoto.com/vectors/education-communication-concept-vector-id494281417?k=6&m=494281417&s=170667a&w=0&h=e8rPs3jNOSSCts9uyo897fQpTJ11DViD7T7LfcfU5Jk=" width="398" /></font></a></div><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></div><div style="text-align: justify;"><font face="inherit"><span style="text-indent: 1.05pt;">Creo
que un Emoji, por muchos corazoncitos que tenga, nunca podrá sustituir a una
carta de amor, ni tan siquiera a una llamada telefónica, en la que hasta la
respiración forma parte del mensaje (será por eso, por miedo a que “se nos
note”, que la función teléfono de los teléfonos es cada vez menos utilizada). …
Y sí, pienso que puede ser el miedo el que nos lleva a crear mensajes reducidos
a la mínima expresión. Estamos expuestos a través de demasiados medios como
para no sentir un cierto vértigo ante nuestra desnudez, así que </span><i style="text-indent: 1.05pt;">mejor me
hago un selfie mientras desayuno mi ColaCao con galletas, añado un pie tal que
“estoy para comerme”, lo comparto en Instagram y mis colegas ya sabrán qué
quiero decirles</i><span style="text-indent: 1.05pt;">,… o no.</span></font></div><div style="text-align: justify;"><b style="text-indent: 1.05pt;"><span style="line-height: 115%;"><font face="inherit"><br /></font></span></b></div><h2 style="text-align: justify;"><b style="text-indent: 1.05pt;"><span style="line-height: 115%;"><font face="inherit">El
medio: ¡aquí mando yo!</font></span></b></h2><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit">Acudir
hoy a una biblioteca produce cierta ternura. Observamos miles de libros en
perfecto orden, formando con sus lomos un tapiz multicolor. Imaginamos la
cantidad de horas, esfuerzo, conocimientos e imaginación que sus autores han
volcado en tales páginas. Y puede que dicha visión incluso nos emocione. … Y, a
continuación, la consulta que hemos ido a resolver se la preguntamos a Google.</font></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit">Frente
a la pena y la rabia que subyacen en lo que acabo de escribir, se me
argumentará que en los servidores de la World Wide Web se acumulan millones de
“bibliotecas” como la que me acoge, y Google escupe en milisegundos el dato
escondido en una de las páginas de uno de los libros de una de aquellas
estanterías. ¡Es genial, por supuesto! La información, primer paso hacia el
conocimiento, se agiliza y, por tanto, eso debería dejarnos más tiempo para la
reflexión y la comprensión que exige tal conocimiento. Pero este círculo
virtuoso tiene un elemento del que rara vez somos conscientes: la web y sus
contenidos están construidos para ser consumidos y no tanto para ser pensados.
Además, el éxito que obtenemos online con tanta facilidad genera en nuestro
cerebro la dopamina suficiente como para que busquemos inmediatamente otro
“chute” de autocomplacencia y nos enfrasquemos en una “navegación” en la que la
pantalla se convierte en oráculo y nosotros en creyentes fieles de sus
enseñanzas.</font></span></div><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://www.lyceumformacion.com/imagenes/noticiassello/34-52878090_6113353948371_6618111026187468800_n.png" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><font face="inherit"><img border="0" data-original-height="670" data-original-width="800" height="342" src="https://www.lyceumformacion.com/imagenes/noticiassello/34-52878090_6113353948371_6618111026187468800_n.png" width="410" /></font></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><font face="inherit">https://www.lyceumformacion.com</font></td></tr></tbody></table><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit">La
dictadura del medio se está imponiendo incluso en los nuevos métodos docentes.
La crisis de la COVID-19 ha incentivado el uso de nuevos recursos tecnológicos,
que se sabía convenientes y en circunstancias como ésta se han demostrado
imprescindibles. Los contenidos en streaming, las clases por Zoom o Teams, la
relación con los alumnos vía Moodle o Canvas, los grupos de WhatsApp, las
aulas, en fin, virtuales con todos sus aditamentos confluyen (como me descubrió
hace poco un colega estudioso del tema) en algo tan simple como la imagen en
movimiento y a través de una pantalla. Eso me recordó que hace la friolera de
unos 40 años mi tesis versó sobre el uso de la TV en la enseñanza, en un tiempo
en el que sonaba a sacrilegio meter semejante artilugio en el aula y los
contenidos disponibles iban poco más allá de los magníficos documentales de
Rodríguez de la Fuente. Visto así, tampoco hemos avanzado demasiado –pensé. Se
han perfeccionado los soportes pero su fundamento sigue estando en ofrecer
mensajes y contenidos que provoquen impacto en la audiencia y eso nos lo
permiten los medios actuales más y mejor que nunca. </font></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit">Esta
visión entre quejumbrosa y esperanzada de la comunicación actual es, lo sé, de
brocha gorda, pero en tiempos de incertidumbre sentimos que hemos de renovarnos
y sustituir recursos que hasta ahora nos han servido por otros. El problema es
que no estoy muy seguro de que sepamos qué nos conviene suplantar, por qué
deberíamos hacerlo y qué ponemos en su lugar.</font></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="line-height: 115%; text-indent: 1.05pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></div><div style="text-align: justify;"><font face="inherit"><span style="line-height: 115%; text-indent: 1.05pt;">El
futuro se vislumbra en desarrollos que ya tienen en marcha empresas como Jaguar
Land Rover que, junto con la Universidad de Cambridge, está </span><a href="https://www.expansion.com/economia-digital/innovacion/2020/07/28/5f1f519f468aeba00a8b45cc.html" style="text-indent: 1.05pt;"><span style="line-height: 115%;">probando
un sistema</span></a><span style="line-height: 115%; text-indent: 1.05pt;"> de comunicación con el panel de control del salpicadero de sus
coches llamado toque predictivo: mediante la detección de los movimientos de
las manos y de los ojos, el sistema es capaz de “comunicarte” con el coche y
adelantarse a lo que pretendes. Será que dentro de poco nos espera la
comunicación sin contacto, como mero desiderátum. Confío, no obstante, en que
de la comunicación sin contacto no pasemos a la comunicación sin sentido.</span></font></div><div style="text-align: justify;"><b style="text-indent: 1.05pt;"><span style="line-height: 115%;"><font face="inherit"><br /></font></span></b></div><div style="text-align: justify;"><font face="inherit"><b style="text-indent: 1.05pt;"><span style="line-height: 115%;">…
¿Y el receptor?</span></b><span style="line-height: 115%; text-indent: 1.05pt;"> ¿Y tú me lo preguntas? Como puedes
suponer, el receptor eres tú.</span></font></div>Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-32104111531440821492020-05-26T10:55:00.005-07:002020-08-02T07:49:05.203-07:00EL PAÍS DE LAS SONRISAS PERDIDAS<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="" style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span><font face="inherit">Si la cara, como dicen, es el espejo del
alma, a partir de ahora ese espejo refleja un alma colgada de las orejas, sin
apenas expresión. Un alma semejante a un bozal.<o:p></o:p></font></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="" style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span><font face="inherit">La mascarilla es ya un “complemento” más
de nuestro vestuario, como el reloj o la bufanda. Pero es un añadido extraño
porque lejos de adornar el rostro, lo atrofia y, más aún, lo culpabiliza como
si nariz y boca fueran partes pudendas que el decoro obligara a esconder.<o:p></o:p></font></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="" style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span><font face="inherit"><br /></font></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="" style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span><font face="inherit">Las manos con guantes, la cara apenas
asomando los ojos. Prohibido tocar, y sonreír y sacar la lengua, y besar, y
sorber. Solo mirar e intentar ver en los ojos de enfrente lo que hay detrás y
dentro de ellos.<o:p></o:p></font></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="" style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span><font face="inherit"><br /></font></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="" style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span><font face="inherit">Decía el otro día una sicóloga de las que
ahora salen en la tele (sicólogos, biólogos y cocinillas acaparan medios y
redes sociales para orientar nuestra perplejidad y llenar nuestras horas) que
tenemos que aprender a sonreír con los ojos, a falta de boca. Quizá. Pero unos
ojos, aunque transmitan alegría lo harán siempre sin matices. Todo lo
expresivos que son para el llanto, desde los ojos vidriosos
a la lágrima tendida, resultan limitados para la risa. La boca, sin embargo,
nos muestra desde la sonrisa tímida a la carcajada descarada. No hay color.<o:p></o:p></font></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="" style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span><font face="inherit"><br /></font></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="" style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span><font face="inherit">… Y ahora nos tapan la boca y nos dejan
libres los ojos, la alegría confinada y el llanto a sus anchas.<o:p></o:p></font></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="" style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span><font face="inherit"><br /></font></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="" style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span><font face="inherit">Por eso digo que este país ha perdido la sonrisa,
la de cada uno de nosotros, la del ciudadano que busca comida porque no tiene
con qué, y la del político que busca argumentos porque tampoco tiene con qué.<o:p></o:p></font></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="" style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span><font face="inherit"><br /></font></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="" style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span><font face="inherit">Hemos perdido la sonrisa…, bueno, y en
parte también nos la han robado entre un virus de los que se ven al microscopio
y algunos otros virus de los que pasean por la calle y ostentan vitola de
pandemia.<o:p></o:p></font></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="" style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span><font face="inherit"><br /></font></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="" style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span><font face="inherit">Lástima. Con lo bien que nos lo estábamos
pasando y la gracia que tenemos los españoles para sacar un chiste de cualquier
desgracia, va y nos tapan la boca, nos dejan mudos y sin una triste risa de
ésas contagiosas que echarnos al alma.</font></span></span><span lang=""><o:p></o:p></span></div>
<br />Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-52396187849871668912020-05-19T10:14:00.005-07:002020-08-02T07:38:32.855-07:00MARKETING, POLÍTICA Y DIDÁCTICA<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11pt;"><span><font face="inherit">Cuando debo explicar a mis
alumnos de forma resumida qué es el Marketing suelo acudir a la imagen del
puente. El Marketing, les digo, es el conjunto de estrategias, procesos y
acciones que unen a las empresas con su mercado. Es como un puente que hace
posible que nosotros veamos satisfechos nuestros deseos y necesidades y las
empresas sobrevivan y crezcan impulsadas por la posibilidad de seguir
produciendo. En esta realidad, el Marketing es el enlace inevitable y necesario
entre ambos. </font></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;"></span></span></div>
<a name='more'></a><span><font face="inherit"><br /></font></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: 11pt;"><span><font face="inherit">Si dejamos el escenario económico
y nos adentramos en el político la explicación anterior sigue siendo válida,
cambiando naturalmente actores y objetivos e incorporando algunos matices. Así,
las empresas se convierten en partidos políticos, los productos en programas
(cuando no en ocurrencias oportunistas), el cliente es el ciudadano con derecho
a voto (el “mercado” político tiene reservado el derecho de admisión), y el
“puente” está formado por titulares, mítines, debates, fotografías, espontaneidad
casi siempre preparada y ensayada, etc.… Más o menos como el otro marketing,
excepto que el político construye sus promesas contando con dinero ajeno y al
votante la “compra”, de momento, no le supone desembolso en efectivo. </font></span></span></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11pt;"><span><b><font face="inherit">El voto
es una especie de compra a crédito, que comienza siendo afectivo-ideológica y termina
transformándose en un recibo con cargo a nuestra cuenta de bienestar. </font></b></span></span></blockquote>
<div style="text-align: justify;">
<font face="inherit"><span style="font-size: 11pt;">El matiz que mencionaba está, creo yo, en el hecho de que la
empresa aspira a mejorar su balance mientras el político persigue algo más delicado
y a la vez peligroso: el poder. El poder puede ser absoluto, a manera de los
monopolios del mercado, o mayoritario, tipo oligopolio,</span><span style="font-size: 11pt;"> </span><span style="font-size: 11pt;">y puede ser también un poder compartido.</span></font></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11pt;"><span><font face="inherit"><br /></font></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11pt;"><span><font face="inherit">Si continuamos el paralelismo comprobamos que en el mercado
político español actual se da un caso claro de colusión porque no sabemos con
claridad qué acuerdo de “precios” existe entre los partidos que comparten el
poder, y hasta de “dumping” porque algunos apoyos necesarios solo se están
consiguiendo vendiendo atribuciones y competencias por debajo del coste de su producción
por parte de esta democracia trabajada durante cuarenta y tres años con tanta
sangre y sudor como ilusión y convicción. </font></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span><a href="https://josephsononbusinessethics.com/wp-content/uploads/2010/12/000-Ethics-values-2.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><font face="inherit"><img border="0" data-original-height="380" data-original-width="800" height="190" src="https://josephsononbusinessethics.com/wp-content/uploads/2010/12/000-Ethics-values-2.jpg" width="400" /></font></a></span></div>
<font face="inherit"><br />
</font><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: 11pt;"><font face="inherit">En este juego de espejos, nuestro Consejo de Ministros me lo
imagino como si en el Consejo de administración de Mercadona tuvieran
reservados asientos preferentes la señá María y su sobrino Antonio que son
quienes llevan el puesto de verduras del mercado que hay junto a mi casa.
Parece poca cosa pero cuando la señá María se pone seria, brazos en jarras y
vena hinchada, mejor es no discutir sobre la frescura de las acelgas y el
precio de los ajos. Más o menos como me imagino que ocurrirá con Pablo Iglesias
y sus correligionarios ministros, compañeros de ideología e incluso de somier, o
con el “proveedor” de legumbres, Rufián, para quien esto son lentejas, y ya
sabes… Pero, en suma, están encantados con el poder alcanzado, fruto de una
adecuada estrategia de Marketing político, no sé si planificada o sobrevenida
por las circunstancias. </font></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11pt;"><span><font face="inherit"><br /></font></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span><font face="inherit"><span style="font-size: 11pt;"><b>El Marketing es a la política lo que la receta al enfermo: la
fórmula que alguien tiene que hacer realidad para curar o al menos paliar los
síntomas molestos. </b>Claro que tanto en Marketing como en terapia hay planes y tratamientos
solventes pero también, a veces, los hay basados en el postureo y el efecto
placebo respectivamente. En ambos conviven la sabiduría con las modas, </span><span style="font-size: 11pt;"> </span><span style="font-size: 11pt;">el médico con el influencer, el afiliado sin
saber por qué con el tertuliano conocedor de todos los porqués. Hay efectos por
sobredosis (exceso de capitalismo deriva en desigualdades sociales y más
socialismo del recomendado estandariza la pobreza), como hay tratamientos a
modo de ensayos clínicos en los que ciudadanos-mercado no somos sino conejillos
de Indias a mayor gloria de las ínfulas ideológicas y del poder del actor y las
siglas de turno. </span></font></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11pt; line-height: 115%;"><span><font face="inherit"><br /></font></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span><font face="inherit"><span style="font-size: 11pt; line-height: 115%;">Curioso asunto éste del Marketing, la política y las metáforas
… que, por cierto, uso también para explicar
a mi audiencia estudiantil qué es un algoritmo acudiendo a una receta de
cocina. Si en ésta hay ingredientes y elaboración, el algoritmo es la
elaboración, el proceso a seguir para obtener el resultado. ¿No es eso política
en estado puro? Otro día quizá siente en nuestro hemiciclo al matemático persa
del siglo IX Abu Abdallah Mu</span><span style="font-size: 11pt; line-height: 115%;">ḥ</span><span style="font-size: 11pt; line-height: 115%;">ammad ibn Mūsā al-Jwārizmī,
de cuyo apellido deriva el término algoritmo. <b>Y quizá entonces será el momento
de recordar que la democracia no es una cuestión matemática sino ética.</b> Pero
será otro día.</span></font></span></div>
<span style="font-family: univers, sans-serif; font-size: 11pt;"></span>Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-69462181660058454172020-05-19T09:58:00.002-07:002020-08-02T07:40:09.704-07:00SON TIEMPOS DE MIEDO EMPRESARIAL<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span><font face="inherit">En frase del escritor mexicano <a href="https://www.escritores.org/biografias/300-amado-nervo"><span style="color: blue;">Amado Nervo</span></a> "el
miedo no es más que un deseo al revés". Añadiré que desear, igual que
necesitar, incluye la posibilidad de no lograr. Así que la cruz del deseo es el
miedo que puede asaltarnos ante la amenaza de un futuro frustrante, vacío,
estéril… muy alejado de aquél que pretendíamos alcanzar.<o:p></o:p></font></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<font face="inherit"><br /></font></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span><font face="inherit">Pero hay otro miedo, que ahora se hace más presente
tanto a nivel personal como social y que afecta a todo tipo de organizaciones,
que es el miedo como reacción a la incertidumbre, a lo desconocido. El miedo que
provoca la ignorancia y la imposibilidad de controlar los acontecimientos.<o:p></o:p></font></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<font face="inherit"><span></span></font></div>
<a name='more'></a><font face="inherit"><br />
</font><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span><font face="inherit">La vida de las empresas, como la nuestra propia, se
asienta la mayoría de las veces sobre rutinas en las que causa y efecto, acción
y resultado, decisión y consecuencia no producen sorpresas. Es un
comportamiento ya experimentado en el que solo el azar, que se intenta esquivar
a toda costa, puede distorsionar el logro. Así, las empresas se sienten
seguras, aunque algunos de sus órganos vitales como el mercado, por ejemplo,
sean por definición volubles, pero es el control de todo lo demás lo que
minimiza el riesgo de esta excepción.<o:p></o:p></font></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<font face="inherit"><br /></font></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span><font face="inherit">Aceptaremos pues, en resumen, que la información
respecto al futuro es lo que nos da seguridad y que ésta es la vacuna contra el
miedo. Si ponemos ante el espejo este argumento, su reflexión nos diría que <b>la
ignorancia rezuma miedo cuando la inseguridad es nuestra única puerta hacia el
futuro</b>. Y asumiremos, en consecuencia, que <b>una mentalidad empresarial
monolítica, así como una estructura y unos procesos fijos e inamovibles suponen
tranquilidad, pero solo mientras poseemos el control del entorno en tiempo y
espacio. … Y, en este momento, está claro que no es el caso.</b></font></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-oy3cfCPvhZ0Oh_B0os4Y6hDRK_dySplLLyyM59VRa4mYU3o0yQAIOu76mdmIiyLK-sFt7kjoAhSNyBGVuYFTD3cJdV3YaAavu1fO_8J28GG0oW6idsQuZyBLQQNU18Ctf4hOTa2lMsHi/s1600/desmotivacion.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><font face="inherit"><img border="0" data-original-height="325" data-original-width="664" height="195" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-oy3cfCPvhZ0Oh_B0os4Y6hDRK_dySplLLyyM59VRa4mYU3o0yQAIOu76mdmIiyLK-sFt7kjoAhSNyBGVuYFTD3cJdV3YaAavu1fO_8J28GG0oW6idsQuZyBLQQNU18Ctf4hOTa2lMsHi/s400/desmotivacion.jpg" width="400" /></font></a></b></span></div>
<font face="inherit"><span><b><o:p></o:p></b></span><br />
</font><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<font face="inherit"><span style="text-indent: 0cm;">La incertidumbre ante lo desconocido, como la RAE lo
define, está colocando hoy al miedo en los primeros lugares de nuestra escala
de estados de ánimo más frecuentes. A duras penas parece que se está
controlando la pandemia en el momento presente, pero desde luego lo que está
fuera de control es el futuro y no tanto
por desconocido (por desgracia aumentan los datos que sirven para dibujarlo
cada vez con más fidelidad), sino por falta de herramientas para afrontarlo,
como hace unas semanas ocurrió con la madre que lo parió, de nombre COVID-19. </span><br />
<span style="font-size: large;"><b style="text-indent: 0cm;"><br /></b></span>
<span style="font-size: large;"><b style="text-indent: 0cm;">No hay recetas, pero sí
ingrediente</b><span style="text-indent: 0cm;"><b>s</b></span></span><br /><span style="text-indent: -18pt;"><span><span style="font-size: small;"><b><u>Adaptación.</u></b></span></span></span><br />
<b style="text-indent: -18pt;"><span><span style="font-size: small;"><br /></span></span></b></font></div>
<font face="inherit"><span style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">El hombre es un animal de costumbres, y las empresas,
a su modo, también. Pero no es menos cierto que unos y otras tienen en su
capacidad de adaptación una facultad de vital importancia, nunca mejor dicho.</span><br />
</font><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<font face="inherit"><br /></font></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span><font face="inherit">En poco más de un mes, por ejemplo, miles de empresas
de todos los tamaños y profesionales de todas las ramas han tenido que ponerse
manos al teclado para seguir con su actividad a distancia. En realidad, tampoco
hemos descubierto demasiado porque, como
indican los <a href="https://ipmark.com/estudio-anual-mobile-iab-conclusiones/"><span style="color: blue;">datos</span></a> del último
Media
Comsumtion Forecast de Zenith, dedicamos 33 días al año (800 horas) a internet
vía móvil, con un crecimiento del 13% anual en el último lustro. El único matiz
es que en ese tiempo de dedicación apenas dejamos resquicio para el trabajo y
sí para el ocio, la comunicación, las compras etc. Ya somos digitales; lo que
muchas empresas se han visto obligadas a descubrir ahora es que los algoritmos
y la fibra óptica han de contemplarse como un apéndice imprescindible de los
recursos humanos, más allá de formar parte de los recursos productivos.<o:p></o:p></font></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<font face="inherit"><br /></font></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span><font face="inherit"><b>Adaptarse
cuesta porque supone ejercer una cierta violencia contra lo establecido. </b>Lo decíamos al principio: la rutina nos tranquiliza
porque hace innecesaria la argumentación y la decisión, y porque evita la
sorpresa. "Siempre se ha hecho así, por los mismos motivos y con idénticas
consecuencias"… y, de esta forma la empresa podría seguir avanzando hasta
que, de pronto, cambia el escenario, el papel que venía interpretando y hasta
el público ante el que actuaba. Se llama, por ejemplo, pandemia, y eso trastoca
los planes y obliga a jugar con otras reglas. <o:p></o:p></font></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<font face="inherit"><br /></font></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<font face="inherit"><span><b>En eso,
creo yo, consiste adaptarse, en asumir el cambio no como una necesidad
coyuntural sino como una constante capaz de generar con naturalidad nuevos
procesos, herramientas y mentalidad dentro de la empresa</b>.</span><br />
<span style="text-indent: 0cm;"><br /></span>
<span style="text-indent: 0cm;">En estas
semanas ejemplos de lo dicho hay abundantes. Muchas empresas se han adaptado a
la no presencia física de los trabajadores, como muchas familias han tenido que
acomodarse a lo contrario, a la sobredosis de contacto; y ha habido que manejar
nuevas formas de llegar a los clientes, y de comunicar y de tantas cosas. La adaptación a un entorno nuevo es más fácil
cuando se tiene el cambio como perspectiva constante y capaz a partes iguales
tanto de entorpecer nuestro recorrido empresarial como de descubrirnos alternativas
nunca imaginadas o, como ahora, capaz también de obligarnos a dar pasos siempre
postergados. "A la fuerza ahorcan" es otra forma de decirlo. </span></font></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<b style="text-indent: -18pt;"><span style="font-size: 10pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="text-indent: -18pt;"><span style="font-size: 10pt;"><u><b><font face="inherit">Planificación.</font></b></u></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<b style="text-indent: -18pt;"><span style="font-size: 10pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span><font face="inherit">Sería un
error confundir la capacidad o necesidad de acomodarse con la improvisación.
Los sudores que bastantes empresas y profesionales están pasando obligados por
la mecánica de un "teletrabajo" al que no estaban acostumbrados
podrían haberse evitado si la posibilidad que ahora se ha hecho necesidad se
hubiese previsto de alguna forma, y no me refiero a haber profetizado esta
pandemia en concreto, sino a un cambio repentino de escenario en el que desenvolverse.<o:p></o:p></font></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<font face="inherit"><br /></font></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span><font face="inherit">Todas las
organizaciones tienen en la estrategia su punto de apoyo. Básicamente se
analiza el punto de partida, se vislumbra el objetivo a alcanzar y se definen
los recursos de todo tipo que son necesarios. Ocurre que esos tres items
tienden a ser estáticos o, al menos, soportan mal las brusquedades. Lo difícil
es que, dentro de la estrategia, se contemplen escenarios diversos que obliguen
a cambiar objetivos y recursos a partir de una posición de partida que también
es otra por las nuevas circunstancias. Es lo que ahora se deja ver por parte de
las empresas que mejor están respondiendo a la realidad. Quizá en algunas el
acierto sea casual, pero se nota en otras un criterio de actuación que no
deriva de la improvisación sino de la planificación.<o:p></o:p></font></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<font face="inherit"><br /></font></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span><font face="inherit"><b>El
confinamiento, el parón económico, la situación crítica de supervivencia para
empresas, familias y personas ha hecho emerger estrategias en las que la
"responsabilidad social corporativa" es protagonista porque forma
parte de la entraña de la identidad empresarial y no un accesorio manufacturado
con urgencia.</b> Por eso es
palpable la diferencia entre RSC y marketing con causa, pues mientras en el
segundo el objetivo es comercial y la actuación puntual, en el primero se trata
de una forma de ser organizacional. Ambos, eso sí, aspiran a réditos en imagen
corporativa con reflejo en la cuenta de resultados, porque para todas las
empresas el único cielo está en la tierra.<o:p></o:p></font></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<font face="inherit"><br /></font></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span><font face="inherit"><b>La planificación, tal y como ahora queda demostrado,
no puede ser ni unívoca ni estática</b>. Ha de
contemplar la situación real pero también los escenarios posibles de los que
haya datos que haga tal previsión fiable, así como de los que tienen un
histórico cíclico. De ahí <b>que la estrategia deba ser "líquida",
adaptable y con capacidad de respuesta a más de un entorno</b>, tal y como
estamos viendo en casos como la aviación (de pasajeros a carga), hostelería (de
la barra al servicio a domicilio) y otras.<o:p></o:p></font></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<font face="inherit"><br /></font></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span><font face="inherit">Pero para eso, se precisa otra condición.</font></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<b><span style="font-size: 11pt; line-height: 115%;"><u><font face="inherit"><br /></font></u></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span><u><font face="inherit"><o:p></o:p><b><span style="line-height: 115%;">Motivación e implicación</span></b></font></u></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span><b><span style="line-height: 115%;"><font face="inherit"><br /></font></span></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span><font face="inherit">Desconocer el "para qué" y el "con
quién" multiplica los boletos para el fracaso.<o:p></o:p></font></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<font face="inherit"><br /></font></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span><font face="inherit">La actual es una experiencia con un gran componente
emocional porque el miedo nos abofetea de un enemigo que desconocemos y que no
sabemos si nos tiene en su lista. (Por eso lo inexacto de la retórica bélica
tan al uso, porque en una guerra hay un enemigo conocido al otro lado de la
trinchera y con el que, además, podemos pactar la paz, o la rendición, algo de
lo que no entienden los virus).<o:p></o:p></font></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<font face="inherit"><br /></font></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span><font face="inherit">El miedo, como intento explicar, emana del
desconocimiento y produce tanto más daño cuanto mayor es la rigidez, el
inmovilismo y la falta de planificación previa en la respuesta. Pero aun
contando con tales condiciones, en el caso de las organizaciones la solución
muere antes de haber nacido si todas las piezas humanas no se ponen al servicio
de la causa y, además, si tras dicha implicación no existe suficiente carga
motivacional como para sobrellevar las dificultades.<o:p></o:p></font></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<font face="inherit"><br /></font></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span><font face="inherit">Cuando menciono a la motivación no me refiero a la
sugestión. No hablo de sicología positiva, ni de gurús, ni de mindfulness, ni
de gritos de guerra, ni de… usted ya me entiende. <b>Por motivación, como
fuerza impulsora de una acción colectiva, quiero decir información, compromiso,
honestidad, aceptación del error, capacidad crítica y, sobre todo, objetivos
claros. <o:p></o:p></b></font></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<font face="inherit"><br /></font></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<b><span><font face="inherit">Las empresas en situaciones como la actual han de
convertir su organigrama en un liderazgo contagioso, en el que todos los
miembros sientan su propio poder para ejecutar el cambio al que las circunstancias
obligan.<o:p></o:p></font></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<font face="inherit"><br /></font></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<b style="text-indent: 0cm;"><span style="font-size: large;"><font face="inherit">De gestionar una crisis a gestionar un cambio</font></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<font face="inherit"><br /></font></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj80-QKCripDgYMmlFnAX7q4YHvGVKP3NMeEGPtOb_DCpxK5EkryHkDOLy-E8xu_Rk_wZaJeEqp10UaI-mOGj69LiO6N_vlF5TjWLpsSCUW-S6Rf5ftUaiSMRHd3sojm9lilk2eulAMLRRU/s1600/45_9_Adult_Organize_Getting-Things-Done_Slideshow_45_arrows-group-pointing_ts_153681911.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><font face="inherit"><img border="0" data-original-height="225" data-original-width="400" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj80-QKCripDgYMmlFnAX7q4YHvGVKP3NMeEGPtOb_DCpxK5EkryHkDOLy-E8xu_Rk_wZaJeEqp10UaI-mOGj69LiO6N_vlF5TjWLpsSCUW-S6Rf5ftUaiSMRHd3sojm9lilk2eulAMLRRU/s400/45_9_Adult_Organize_Getting-Things-Done_Slideshow_45_arrows-group-pointing_ts_153681911.jpg" width="400" /></font></a><font face="inherit"><span>… pero queda el problema más duradero porque esta
crisis sanitaria va a pasar pronto, incluso la económica, aunque sea a trancas
y barrancas y por la cuenta que nos trae, se superará tarde o temprano. De
hecho, la humanidad ha vivido guerras, depresiones económicas, pandemias con
efectos más o menos generalizados… pero que vuelven una y otra vez a repetirse
porque no aprendemos la lección. No todo es controlable, por supuesto, pero en
lo que a nosotros, a nuestros gobernantes y también a nuestras empresas nos
afecta, quizá convenga recordar que a igual comportamiento… idénticos
resultados.</span><br />
<span style="text-indent: 0cm;"><br /></span>
<span style="text-indent: 0cm;">Por eso </span><b style="text-indent: 0cm;">es preciso intentar un cambio que debe ser
un cambio de valores, de filosofía vital, de actitud, de estrategia.</b><span style="text-indent: 0cm;"> Se
trata de dar la vuelta al iceberg con el que Torben Rick representa visualmente
la diferencia entre la forma en que las empresas dicen que hacen las cosas y la
forma en que las cosas se hacen realmente.
Este es el reto de gestión que solo las organizaciones más valientes
afrontarán. El resto se quedarán a esperar a la próxima.</span></font></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<font face="inherit"><br /></font></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span><font face="inherit">… Y para terminar, quizá sea mejor que vayamos
filtrando ese concepto ya tan manido de la "nueva normalidad" que nos
espera. Primero porque es contradictorio en sí mismo. Lo "normal",
para serlo, exige poso, costumbre, repetición, justo lo que le falta a toda
novedad también para serlo. Por otra parte, conviene no hacerse ilusiones si es
que pensamos que lo que viene va a ser necesariamente nuevo y, además, bueno.
No hay mascarillas para tanta verborrea.</font></span><span style="font-family: calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div>
</div>
Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-8790256179929319602020-05-01T05:10:00.006-07:002020-08-02T07:40:30.260-07:00AL MENOS, APRENDER.<div style="text-align: justify;">
<span><font face="inherit">Situaciones
como la que estamos viviendo (la pandemia del Coronavirus) excitan también la imaginación, dibujándonos
escenarios aterradores o creyéndonos en el país de las maravillas. Cada cual
tirará hacia donde su estado de ánimo, su objetividad, su vivencia personal o
su real gana le incline.</font></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;"><font face="inherit">No
obstante, las experiencias extremas y generalizadas tienen la doble cualidad,
primero de obligarnos a tomar posición, aunque ésta sea la estoica aceptación
del flujo natural de los acontecimientos; y segunda, la oportunidad de analizar
las causas y las consecuencias de lo vivido en las horas de confinamiento.</font></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;"><font face="inherit">Estas
líneas buscan reflejar algunos resultados personales de dicha valoración, a
trazo grueso porque no es tiempo de matices, e intentando que la opinión que
inevitablemente se desliza esté sujeta a los hechos, es decir, a la lógica de
los acontecimientos. La crisis de coronavirus, por tanto, me sugiere algunas
enseñanzas que me atrevo a compartir.</font></span></div>
<a name='more'></a><font face="inherit"><br />
</font><div style="text-align: justify;">
<b style="text-indent: -0.35pt;"><span style="line-height: 115%;"><span><font face="inherit">1ª/
Querer no es poder.</font></span></span></b></div>
<font face="inherit"><br />
</font><div style="text-align: justify;">
<font face="inherit"><b style="text-indent: -0.35pt;"><span style="line-height: 115%;"><span>E</span></span></b><span style="text-indent: -0.35pt;">l
mantra de la sicología positiva, el menos en su versión más comercial, queda
ahora en evidencia de manera flagrante.</span></font></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: justify;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://www.revistaneo.com/sites/default/files/inline-images/Coronavirus%20en%20el%20mundo.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto; text-indent: -0.35pt;"><font face="inherit"><img border="0" data-original-height="381" data-original-width="600" height="253" src="https://www.revistaneo.com/sites/default/files/inline-images/Coronavirus%20en%20el%20mundo.jpg" width="400" /></font></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="https://www.shutterstock.com/es/g/lsmagilov" style="background-color: white; box-sizing: inherit; color: #42a5f5; font-size: medium; outline: none; text-align: start;"><span style="font-size: x-small;"><font face="inherit">Imagen de ImageFlow para Shutterstock</font></span></a></td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;"><font face="inherit">Nadie
duda de que los responsables políticos que son quienes están tomando las
decisiones a las que los ciudadanos hemos de ajustarnos, lo hacen con su mejor
voluntad. Creo que es así, tanto cuando éstas están motivadas por dependencias
ideológicas como cuando lo están por criterios de estricto beneficio social.
Sin embargo, esta “querencia” no se traduce en capacidad. A fin de cuentas
querer no pasa de ser un deseo fácil de asumir; y poder no deja de ser (en el
caso que analizamos) un atributo temporal. </font></span></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<font face="inherit"><span style="text-indent: -0.35pt;">En realidad, </span><b style="text-indent: -0.35pt;">del querer al poder
hay un camino arduo y difícil que trasciende el deseo y la capacidad jurídica
de actuar, que es el saber</b><span style="text-indent: -0.35pt;">. Lo cierto es que no puede quien quiere sino
quien sabe.</span></font></blockquote>
<font face="inherit"><span style="text-align: justify; text-indent: -0.35pt;">El
gobierno de los mejores entra frecuentemente en contradicción con el resultado
de las urnas. Las decisiones derivadas del conocimiento, el sentido común y una
visión ética del poder rara vez corresponden con el abajo-firmante en los
decretos y normas que se nos imponen a los ciudadanos. Más bien al contrario,
lo frecuente es que cuando se apagan los fuegos artificiales de campañas,
eslóganes, propaganda y besos a niños y fans, manejar la realidad obliga a un
exhibir una sabiduría y una catadura moral al alcance de pocos… que no suelen
ocupar escaño.</span><br />
<span style="text-align: justify; text-indent: -0.35pt;"><br /></span>
<span style="text-align: justify; text-indent: -0.35pt;">2º/ </span><b style="text-align: justify; text-indent: -0.35pt;">Somos
peligrosos.</b><br />
<span style="text-align: justify; text-indent: -0.35pt;"><br /></span>
<span style="text-align: justify; text-indent: -0.35pt;">Lo
dice con frecuencia Arturo Pérez-Reverte: este mundo es un lugar peligroso,
mezquino y bastante ruin. Si alguna vez existió el paraíso terrenal no miremos
a nuestro alrededor para encontrar de él ni el mínimo vestigio.</span><br />
</font><div style="text-align: left;">
<span style="text-align: justify; text-indent: -0.35pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></div>
<div style="text-align: left;">
<font face="inherit"><span style="text-align: justify; text-indent: -0.35pt;">La
crisis del Coronavirus ha levantado algunas alfombras de la miseria social, o
al menos -no quiero cargar las tintas-, de nuestros “olvidos” imperdonables. </span><b style="text-align: justify; text-indent: -0.35pt;">Ha
quedado claro por ejemplo que, en la sociedad del bienestar, ahora venida a
menos, los últimos son los viejos</b><span style="text-align: justify; text-indent: -0.35pt;">. Las residencias de ancianos en las que
se suman los fallecidos, con los que se convive en algunos casos durante días,
y hacia donde tardamos demasiado en mirar, nos han enfrentado a una realidad
incómoda.</span></font></div>
<font face="inherit"><br />
</font><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqMkA1PwHaNTDl70-dQTAwapBV9lHZzPUegIFrHVeVccjHvwIu4bJA5zcAhhXu8261budJrPNCHHvyrLWDvDSDBdHHdAOyH5U260Jmtm66QzegDWBdWnT9DZu1FB0j7nhnKe-cihltyp7Z/s1600/adultos-mayores-deprimidos.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><font face="inherit"><img border="0" data-original-height="300" data-original-width="600" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqMkA1PwHaNTDl70-dQTAwapBV9lHZzPUegIFrHVeVccjHvwIu4bJA5zcAhhXu8261budJrPNCHHvyrLWDvDSDBdHHdAOyH5U260Jmtm66QzegDWBdWnT9DZu1FB0j7nhnKe-cihltyp7Z/s400/adultos-mayores-deprimidos.jpg" width="400" /></font></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://bohemia.cu/"><font face="inherit">http://bohemia.cu/</font></a></td></tr>
</tbody></table>
<font face="inherit"><span style="text-align: justify; text-indent: -0.35pt;">Los geriátricos son el símbolo de la tranquilidad de conciencia de esta sociedad.
Al final de su vida, el premio que damos a nuestros viejos es que otros les
cuiden, con el argumento –a veces incluso cierto y sincero – de ofrecerles lo
mejor para ellos. Pero, cuando todo esto pase, este país deberá hacerse mirar si
no nos olvidamos de alguien al hablar de derechos, qué entiende por justicia y,
sobre todo, qué valor y respeto otorga a quienes nos dieron el camino por el
que ahora transitamos, y me refiero a la vida, no al sayo en el que cada uno
convierte la propia.</span><br /></font><div style="text-align: justify;"><font face="inherit"><br /></font></div>
<div style="font-weight: bold; text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;"><b style="text-indent: -0.35pt;"><span style="line-height: 115%;"><span><font face="inherit">3º/
El orden funciona.</font></span></span></b></span></div>
<span style="text-indent: -0.35pt;"><font face="inherit">
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;">Entre
los clichés que se nos adjudican a los españoles está el de la improvisación.
Eso nos ha dado grandes alegrías históricas, desde descubrir un continente
improvisadamente a crear la deliciosa fideuá, improvisando una paella con
fideos, a falta de arroz. Por casualidad o creatividad es vedad que no siempre
la planificación es el único camino al éxito. Sin embargo, estamos comprobando
cómo la falta de previsión está siendo causa de un buen número de las
calamidades que en esta situación crítica padecemos en España. Por otra parte,
la centralización de decisiones se comprueba que sirve de poco si no es
ejecutiva y evita que los hechos vuelvan a obligar a las partes</span><span style="text-indent: -0.35pt;"> </span><span style="text-indent: -0.35pt;">--entiéndase, Autonomías—a funcionar por su
cuenta.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;">Como
metáfora de</span><span style="text-indent: -0.35pt;"> </span><span style="text-indent: -0.35pt;">lo dicho </span><b style="text-indent: -0.35pt;">podemos fijarnos
en el papel que está jugando el ejército en esta crisis.</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;">El
ejército obedece a una estructura jerarquizada, de poder efectivo y en el que
las órdenes suelen derivarse de una estrategia previamente definida. Así, en 18
horas se preparó un recinto ferial, IFEMA, para recibir a los primeros
enfermos, y en pocos días se habrá logrado tener capacidad para 5000 camas y
500 UCI. La colaboración de la UME con bomberos y diversos gremios para
alcanzar un objetivo claro, bien coordinados y con una estructura de mando
definida y efectiva, da este resultado. La improvisación, las dudas, las
dependencias partidistas producen por su lado efectos que también estamos
comprobando.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;">4º/
¿</span><b style="text-indent: -0.35pt;">No estábamos digitalizados?</b></div>
</font></span><div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;"><span style="text-indent: -0.35pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;"><span style="text-indent: -0.35pt;"><font face="inherit">A lo
mejor es que por digitalizados entendíamos nuestra capacidad inagotable de
consumir gigas y ancho de banda. Esto sí lo estamos demostrando con creces
estas últimas semanas de confinamiento. La crisis, sin embargo, también nos
está enfrentando a la evidencia de que no llegamos mucho más allá.</font></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;"><span style="text-indent: -0.35pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;"><span style="text-indent: -0.35pt;"><font face="inherit">Hace
unos días escuchaba a un catedrático de matemáticas explicar las ventajas que, en
la lucha contra el Coronavirus, podríamos obtener de determinados cálculos que indicarían
proyecciones en la evolución de los contagios y sus efectos. Él lo estaba
intentando, pero se encontraba con una barrera insalvable, la falta de datos.
Increíble, pero cierto.</font></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;"><span style="text-indent: -0.35pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;"><span style="text-indent: -0.35pt;"><font face="inherit">Es
verdad que cada día se nos dan estadísticas, que todos sabemos que el objetivo
es “aplanar la curva”, que las cifras son tristes protagonistas…, pero todos
son datos de lo que ya ha ocurrido. Valen para encabezar titulares pero, al
parecer, están muy mal construidos para conseguir previsiones matemáticamente
fiables.</font></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;"><span style="text-indent: -0.35pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;"><span style="text-indent: -0.35pt;"><font face="inherit">Para
empezar, no todas las autonomías “cuentan” de la misma manera –según decía
dicho experto—y continúa la gran incógnita del número real de contagiados
porque, sencillamente, se han hecho una cantidad de test mínima en proporción a
la población… Y así iba desgranando una serie de deficiencias que convertían
cualquier posible cálculo en una aproximación demasiado sesgada.</font></span></span></div>
<font face="inherit"><br />
</font><div class="MsoNormal" style="margin-left: 17.85pt; text-align: left; text-indent: -0.35pt;">
<span style="line-height: 115%;"><span><font face="inherit"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://www.virtuos.com/img/business-4.0-revolution-img-big.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="535" data-original-width="800" height="267" src="https://www.virtuos.com/img/business-4.0-revolution-img-big.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="https://www.virtuos.com/news/unleashing-business-4-strategy"><font size="2">https://www.virtuos.com/news/unleashing-business-4-strategy</font></a><br /><br /></td></tr>
</tbody></table>
<o:p></o:p></font></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;"><font face="inherit">Salvo
alguna aplicación para el móvil, las películas de Netflix, el trajín de Amazon
y las impresoras 3D no estamos viendo demasiado protagonismo de la tecnología.
Es comprensible, porque no hay algoritmo que funcione si no cuenta con datos. Dicen
que China sí los tenía desde mucho antes de Wuhan gracias a los sistemas
masivos de seguimiento de los ciudadanos, y dicen también que no se usaron para
prevenir el origen de la pandemia porque ello habría significado sacar a la luz
el control del gobierno sobre la vida de la población; la libertad individual
hecha añicos. Y eso, aunque se trate de China, no vende bien. Es posible, quién
sabe. Pero en nuestro caso, al menos, fallamos por la base, por la materia
prima, la información.</font></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;"><font face="inherit"><br /></font></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-indent: -0.35pt;"><font face="inherit">Esta
pandemia nos está demostrando muchas cosas y de todos los colores. Los rasgos
de solidaridad, los ejemplos de esfuerzo a veces sobrehumano, la empatía y
tantos otros nos deben hacer sentirnos orgullosos, pero esos van a seguir
siendo nuestros cuando todo esto pase. Los demás, los más sonrojantes, son, sin
embargo, sobre los que de verdad deberíamos trabajar… cuando todo esto pase. Así,
al menos, que el bicho nos sirva para aprender.</font></span></div>
<br />Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-69075405460054478542020-04-07T10:15:00.003-07:002020-08-02T07:40:45.615-07:00SOMOS MÁS QUE DATOS<div style="text-align: justify;">
<font face="inherit"><span>La primera información me ha llegado desde la London School of Economics; la firma el profesor
de origen griego, Jannis Kallinicos. La segunda viene de un colegio cercano y
de los alumnos de literatura de la profesora Garrido. Una es una entrevista que
resume el análisis que el Prof. Kallinicos hace de la influencia de las redes
en nuestra vida y el protagonismo de nuestros datos digitales como rasgos
identitarios que nos representan. La otra proviene de un artículo leído hace
unas horas en la prensa local, en el que se narra la experiencia del reto que
la profesora de la ESO propuso a sus alumnos: abandonar el móvil durante una
semana a cambio de mejorar la nota en la asignatura.</span><br />
</font><a name='more'></a><font face="inherit"><span style="text-indent: 0cm;">Los
dos planteamientos se me antojan como una especie de degradado que nos lleva
desde la solidez inapelable e irrenunciable del color digital de nuestra vida a
la ausencia progresiva del mismo hasta llegar a la “libertad” que los alumnos
declaran haber sentido durante los siete días de ayuno digital.</span><br />
<span style="text-indent: 0cm;"><br /></span>
<span style="text-indent: 0cm;">A
veces, cuando se analiza la importancia que en las relaciones Empresa-Mercado
tienen hoy las herramientas, procesos y caminos sujetos a un algoritmo, se
olvidan los atributos, valores y estrategias que hasta no hace mucho sustentaban
dicha relación, eso sí, con éxito también dispar, o sea, igual que ahora.</span><br />
<b style="text-indent: 0cm;"><br /></b>
<b style="text-indent: 0cm;">La
vitalidad de las organizaciones siempre ha estado marcada por la fluidez y
profundidad con la que han sido capaces de conocer a su mercado, el acierto en
poner ante sus necesidades o deseos la satisfacción adecuada y la voluntad de
transformar la curiosidad estratégicamente lograda en fidelidad hacia la
marca-producto emocionalmente asentada.
Las relaciones comerciales no entienden de actos de fe ni de mártires por la causa sino de beneficios
compartidos.</b><br />
<span style="text-indent: 0cm;"></span><br />
<span style="text-indent: 0cm;"></span>
</font><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://www.bbvaopenmind.com/wp-content/uploads/2017/12/BBVA-OpenMind-Jannis-Kallinikos-Autor.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><font face="inherit"><img border="0" data-original-height="650" data-original-width="650" height="320" src="https://www.bbvaopenmind.com/wp-content/uploads/2017/12/BBVA-OpenMind-Jannis-Kallinikos-Autor.jpg" width="320" /></font></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><font face="inherit">Jannis-Kallinikos</font></td></tr>
</tbody></table>
<font face="inherit"><span style="text-indent: 0cm;"><span>Jannis Kallinikos se pregunta si a estas alturas somos solamente nuestros datos y si
ya no hay otra forma en la que se nos pueda conocer. Paradójicamente un chaval
de 16 años que se ha arriesgado a vivir unos días sin móvil responde de forma
muy gráfica “hace una semana, cuando aún tenía en mi bolsillo ese frío objeto
que te conecta a un mundo paralelo, en la habitación contigua a la mía vivía mi
hermano pequeño; una semana después, para mi sorpresa, resulta que en la
habitación de al lado vive un amigo con el que puedo compartir más de lo que
imaginaba”.</span></span><br />
<span style="text-indent: 0cm;"></span><br />
<span style="text-indent: 0cm;"></span>
<span style="text-indent: 0cm;">Quizá
la empresa está confiando demasiado en la inmediatez del contacto digital sin
darse cuenta de que el tan ansiado y rentable “engagement” con
su mercado tanto real como potencial, incluso con sus propios stakeholders más
cercanos, resulta así demasiado superficial. </span><b style="text-indent: 0cm;">Conviene no olvidar que la
fidelidad que se pretende del cliente es un sentimiento, no un Emoji.</b><span style="text-indent: 0cm;"> Es la
emoción que le abraza a una marca y que soñamos en convertir en algo más
consistente que un simple like.</span><br />
<span style="text-indent: 0cm;"></span><br />
<span style="text-indent: 0cm;"></span>
</font><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://www.unir.net/wp-content/uploads/2018/07/big-data.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><font face="inherit"><img border="0" data-original-height="334" data-original-width="500" height="266" src="https://www.unir.net/wp-content/uploads/2018/07/big-data.jpg" width="400" /></font></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><font face="inherit">https://www.unir.net/wp-content/uploads/2018/07/big-data.jpg</font></td></tr>
</tbody></table>
<font face="inherit"><span style="text-indent: 0cm;">Es
verdad que ha cambiado el contexto de nuestras relaciones en el ámbito
doméstico, social y también comercial. Ahora, dicho escenario es sobre todo
útil si es cuantificable. La “analítica” aplicada a datos, contactos, visitas…
busca poner números, detecta y convierte comportamientos en estadística pero no
avanza hacia la comprensión de dicho comportamiento y sus causas, ni nos
permite a nosotros hacerlo si solo contamos con el dato y no somos capaces de
aplicar otro tipo de evaluación. </span><b style="text-indent: 0cm;">“Los datos masivos tratan del qué, no del
porqué; nos aportan pautas y correlaciones a modo de alarma sobre lo que está
ocurriendo”</b><span style="text-indent: 0cm;"> (“Big Data. La revolución de los datos masivos”. J.
Mayer-Schönberger). Por su parte, Martin Lindstrom, en su libro “Small Data”
afirma que “nuestra preocupación por los datos digitales pone en peligro las
ideas y observaciones de alta calidad que afectan al producto y surgen, además,
de una versión idealizada y editada que mostramos en la web de quiénes somos
realmente”. Dicho quizá de manera más comprensible: “descubrir algo tan simple
como mirar a alguien cuando te habla, poder verle a él y también lo que tiene
alrededor…” eso es todo un descubrimiento, tal y como dicen en sus conclusiones
nuestros valientes de 4º de la ESO como uno de los resultados de su reto
“digital free”.</span><br />
<b style="text-indent: 0cm;"><span style="line-height: 115%;"><br /></span></b>
<b style="text-indent: 0cm;"><span style="line-height: 115%;">Los
datos, para las empresas tecnológicas, son la materia prima con la que entrenan
a sus algoritmos que luego se convertirán en su fuente de ingresos merced a los
lazos de dependencia que crean en los usuarios.</span></b><span style="line-height: 115%; text-indent: 0cm;"> </span><br />
<span style="text-indent: 0cm;"><br /></span>
<span style="text-indent: 0cm;">Esta atadura es una consecuencia, no una causa; la causa forma parte de nuestra
personalidad, de nuestra necesidad de ser reconocidos, de la constatación de
que un like y unas decenas más de seguidores producen la misma sensación de
orgullo e idéntico placer que obtener una matrícula de honor en los estudios o
un reconocimiento público en el trabajo. Desatan la dosis precisa de serotonina
para hacernos sentir bien y, lo que es más decisivo, para desear repetir cuanto
antes.</span><br />
<span style="text-indent: 0cm;"><br /></span>
<span style="text-indent: 0cm;">Así,
</span><b style="text-indent: 0cm;">el Big Data, es decir, la información personal elevada a miles de millones
de registros sobre los aspectos más diversos, es anodina si no se le encuentra
una explicación e inútil si no tiene un destino.</b><span style="text-indent: 0cm;"> Esto último lo sabe bien
Google, tan bien que lo que menos le importa es escudriñar en las motivaciones
de la información que obtiene. En 2017, de hecho, decidió dejar de leer el
contenido del correo de Gmail (sí, hay un algoritmo para “leer” nuestros
correos) porque ya no lo necesitaba; sencillamente veía imposible descubrir
algo que ya no conociera de nosotros a través de las búsquedas en Chrome y</span><span style="text-indent: 0cm;"> </span><span style="text-indent: 0cm;">You Tube, la geocolocalización, el uso del
móvil con su espía Android incorporado, etc. Si el porqué le traía y trae sin cuidado,
el para qué lo tiene ya cubierto con creces, puesto que, junto con Facebook,
Google acapara el 85% de la inversión publicitaria en internet. Como viene a
decir Natalia Zuazo en “Los dueños de internet”, si el 15% de los habitantes
del mundo están utilizando ahora alguno de sus productos y dándole gratis
información sobre si mismos, sus opiniones, su vida… Google tiene ya datos
suficientes para entender el planeta. Nada más y nada menos.</span><br />
<span style="text-indent: 0cm;"><br /></span>
<span style="text-indent: 0cm;">De
lo dicho podríamos hacer alguna valoración. Por ejemplo:</span><br />
</font><ul>
<li><font face="inherit"><span style="text-indent: 0cm;">Aunque el riesgo está ahí, en forma de simplificación digital de nuestra
identidad y nuestra vida, </span><b style="text-indent: 0cm;">somos algo más que los datos que emitimos o nos
extraen</b><span style="text-indent: 0cm;">. Deberíamos recordarlo, como Walt Whitman nos recordó en su momento
que también “somos algo más que lo se extiende entre nuestro sombrero y los
zapatos.”</span></font></li>
</ul>
<ul>
<li><span><font face="inherit">El dato sin causa es incompleto y sin destino es inútil. <b style="text-indent: 0cm;">Las organizaciones
tendrían que evitar esa especie de síndrome de Diógenes digital que algunas
padecen</b><span style="text-indent: 0cm;">, obsesionadas por alimentar sus bases de datos para exhibir
potentes servidores … y poco más. El mercado, en efecto, aporta mucha
información que ayuda a crear patrones, con los que orientar estrategias, con
las que alcanzar resultados … siempre que recordemos que la persona, su mirada
y su entorno (como decían nuestros estudiantes) aportan aún mucho más:
descubrir que al otro lado del mostrador podemos tener un aliado, más que un
cliente de estadística.</span></font></span></li>
</ul>
<ul>
<li><font face="inherit"><span style="text-indent: 0cm;">Nuestra empresa no es Google/Alphabet, ni Facebook, ni Uber, ni Amazon. Ellas
sí tienen en los datos su negocio, en la medida en que les facilita crear
nuevos servicios que, a su vez, retroalimentan la información que ya poseen y
así hasta una cuenta de resultados que parece de otro mundo. Para nosotros
quizá el Big Data es más Small Data y, en ocasiones, </span><b style="text-indent: 0cm;">el tarjetero y la agenda
de contactos son más productivos que la “nube y sus terabytes cogiendo polvo</b><span style="text-indent: 0cm;">.</span></font></li></ul>
<font face="inherit"><span style="text-indent: 0cm;">El
arte barroco, al igual que el arte musulmán, sobre todo en sus expresiones
escultórica y pictórica, dejan buena prueba del “horror vacui” que sus artistas
sentían, ese vértigo al espacio vacío y la necesidad de rellenar cualquier
hueco, como si el vacío, al igual que el silencio, carecieran de valor. Algo de
eso estamos hoy experimentando tras encontrar al gran aliado digital que solo
nos exige apenas algún clic de ratón o toque en la pantalla y la mirada puesta
en ella. </span><b style="text-indent: 0cm;"><span>Un vacío lleno de pixeles parece no dar tanto miedo… Y está bien
que así sea, siempre que, de vez en cuando, sustituyamos la pantalla por un
espejo.</span></b></font></div>
<br />Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-18324336921666983902020-04-04T08:10:00.001-07:002020-07-29T08:12:06.001-07:00LA CARA OCULTA DEL CHIP<div class="MsoNormal" style="margin-left: 5.15pt; text-indent: -0.3pt;">
<div style="text-align: justify;">
<span><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -0.3pt;">Leo con
frecuencia artículos, estudios, premoniciones que aseveran o anticipan la
bondad de la tecnología digital para nuestras vidas presentes y futuras. Vaya
por delante que coincido, al menos en parte, con tales opiniones y reconozco
los indudables beneficios que tal avance representa ya para todos, en tanto que
actores de dicha evolución.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-align: left; text-indent: -0.3pt;">Pero será que
hoy tengo el día “chungo”, porque dándole vueltas al asunto creo que la tesis y
los datos tienen otra cara que tampoco conviene perder de vista. Ya saben,
aquello del “cristal con que se mira…”.</span></div></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -0.3pt;">En efecto,
los avances logrados en apenas unas décadas han hecho de nuestra existencia un
lugar más cómodo y prometedor. Desde el Roomba a la edición genética, los beneficios
son obvios, en franco crecimiento y casi ilimitados, y fruto de ello, según leo
en el post de un amigo, “vivimos en el mejor de los escenarios posibles” (y ahí
fue cuando se me saltó el automático y me quedé mirando al gotelé).</span><br />
<span style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;"><br /></span></span>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://i.ytimg.com/vi/ALpQXJWb7Do/hqdefault.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="360" data-original-width="480" height="300" src="https://i.ytimg.com/vi/ALpQXJWb7Do/hqdefault.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">https://i.ytimg.com/vi/ALpQXJWb7Do/hqdefault.jpg</td></tr>
</tbody></table>
<span style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;">“El mejor de
los escenarios posibles”… Cierto. Pero también curioso porque eso precisamente,
el escenario, es el hogar de la ficción, de la realidad inventada, apenas la cara visible de su reverso que es el
caos del trascenio y su otra vida, la que se trasiega entre bambalinas.</span></span><br />
<span style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;"></span></span><br /><span style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;"></span></span>
<span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;"><span style="text-indent: -0.3pt;">Quiero decir</span><b style="text-indent: -0.3pt;">:
la tecnología tiene un precio y lo estamos pagando. Es consustancial a todo
avance de la humanidad. Solo porque somos capaces de caminar para avanzar
estamos expuestos a tropezar y caer. </b><span style="text-indent: -0.3pt;">Esto, ya se sabe, son lentejas… Y así
podríamos repasar los hitos más importantes del desarrollo de nuestra sociedad
y veríamos cómo de la misma inteligencia que nos hace superiores como especie
surgen tanto los descubrimientos y avances más asombrosos como su uso más
destructivo. He ahí la energía nuclear, como simple ejemplo.</span></span><span style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;"><br /></span></span>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;"><b>Creo que la
tecnología en su sentido más amplio, pero en particular la relacionada con lo
digital, internet, la conectividad sin límites… el algoritmo, en fin, en sus
múltiples formas y combinaciones, encierran en su grandeza su propia miseria. </b></span></span></blockquote>
<span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -0.3pt;">Si en si mismo representan lo mejor de nuestra capacidad creativa, el homo
sapiens en estado puro, basta conque algún camarada de entre los animales
racionales, le ponga la mano encima para montar el pifostio.</span><br />
<span style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;"><br /></span></span>
<span style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;">Tomemos, como
decía, nuestro adorado y admirable mundo digital y confrontemos todos sus
beneficios “de nacimiento” con las sombras que adornan su curriculum a día de
hoy. A mi se me ocurren tres fenómenos a destacar.</span></span><b style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></b>
<h4>
<b style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La libertad
como ficción</span></b></h4>
<span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;"><span style="text-indent: -0.3pt;">En el mundo digital
la libertad es aparente. La inmensa cantidad de contenidos de todo tipo que
está a nuestro alcance (1.700 millones de sitios web en agosto de este año
según Internet Live Stats) sería el paraíso de la libertad en un clic si no
fuera porque, para no perdernos, se nos está marcando constantemente el camino
a seguir. </span><b style="text-indent: -0.3pt;">Tenemos una libertad con <i>GPS</i> incorporado.</b></span><br />
<span style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;"><br /></span></span>
<span style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;">Facebook está
pasando por momentos delicados a raíz del escándalo de Cambridge Analityca.
Confieso que ver a Mark Zuckerberg en sus consecutivas comparecencias intentando
explicar sus procesos, sus motivos y sus consecuencias colaterales comenzó
siendo patético y ahora es ya casi enternecedor. Y, sin embargo, ahí está,
“manejando” sin apenas límites no solo Facebook sino sus otras propiedades,
Instagram y WhatsApp, además de las más especializadas Oculus, LiveRail y
Onavo. En total (datos de enero de 2019) nuestro “Peter Pan” de las redes tiene
acceso a unos 7.000 millones de usuarios activos y sus vidas y opiniones
voluntariamente expuestas.</span></span><br />
<span style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;"><br /></span></span>
<span style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;">¿Es eso
poder? Me temo que sí, e incluso un poder con visos de dictadura (léase a Eli
Pariser y su “burbuja digital”), o sea, un “escenario” en el que se representa
la ficción de la libertad.</span></span><b style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></b>
<h4>
<b style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La adicción
como negocio</span></b></h4>
<span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -0.3pt;">El conocido
divulgador Andy Stalman escribe “las pocas voces valientes que provienen de los
titanes tecnológicos denuncian lo que ellos mismos crearon: un espacio de
manipulación en el que se abduce a los usuarios como si de una droga poderosa
se tratara y de la que desengancharse es prácticamente imposible”. Insisto, esto
lo confiesan los mismos que lo producen.</span><br />
<span style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;"><br /></span></span>
<span style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;">Las redes
sociales, las plataformas en las que con uno u otro objetivo –contacto,
venta…-- interactuamos están concebidas como espacios adictivos. Son nuestras
cárceles digitales. Dan fe de ello instituciones sanitarias, divanes de
siquiatras e incluso lápidas de cementerio.</span></span><br />
<b style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></b>
<span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;"><b style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: calibri, sans-serif; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La estrategia
en todos los casos es “hacerse imprescindible”, presentarse como un pilar
irrenunciable para sostener nuestra forma de vida; construirnos, sin apenas,
darnos cuenta y gratis, una zona de confort en la que sentirnos seguros.</span></b><span style="text-indent: -0.3pt;"> Una vez
logrado, el paso siguiente es obtener la máxima rentabilidad porque para ellos
el interesante no es el homo sapiens, sino el homo ludens (juguetón), eso sí,
siempre que se transforme –en expresión de Erich Fromm—en “Homo Consumens”.</span></span><br />
<span style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;"><br /></span></span>
<span style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;">La misión
estratégica de Google es, según la misma empresa, “organizar la información del
mundo y hacerla universalmente accesible y práctica”. Loable intención, sin
duda… que habría que aderezar con los 111 mil millones de dólares (el 86% del
total de sus ingresos; datos el año fiscal 2017)) que obtiene por la publicidad
adherida a dicha información. Pero ¿acaso no es legítimo obtener ingresos por
un servicio? ¿No lo hace cada parroquia cuando pasa el cepillo? –dirán algunos.
Por supuesto lo es. Ahora, díganme qué es más difícil: dejar de ir a Misa o
prescindir de cualquiera de los servicios de Google. Garantizo un “mono”
bastante diferente en cada caso y eso que la Iglesia lleva siglos creando
“fieles” y estos apenas un par de décadas.</span></span><b style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></b>
<h4>
<b style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Lo digital
como ideología</span></b></h4>
<b style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: calibri, sans-serif; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El gran poder
de esta estructura vital digitalizada en la que nos movemos reside en su capacidad camaleónica de adaptación a nuestras necesidades y
deseos.</span></b><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -0.3pt;">
En otras palabras, en que se ha convertido en una suerte de “ideología” a la
altura de otras homónimas de carácter religioso, político o económico. </span><br />
<span style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;"><br /></span></span>
<span style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;">Si entendemos
por Ideología el conjunto de ideas que caracterizan a una persona, una
colectividad o una época, coincidiremos, espero, en que el “algoritmo”, como
símbolo de esta ideología digital, está al nivel del hinduismo, el
nacionalismo, el ecologismo… y cuantos “ismos” representan una forma de
entender la vida y las relaciones entre nosotros. Karl Marx y Friedrich Engels
asumen la ideología como “el conjunto de principios que explican el mundo en
cada sociedad”. Hoy hasta los “principios”, entendidos como directrices vitales
o pautas morales, están digitalizados y quien a estas alturas siga
interpretando la presencia de la digitalización como una anécdota histórica,
una curiosidad científica o una simple variable instrumental de la económica que
levante la mano y sabrá lo qué es la soledad.</span></span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;"><br /></span><span style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://m.eldiario.es/deportes/ILUSTRACION-PEDRO-STRUKELJ_EDIIMA20150304_0749_4.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="362" data-original-width="643" height="360" src="https://m.eldiario.es/deportes/ILUSTRACION-PEDRO-STRUKELJ_EDIIMA20150304_0749_4.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: #59544b; font-family: roboto, sans-serif;"><span style="font-size: 13px;">www.eldiario.es </span></span>ILUSTRACIÓN: PEDRO STRUKELJ</td></tr>
</tbody></table>
</span></span><br />
<div style="text-align: left;">
</div>
<b style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: calibri, sans-serif; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La
particularidad de esta nueva ideología es que no es fruto de la reflexión ni de
la revelación. Es solo consecuencia del uso.</span></b><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -0.3pt;"> No nos hemos parado a pensar qué
significa relacionarnos unos con otros a golpe de clic; sencillamente lo
hacemos y ya no podemos prescindir de ello. No nos cuestionamos que la
satisfacción de nuestra curiosidad esté controlada por algoritmos que alguien
ha creado con intenciones comerciales; sencillamente hacemos la pregunta y nos
creemos que ésas que aparecen en pantalla son las únicas repuestas y, además,
en orden de importancia irrefutable. Importa poco que Twitter sea, entre otras
cosas, también un <i>vertedero</i> del pensamiento y la opinión, mientras nos
permitan asomarnos a él de vez en cuando. Los robots incorporados a nuestra vida,
desde el que nos cocina hasta el que nos aparca el coche, pasando por el que
ayuda, quizá, a nuestro corazón a palpitar, valen por lo que hacen, porque su
uso nos “engancha”, sin pararnos a analizar con qué referentes deberíamos
analizar su “bondad”. <b>Steve Jobs es el Sócrates de nuestros días y Elon Musk
el Leonardo Da Vinci de estos tiempos. Y a lo mejor lo son, pero alguien
debería hacer un intento por probarlo.</b></span><br />
<span style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;"><br /></span></span>
<span style="text-indent: -0.3pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;">Nicholas
Negroponte, fundador y director del MIT Media Lab, el laboratorio de diseño y
nuevos medios del Instituto Tecnológico de Massachusetts, recuerda una anécdota
significativa de cuando se inventaron las pantallas digitales. Se hizo un test
de tal innovación entre los usuarios de ordenadores y teléfonos para evaluar su
opinión al respecto. Las respuestas coincidieron en su mayoría en que semejante
invento nunca sería aceptado porque: 1º/ la baja resolución de las pantallas de
entonces hacía casi imposible “acertar” con el dedo, 2º/ la mano sobre la
pantalla impedía ver buena parte de ella, y 3º/ los dedazos, constantemente
tocando la pantalla, la dejaban hecha una porquería. ¿Que cuál de éstas fue la
respuesta más repetida? La última.</span></span>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 18.15pt; text-indent: -0.3pt;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;"><br /></span></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">…Y así seguimos, sin ser capaces de ver más allá de
las huellas superficiales que deja la digitalización nuestra de cada día. </span></div>
Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-82835518901558098952020-04-04T07:45:00.000-07:002020-04-04T08:12:08.585-07:00PÓNGAME UN “CRISPR” SOCIAL, POR FAVOR.<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-align: justify; text-indent: -0.3pt;">Quizá usted,
desconocido lector, sepa hace mucho qué es la edición genómica. Uno, que es de
letras, lleva poco tiempo buceando por pura curiosidad en estos arrecifes del
presente casi de ciencia ficción en el que sobrevivimos y para estar, más que
nada, prevenido ante sobresaltos previsibles y nada aconsejables a cierta edad.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-align: justify; text-indent: -0.3pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-align: justify; text-indent: -0.3pt;">El caso es que
hablar de <i>“Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats”</i> ,o su
acrónimo CRISPR, no aclara mucho. Decir <i>“Repeticiones Palindrómicas Cortas
Agrupadas y Regularmente interespaciadas”</i>, por mucha riqueza léxica que
poseamos, tampoco, excepto para las mentes cultivadas en temas de genética o
novólatras impenitentes siempre a la última. Pues bien, al decir de los que
saben, CRIPSR es la capacidad real de manejar a conveniencia un mecanismo
natural de defensa de nuestras bacterias ante los virus malotes; se trata de
poder programar la edición de nuestro ADN cortando donde convenga y
sustituyendo lo eliminado por una secuencia celular adecuada. Es un
“corta-pega” génico, que </span><a href="https://www.dciencia.es/que-es-la-tecnologia-crispr-cas9/" style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-align: justify; text-indent: -0.3pt;">servirá para</a><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-align: justify; text-indent: -0.3pt;">
“etiquetar sitios específicos del genoma en células vivas, identificar y
modificar funciones de genes y corregir genes defectuosos.”</span><br />
<a name='more'></a></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 9 .15pt; text-align: justify; text-indent: -0.3pt;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><br /></span>
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://s3.eestatic.com/2017/06/20/ciencia/investigacion/Genetica-Ingenieria_genetica-Genetica_medica-Fundacion_BBVA-Investigacion_225239047_36891805_1706x960.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="450" data-original-width="800" height="180" src="https://s3.eestatic.com/2017/06/20/ciencia/investigacion/Genetica-Ingenieria_genetica-Genetica_medica-Fundacion_BBVA-Investigacion_225239047_36891805_1706x960.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: 12.8px; text-indent: -0.4px;">Emmanuelle Charpentier y </span>Jennifer Doudna</td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">El mérito de
la cosa corresponde sobre todo a dos mujeres, Jennifer Doudna y Emmanuelle
Charpentier, que publicaron en la revista Science (2012) el proceso mediante el
que se lograba dicha edición del ADN in vitro. Es justo, no obstante, recordar
que los primeros estudios y la denominación científica con su acrónimo, CRISPR,
corresponden al científico español Francis Mojica a partir de su investigación
de la microbiología de las salinas de Santa Pola, en Alicante. </span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><br /></span>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">Este avance abre
perspectivas inmensas. Poder editar y corregir un genoma supone la posibilidad
de curar enfermedades de origen genético hasta ahora incurables. Pero significa
también poder alterar embriones, es decir, cambiar, programar y decidir
aspectos de la vida y el futuro de quien aún no ha nacido. Son fáciles de
deducir las implicaciones no sólo científicas sino también éticas de este
avance, tanto como su capacidad de insuflar esperanzas de una vida mejor.</span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><br /></span>
<br />
<h4>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">IMAGINEMOS UN
ESPEJO…</span></h4>
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 18.45pt; text-indent: -.3pt;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">La
interconexión que caracteriza al mundo actual no afecta solo a los procesos y
dispositivos de comunicación, por mucho que estos hayan crecido y mejorado
hasta dar lugar a eso que llamamos el “Internet de las cosas”. Creo que debemos
trascender esta interpretación para intentar aproximarnos a conexiones más
arriesgadas. Quiero decir que, así como se asumen la validez de ciertos
recursos deportivos en el mundo de la empresa (entrenamiento, trabajo en
equipo, superación…), o estrategias de marketing a la política (y a casi todo,
en realidad), </span><b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif; text-indent: -0.3pt;">¿por qué no situar nuestra sociedad actual frente al espejo de
un CRISPR fantástico capaz de devolvernos una imagen diferente de la misma?</b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">
¿Qué pasaría si contemplásemos nuestra realidad colectiva como una gran
secuencia de ADN a la que poder “meter mano”, en modo corta-pega? </span><br />
<blockquote class="tr_bq">
<b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif; text-indent: -0.3pt;">¿En qué
parte de nuestra vida creeríamos más efectivo editar nuestro genoma social y
para qué?</b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"> </span><b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif; text-indent: -0.3pt;">¿Qué “enfermedades” sociales hereditarias o adquiridas
corregiríamos con este método aplicado en un in vitro global imaginario?</b></blockquote>
<b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif; text-indent: -0.3pt;"></b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">Este
“What If”, que los creativos publicitarios conocen bien, se me antoja sugerente
como ejercicio para conocernos y reconocernos en una realidad que quizá precisa
mejoras y novedades. A fin de cuentas, Manuel Jalón nos regaló la fregona
porque se atrevió a ello: ¿qué pasaría si unimos un palo y un trapo…?
Imaginemos ahora…</span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blog.bayer.es/wp-content/uploads/2017/02/41-1080x675.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="800" height="400" src="https://blog.bayer.es/wp-content/uploads/2017/02/41-1080x675.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">blog.bayer.es</td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">Si
introdujéramos a la sociedad en un laboratorio para aplicarle la técnica CRISPR
y modificar su ADN estaríamos en disposición nada menos que de corregir,
eliminar, insertar o activar/desactivar aquellos componentes que, por acción u
omisión, no producen los resultados apetecidos. ¿Podemos tan siquiera imaginar
la maravilla que supondría tal posibilidad? Recordemos que el CRISPR no hace
sino reforzar y ejecutar a voluntad mecanismos de defensa que ya están en
nuestro organismo. La sociedad tiene también sus propios mecanismos de defensa:
la ley, la ética, una cierta inteligencia colectiva y hasta una pizca de
sentido común compartido. Pero hemos de reconocer que también tiene agentes
infecciosos en permanente acecho que, en mi opinión, confluyen en una especie
de macro-virus cuyo síndrome se manifiesta de diversas formas pero se
identifica siempre con el deseo de poder y dominio. </span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">Como colectivo, las
diversas divisiones que podemos hacer de la sociedad, sea en clases, países,
culturas, religiones…, confluyen en una aspiración que es demostrar su poder
sobre el resto, sea sometiéndolo o sea rebelándose ante el mismo. Lo intentan
conseguir (y a fe que con frecuencia lo logran) mediante la fuerza, el dinero,
la ideología, el miedo, el control de una tan aparente como irreal libertad. Si
miramos a nuestro alrededor y observamos el pálpito social más próximo no es
difícil comprobar que nuestro comportamiento como tribu, al igual que como individuos,
se mueve alrededor del poder, propio o ajeno, que como tal nos situará
respectivamente a lomos de la imposición o de la resignación. O el dominio o el
sometimiento. O gobiernas o eres gobernado. Nuestra misma vida particular es un
constante viaje entre uno y otro extremo. <b>Nacemos por decisión ajena y a partir
de ahí la lucha para tomar las riendas del poder sobre nuestra propia vida es
constante. Es una cuestión de pura supervivencia.</b></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><br /></span></div>
<h4 style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">CONTRADICCIONES</span></h4>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">Si el “ácido desoxirribonucleico”
de nuestra sociedad tiene en el poder su principal instrucción genética que
heredamos de generación en generación, no es menos cierto que cada época
incorpora matices peculiares. Así como con el tiempo hemos aprendido a caminar
erguidos y ver el mundo desde una perspectiva distinta a la de nuestros
primeros antepasados</span><b style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -0.3pt;">, el presente nos sitúa ante un “genoma” peculiar: la
contradicción como forma de vida. Si nunca fue fácil entenderse y entendernos,
ahora es un sudoku inescrutable.</b></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">Veamos. En un
mundo globalizado que busca la igualdad, la aproximación, el intercambio sin
barreras surgen los nacionalismos más exacerbados asentados sobre la
diferencia, la exclusión y la distancia. Ante un ateísmo que hace del
descreimiento la única religión, proliferan corrientes pseudofilosóficas y
religiosas que promueven una especie de misticismo salvador con un dios diluido
en espectáculo. Frente a la explosión de herramientas diversas para
relacionarnos, de redes “sociales”, de algoritmos que nos regalan amigos, de
escaparates digitales en los que exponer nuestros pensamientos, palabras y
obras sin más límite que nuestro pudor, la soledad y el aislamiento tienen casi
rasgos de pandemia. Y, por fin, ante semejante panorama en el que una cosa y la
contraria conviven con naturalidad, eso sí, dejando patente la esquizofrenia
social en la que estamos abocados a vivir, la ilusión de un CRIPSR que nos
permitiera corregir, eliminar, insertar, activar/desactivar algunas partes
siquiera de nuestro ADN colectivo se me antoja cada vez más urgente. Sería una
especie de deux ex machina que, en efecto, nos facilitaría resolver de forma
inesperada lo que parece irresoluble.</span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><br /></span></div>
<h4 style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">LA EDUCACIÓN
IN VITRO</span></h4>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">¿Dónde está el
laboratorio capaz de reconocer las mutaciones malignas del cuerpo social y
facilitar su corrección? En la escuela. Y si ponemos, a modo de metáfora, la
técnica científica del CRISPR frente al espejo de nuestro mundo y nuestra vida,
¿qué veríamos? Educación. Creo que son el nudo gordiano de todo avance, la solución
a la vez que el problema. El CRISPR en un pupitre.</span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">No soy de los
que creen que antes se educaba mejor, si nos referimos a la metodología, pero
sí de los convencidos que se educaba más, si pensamos en los contenidos. La
desazón y apatía que, según dicen los estudios, inunda a buena parte de
nuestros jóvenes respecto a su presente y su futuro no obedece solo a la
herencia envenenada que les vamos a dejar sino, aunque no sean conscientes, a
que no hemos sabido educarles en las habilidades (</span><i style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -0.3pt;">skills</i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">, se dice ahora)
y los valores (</span><i style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -0.3pt;">values</i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">, los llaman) en los que siempre se ha apoyado
nuestro organismo colectivo para identificar y corregir las células malas que
anticipan tumores incurables. Pocas noticias son tan desalentadoras como las
que reflejan las deficiencias educativas (y no me refiero solo a conocimientos
sino a comportamientos). El ADN de nuestras generaciones jóvenes necesita un
CRISPR con urgencia porque nuestras escuelas y colegios se han convertido con
frecuencia en laboratorios para ideologías de conveniencia y experimentos didácticos
sin antídoto. Si no inactivamos estos virus seguiremos colocando al poder como
máxima aspiración de sus vidas y las contradicciones</span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"> </span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">como su territorio natural.</span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">No quisiera
dejar este lienzo tan gris. Ya que es difícil ir a peor, solo queda mejorar, lo
cual ya es esperanzador. Conviene, eso sí, no confiar al “poder” político la
mejora de la situación porque su mediocridad actual no augura nada bueno a la
vista de que alcanzar el nivel de la propia incompetencia parece haberse
convertido en la meta de los profesionales de la cosa pública. Me temo que el
delicado ejercicio de cambiar nuestra predisposición genética al error como
sociedad está en manos de unos pocos pero es responsabilidad de todos. Habrá
que ir detectando virus, romper algunos eslabones de nuestro genoma social,
retocar nuestro ADN en las aulas y patios de nuestros colegios. Si no lo
hacemos, me temo lo peor: que para cuando se den cuenta ni les habremos
enseñado a remediarlo ni tendrán a quién reclamar.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 18.45pt; text-align: justify; text-indent: -0.3pt;">
<o:p></o:p></div>
<br />Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-25595076648852751182019-09-08T09:00:00.000-07:002019-11-09T01:23:43.710-08:00LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL BENEFICIO <div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">¿Qué es lo que da peso a una
organización empresarial? Siempre hemos creído que los resultados contables.
Pero algo está cambiando…</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: text-indent: -.3pt;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: text-indent: -.3pt;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Ignoro qué parecidos puede haber
entre Pretoria, ciudad situada al norte de la provincia de Gauteng, en
Sudáfrica, y Brno, la segunda población más grande de la República Checa. Entre
la llamada “Ciudad del Jacarandá”, por las flores que la adornan, y la “Ciudad
de las citas” por la vitalidad y los reclamos artísticos e históricos que, a su
vez, engalanan Brno. Por eso sé que es osado emparejar a <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Elon_Musk">Elon
Musk</a> y a <a href="https://www.biografiasyvidas.com/biografia/k/kundera.htm">Milan Kundera</a> a partir de sus respectivos
lugares de nacimiento, pero el título de la obra más conocida del segundo, (”La
insoportable levedad del ser”) me permite algún apunte sobre el devenir
empresarial del primero.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"></span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"></span><br />
<a name='more'></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">Kundera plantea en su novela su
visión filosófica respecto al sentido de nuestras vidas. La vida humana está
condenada a la levedad y busca algo que le aporte sentido, densidad. El “peso”
de nuestra existencia –viene a decir, al hilo de propia historia de sus
personajes-- está en el destino, en lo que debe ser, mientras que lo que pudo
haber sido es lo que define su levedad. La aceptación, el compromiso, la
lealtad han de asumirse como necesidades “de peso”, y solo aquello que tiene
peso tiene valor.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">Si se me permite el encaje,
podríamos entonces preguntarnos <b>¿qué es lo que da peso a una organización
empresarial? ¿Qué la convierte en objeto de deseo para los stakeholders?</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">Siempre hemos creído que es la suma
de varios elementos combinados pero sobre todo uno definitivo: <b>los resultados</b>.
El concepto de “beneficio” es amplio, pero cualquier empresario coincidirá en
que, al final, o tiene algunos ceros en forma de saldo positivo o la levedad de
la cuenta de resultados empezará a ser insoportable.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">No obstante, se admiten
excepciones.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<b style="text-indent: -0.3pt;"><u><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></u></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b style="text-indent: -0.3pt;"><u><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Cuando la rentabilidad ya no es lo
que era y a la mujer del César la da lo mismo.</span></u></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">Surge esta reflexión a partir de la
</span><a href="https://www.economiadigital.es/tecnologia-y-tendencias/elon-musk-aplaza-la-rentabilidad-de-tesla-hasta-nuevo-aviso_640244_102.html" style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -0.3pt;">noticia</a><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"> de que en el primer semestre de
este año las pérdidas de Tesla ascendieron a más de mil millones de dólares, a
pesar de haber batido el récord de entregas de vehículos y, gracias a ello,
aumentado un 34% su disponibilidad de efectivo. El mismo Musk ha ilustrado
tales resultados afirmando que </span><b style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -0.3pt;">la rentabilidad ya no es su prioridad </b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">(sic).</span></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://i.kinja-img.com/gawker-media/image/upload/s--xxECB11J--/c_scale,f_auto,fl_progressive,q_80,w_800/eorj8yldclduraddsrgi.png" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="475" data-original-width="800" height="236" src="https://i.kinja-img.com/gawker-media/image/upload/s--xxECB11J--/c_scale,f_auto,fl_progressive,q_80,w_800/eorj8yldclduraddsrgi.png" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="background-color: white; color: #7d7d7d; font-family: "proximanovacond" , sans-serif; font-size: 15px; text-align: left;">Captura de pantalla: Joe Rogan Experience (</span><a href="https://www.youtube.com/watch?v=ycPr5-27vSI" rel="noopener" style="background-color: white; box-sizing: inherit; color: #0075b2; font-family: ProximaNovaCond, sans-serif; font-size: 15px; line-height: inherit; text-align: left; text-decoration-line: none;" target="_blank">YouTube</a><span style="background-color: white; color: #7d7d7d; font-family: "proximanovacond" , sans-serif; font-size: 15px; text-align: left;">)</span></td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">Para ilustrar el dato y a su
protagonista no está de más recordar que la biografía empresarial de Elon Musk
es apabullante. Además de Tesla Motors, ha estado o está en la cúpula de
Paypal, SpaceX, Hyperloop, SolarCity, The Boring Company, Neuralink y OpenAI. La
mayor parte de estas empresas ocupan la vanguardia de la tecnología, en campos
que van desde el coche eléctrico a la creación de un implante que conecta
cerebro y ordenador. No obstante, conviene no olvidar que esta visión
empresarial tan de futuro de Musk echa sus raíces, al menos económicas, en la
venta de Zip2 a Altavista por 300 millones (Elon y su hermano la habían creado
con una inversión de 2 mil) y la posterior venta de Paypal a Ebay por 1.500
millones de dólares (tenía entonces 31 años). En resumen, el dinero para
soportar tanta “levedad” innovadora surgió de la “pesadez” de la creación de
contenidos (Zip2) y del movimiento digital del dinero (Paypal). Solo entonces
pudo Elon Musk plantearse su “</span><a href="http://panmore.com/tesla-motors-inc-vision-statement-mission-statement-analysis" style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -0.3pt;">misión</a><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">” como hombre de empresa. Nada
menos que “cambiar el mundo hacia la sostenibilidad”.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">Sé que la realidad de este fenómeno
empresarial es más compleja, pero lo cierto es que la empresa, su proyecto y su
imagen apenas se tambalean ante tales números rojos. De hecho, ni hay
beneficios y, según su CEO, ni falta que hacen.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">Otra cara de esta nueva y
disruptiva visión del concepto de Empresa se ve en la campaña publicitaria de
uno de los actores líderes de la banca online. Reconozco que de una forma muy
creativa buscan la diferenciación en la negación de si mismos: “El Banco no
Banco”, jugando con metáforas que ayudan a entender el insight. Ahora que
estábamos ya acostumbrados y considerábamos un valor la coherencia entre ser y
parecer </span><i style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -0.3pt;">--“Mulier Caesaris non fit suspecta etiam suspicione vacare debet</i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">—resulta
que la mujer del César ya no necesita esforzarse tanto en parecerlo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<b style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><u><br /></u></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><u>Algunos síntomas a la espera de
diagnóstico</u></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">Creo que ambas anécdotas no
adquieren rasgo de categoría pero sí quizá representan otros muchos cambios que
acontecen en el entorno empresarial y de mercado y que podríamos resumir en
aspectos como los siguientes.</span></div>
<ul>
<li style="text-align: justify;"><b style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -18pt;">Cuando
una empresa solo exhibe previsiones</b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">
hasta adoptar como identidad su “misión” estratégica (que Kundera, cuando se
aplica a nivel personal, califica de idiotez) </span><b style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -18pt;">estamos ante la evidencia de
que la realidad se ha vuelta líquida, maleable y, por tanto, adaptable a
cualquier conveniencia</b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">. A eso, en los terrenos del marketing y la
comunicación, le llamamos “Imagen” y a ésta, una vez queda reflejada en un
entorno social, “reputación”. Mientras la imagen es la intención, la reputación
es el resultado.</span></li>
</ul>
<ul>
<li style="text-align: justify;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La imagen es más que nunca la base
de la solidez del edificio empresarial. Los tiempos han cambiado, de modo que
la solvencia financiera, tecnológica, productiva<b style="text-indent: -18pt;">…,</b></span><b style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -18pt;"> el peso de la estrategia
y los valores de la cultura de la organización pasan a segundo plano ante la
imagen percibida por parte de la masa, que cuando es mercado, resulta –ahora
sí—muy rentable.</b></li>
<li style="text-align: justify;"><b style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -18pt;"><br /></b></li>
<li style="text-align: justify;"><b style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -18pt;">La
“levedad” –el querer ser, la misión, el proyecto, la promesa…-- se convierte en
el estado ideal también para las organizaciones.</b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;"> No hay duda de que el mercado
globalizado es fuente de tantas oportunidades como sinsabores. La realidad es,
pues, dura y poco gratificante. De ahí que los stakeholders parecen agradecer
una pátina edulcorante que adorne el horizonte de la cuenta de resultados. No
conviene estropear la belleza de una idea (Tesla, por ejemplo) con algo tan
prosaico como su rentabilidad.</span></li>
</ul>
<ul>
<li style="text-align: justify;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">Dudo si como causa o como
consecuencia de lo anterior, pero parece que los beneficios empresariales ya no
son un asunto meramente contable. El retorno de inversión no tiene por qué
obtenerse en la misma moneda invertida. Hoy, para ganar basta sentir que se
gana, y esta percepción adquiere especial valor cuando se comunica. A fin de
cuentas, </span><b style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -18pt;">vivimos una época en la que el éxito se inocula en la sociedad por
un <i>like </i>contagioso convertido en pandemia.</b></li>
</ul>
<ul>
<li style="text-align: justify;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">Hoy
tienen especial atractivo las empresas relacionadas con lo nuevo. El mundo siempre
ha avanzado a golpe de innovación, sea transformadora o creadora, pero </span><b style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -18pt;">ahora
la innovación parece no serlo o suena casi a broma si no va acompañada de la
dichosa “disrupción</b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">”. Lo que nos subyuga es aquello que rompe, cuanto más
bruscamente mejor, con lo anterior, con lo establecido, aunque normas y
costumbres arrojen resultados positivos incontestables. Parece como si las
personas y las organizaciones, a medida que avanzamos en nuestro nivel de
bienestar y ampliamos nuestra zona de confort, necesitáramos más y más
emociones fuertes. </span></li>
</ul>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Fijémonos, en otro orden cosas, en
los líderes políticos. A buena parte del electorado les cautiva una imagen
alejada de los estándares y un mensaje disruptivo, sin importar mucho su peso
ideológico. Hay ahora un par de rubios angloparlantes que son buena muestra de
ello y si oteamos nuestro propio hemiciclo parlamentario abundan, sin ir más
lejos, los ejemplos.</span></div>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">
</span>
<br />
<ul>
<li style="text-align: justify;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">Si la levedad reputacional y las
caprichosas olas sobre las que navega la imagen de una organización pueden
resultar preocupantes, tranquiliza bastante constatar que ya no hace falta ni
una experiencia ni unos resultados contrastables para que dicha imagen se
asiente en una apreciable solidez. Basta con un proyecto, en lo posible,
atractivo, novedoso y con relato. ¡Bendito Storytelling! </span><b style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-indent: -18pt;">El relato, se
parezca a Caperucita o al cuento de la lechera, es capaz de crear productos
donde hay poco más que ocurrencias.</b></li>
</ul>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: 0cm;">Concibo el relato, la historia,
como uno de los fundamentos de una cultura empresarial bien construida. Disney,
</span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: 0cm;"> </span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: 0cm;">Liverpool F.C., Harley-Davidson o Dove
son, para mí, marcas con un relato y, en ese sentido, dan peso a las
organizaciones que representan. Pero coincidiremos en la enorme cantidad de
“burbujas” que pueblan los diarios económicos, los centros de innovación, las
consultas de coaches y trainers y los viveros de startups formadas por poco más
que el soplo de una historia.</span></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 18.15pt; text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 0cm; text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<b><u><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Donde hay confianza…<o:p></o:p></span></u></b></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 0cm; text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 0cm; text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Surge entonces la pregunta
evidente: ¿por qué, a pesar de todo –inconsistencia, maquillaje, relato…
levedad— algunas empresas así sostenidas cuentan con tal cantidad de adeptos,
sean clientes, inversores o fans? La respuesta creo que está en la confianza. Yuval
Harari dice que <i>“</i><i><span lang="ES-TRAD">La confianza es la materia bruta a partir de la cual
se acuñan todas las formas de dinero.” </span></i><span lang="ES-TRAD">Y aquí se
cierra el círculo. <b>La confianza aporta el “peso” allí donde parece no haber
otros cimientos empresariales. La confianza del (no ‘en el’) mercado, entendido
éste en su sentido más amplio, es lo que transforma imagen en reputación,
acepta imaginación y osadía como herramientas suficientes para crear una
empresa, adopta la disrupción como valor y, en fin, convierte el beneficio más
que en EL dato de una cuenta de resultados en el resultado de una mezcla de
cuentas a las que cuesta seguir el rastro.</b><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 0cm; text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 0cm; text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span lang="ES-TRAD">El primer
producto que Elon Musk creó fue un videojuego llamado Blastar, al que aún </span><a href="http://blastar-1984.appspot.com/"><span lang="ES-TRAD">se puede jugar</span></a></span><span lang="ES-TRAD"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">.
Obtuvo por él 500 $, que para sus doce años era una fortuna. Matar alienígenas
cargados de armas letales a través de una pantalla en la que apenas una píxeles
coloreados nos permiten intuir cuáles son los malos y cuál la amenaza era, como
él mismo lo calificó, bastante trivial… pero fue un negocio. El resto ya lo
conocemos.</span><span style="font-family: "arial nova" , sans-serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<br />Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-20830418313508654872019-06-30T09:27:00.000-07:002019-11-09T01:24:15.970-08:00EL ADMINISTRADOR DE TAREAS DE LA NUEVA INTELIGENCIA (ctrl+alt+supr)<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Hace unos días, como parte de un taller sobre marketing, propuse a un grupo de alumnos realizar una breve estrategia de lanzamiento para una marca de gorras que, para empezar, debían crear. En el momento de la exposición, uno de los grupos sugirió llamar a su línea de gorras “Fundamental”. Reconozco que en un primer momento no capté la intención, hasta que un leve gesto de la mano de la portavoz del grupo me descubrió su doble sentido. Cabeza, cerebro, mente… en una funda. Gorra = funda… mental. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">... Y seguí luego dándole vueltas al asunto porque en esa imagen había algo inquietante.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"></span><br />
<a name='more'></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Nuestra capacidad de razonamiento y creación como seres inteligentes ha engendrado otro tipo de inteligencia (¿contrainteligencia, quizá?) que llamamos “artificial”. Ya saben, la “movida tecnológica” ésta en la que estamos inmersos. Pues bien, si buscamos la raíz etimológica de la palabra inteligencia nos encontramos con el prefijo inter (entre), el verbo legere (escoger) y el sufijo ia (que indica cualidad). O sea, <b>inteligencia es la cualidad del que sabe escoger la mejor entre varias opciones.</b> De ahí que no convenga confundir la cualidad de inteligente con la de intelectual; este último sabe mucho porque acumula información, pero la persona inteligente vive mucho porque se ocupa en llenarse de experiencias y poner en práctica sus decisiones. </span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><a href="http://www.risasinmas.com/wp-content/uploads/2013/07/Manten-la-calma-y-presiona-ctrl-alt-sup-600x800.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://www.risasinmas.com/wp-content/uploads/2013/07/Manten-la-calma-y-presiona-ctrl-alt-sup-600x800.jpg" data-original-height="800" data-original-width="600" height="320" width="240"></a></span></div>
<br />
<h4 style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">CTRL</span></h4>
<div>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La secuencia de los procesos de conocimiento y decisión en las empresas, y en realidad ya casi en cualquier ámbito de nuestra vida, arranca con la recopilación de datos, generalmente en bruto y casi siempre desde internet. La inabarcable cantidad de información a la que tenemos acceso puede ser un frondoso bosque de conocimiento sin límites o un desierto de datos sin sentido y sin apenas vida. La diferencia está en el control, que actúa como la tecla del ordenador Ctrl que nos da acceso a otras opciones y combinaciones para exprimir el valor de los datos. Se trata en suma de que nuestra inteligencia, la humana y también la artificial, poseen la capacidad de analizar, filtrar y elegir los datos útiles para el objetivo que perseguimos. </span></div>
<div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<h3>
<span style="color: #990000; font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><b>Los mecanismos que nos permiten distinguir el grano de la paja en el granero digital residen por un lado en nuestros conocimientos previos y por otro en los algoritmos que gestionan tal flujo de datos, según estén o no comprometidos con su veracidad.</b></span></h3>
</blockquote>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Internet nos permite acceder a TODA la información, pero <b>la sabiduría y el conocimiento nacen del análisis del dato, no del dato en sí mismo</b>. Por otra parte, la misma tecnología de la información puede incorporar fórmulas de selección que excluyan los junk data (datos basura), sea cual sea el motivo por el que deban considerarse como desperdicio.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El control, vía análisis y selección, es la primera etapa para acceder al resto de virtualidades de los datos.</span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<h4 style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">ALT</span></h4>
<div>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El estudio analítico de la información tiene como objetivo extraer de ella su valor. </span></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<h3>
<span style="color: #990000; font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><b style="background-color: white;">Los datos no son nada si no significan algo.</b></span></h3>
</blockquote>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Los DATOS, solo merecen tal distinción cuando son objeto de reflexión desde perspectivas nuevas para encontrarles un significado también nuevo, como la tecla Alt nos abre las puertas a otros comandos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Para una empresa, por ejemplo, los data, inteligentemente analizados, pueden suponer un importante ahorro de costes, así como la automatización de tareas, la mejora de la experiencia del cliente, etc. etc. El significado de los datos no es sino la confirmación de su utilidad por éstas y otras vías que a velocidad de vértigo se van añadiendo. Estamos ya muy avanzados en este punto –al decir de los expertos— pues abundan el software y el hardware capaces de habilitar la IA para tareas claramente definidas, reglamentadas y rutinarias. Es lo que, en cadenas productivas, se llama Inteligencia Asistida, como el formato más básico de la Inteligencia Artificial. </span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<h4 style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">SUPR</span></h4>
<div>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Del análisis de los datos, como venimos diciendo, se extrae su significado y con ello el primer índice de su valor real. El segundo derivará de su aplicación, de su componente práctico. Una empresa no puede recrearse en actitudes contemplativas porque su razón de ser es la acción. Las personas sí nos podemos permitir tal postura de vez en cuando, pero en cualquier caso conocimientos y experiencia piden ser útiles como forma de reafirmar su valor.</span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8YUBciUceazF-04bRzm6yMKEQl1TIByWtRbMsnVKgkh89JZgQSZOprIQeH5j188_NrSrF0-4-WyX7wPy_E8wC48wr0r8QM4hVYdgLTGxn7UVFxnfyV-4N1eRb7kDK1HgX05-R_Bo57-JF/s1600/Nueva+inteligencia.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="369" data-original-width="438" height="336" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8YUBciUceazF-04bRzm6yMKEQl1TIByWtRbMsnVKgkh89JZgQSZOprIQeH5j188_NrSrF0-4-WyX7wPy_E8wC48wr0r8QM4hVYdgLTGxn7UVFxnfyV-4N1eRb7kDK1HgX05-R_Bo57-JF/s400/Nueva+inteligencia.JPG" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: right;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">En este capítulo, las nuevas tecnologías de acceso y uso de la información (data) vienen acompañadas de abundantes tentaciones de uso ilegal o inmoral. La herramienta digital es muy poderosa y es aquí, por ello, donde seguramente más necesario es el comando Supr. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Cualquier herramienta, sea cual sea su estado del arte y nivel de desarrollo, es en principio inocua porque no contiene a día de hoy la facultad de un comportamiento libre, tal y como tenemos los seres humanos (veremos luego cómo esta afirmación empieza también a ser cuestionada). Lo cierto es que la misma tecnología que creamos y controlamos, en sus distintas versiones, produjo en el pasado siglo 180 millones de muertos merced al uso que los seres “inteligentes” – la especie humana-- hicimos de ella. El dato parece sugerir que, puesto que tendemos a repetir errores, <b>la actual revolución tecnológica bien podría contemplar la inclusión de la ética como ingrediente algorítmico para la gestión de procesos y comportamientos, sobre todo si de los mismos pueden derivarse resultados reproblables o no deseados.</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Se dirá que un robot solo puede hacer lo que alguien ha decidido previamente y para lo que ha sido programado. Sabemos que esto ya no es así. El avance en la tecnología digital ha llegado al punto de conseguir máquinas capaces de aprender, al modo en el que hacemos los humanos. Nuestro complejo sistema neuronal está siendo ya replicado en forma de “redes neuronales” accediendo a cada vez más funciones y habilidades hasta hace poco exclusivas de nuestro cerebro. Pero es que, además, hay que añadir ciertos matices para entender que la batalla entre nuestro poder de procesamiento y el de una máquina regida por algoritmos empieza a inclinarse a favor de esta última. Sirva de muestra el hecho de que, mientras nuestras neuronas propagan sus impulsos por los axones para llegar con sus órdenes al último rincón de nuestro cuerpo a una velocidad de 100 metros por segundo, en un ordenador las señales equivalentes pueden ir a la velocidad de la luz. Yo soy infinitamente más lento en lograr que mis dedos pulsen la tecla que mi cerebro ha decidido, que el ordenador en el que escribo lo es en reflejar la letra correspondiente en la pantalla. Por eso, para cuando terminamos de decirle a Google qué queremos buscar, él ya lo sabe y completa nuestra decisión por nosotros.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El hecho de que las máquinas ya puedan aprender por si mismas es solo el paso previo a que sean también capaces de mejorar por si mismas. Hasta ahora el machine learning o aprendizaje automático está sirviendo para conformar la llamada “Inteligencia aumentada”, es decir, para mejorar las propias capacidades cognitivas humanas y no tanto para reemplazarlas. Podríamos decir que es un aprendizaje controlado, a partir de datos previos que la inteligencia artificial sabe combinar en fracciones de tiempo imposibles para nosotros. Pero el siguiente paso será ya de un aprendizaje proactivo en el que la máquina seguramente nos superará en potencial para automejorar, para hacer mejor por si misma lo que hasta entonces le ordenábamos hacer bien según nuestro criterio. <b>Nos topamos en este punto con un nuevo concepto, la singularidad. Será el estado de la evolución tecnológica en el que se habrán logrado reproducir en formato digital los procesos cerebrales, incluida la inteligencia emocional. Y no falta mucho. Dicen que apenas una década. <table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://innovationtorevolution.files.wordpress.com/2014/10/singularity-graph.jpg?w=1000" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="305" data-original-width="800" height="242" src="https://innovationtorevolution.files.wordpress.com/2014/10/singularity-graph.jpg?w=1000" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">https://innovationtorevolution.wordpress.com/</td></tr>
</tbody></table>
</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Cuando usamos en el ordenador la combinación de teclas Ctrl+Alt+Supr o Esc (⌘ + Opción ⌥ + ESC en Mac, que nadie se enfade) se abre el Administrador de tareas. Interesante ventana. Traslademos por un momento sus pestañas a nuestras organizaciones: procesos, rendimiento, historial… todo un índice de los elementos que conforman la vida de una empresa y modelo de una posible evaluación de la misma. Aquí me he permitido usar dicho comando como metáfora de que pueda guiar nuestra posición ante las “inteligencias” externas con las que ya convivimos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Por cierto, dicha combinación de teclas fue creada por David Bradley, ingeniero de IBM, a principios de los ochenta, pero fue Bill Gates quien la popularizó y la mantuvo para facilitar el reseteo del sistema. El obligado uso de tres dedos para su ejecución fue una protección para torpes de tecla ligera. Lo curioso es que años después confesó su arrepentimiento por no haber adoptado un sistema más sencillo. Personalmente lo prefiero así. De la dificultad surge el reto, y del reto el logro. Y en eso estamos siempre.</span></div>
</div>
<div>
<br /></div>
Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-22077587378909899592019-05-17T07:20:00.001-07:002019-05-17T07:33:16.098-07:00DE INNOVACIÓN Y NOVOLATRÍA<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Cambio, cambio,
cambio… El cambio protagoniza el tiempo que nos toca vivir. Es una exigencia
para nosotros, nuestros conocimientos, nuestras empresas, nuestra forma de
relacionarnos y de aprender, nuestra manera de gobernarnos. ¿Estamos en una Era
de cambio o en un cambio de Era? ¡Qué más da, mientras el mundo gire alrededor
del cambio!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Somos adictos y
apóstoles de la permuta, el canje, el cambalache, el trueque, la mudanza…, y,
con ellos, de la fugacidad, la versatilidad, la variabilidad, la eventualidad
de aquello que hasta ahora ha guiado nuestro comportamiento y nuestras
creencias; todo lo cual queda sumergido en el agujero negro de la
transformación, la metamorfosis…, del cambio como eje, en todas sus acepciones
y con exhibición de sinónimos.</span></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="color: #990000;"><br /></span></span>
<br />
<h3>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="color: #990000; font-size: large;">El cambio recién pintado</span></span></h3>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://obs-educom.cdnstatics.com/sites/default/files/wp-content/uploads/sites/3/2015/12/Time-for-Change.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="531" data-original-width="800" height="265" src="https://obs-educom.cdnstatics.com/sites/default/files/wp-content/uploads/sites/3/2015/12/Time-for-Change.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">https://obs-educom.cdnstatics.com</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">En realidad no
hemos descubierto nada. La vida y la naturaleza están construidas sobre el
cambio que impone el paso del tiempo y la evolución natural de todo lo que está
vivo. La diferencia es que ahora al cambio se le ha dado una mano de pintura
para que “vista” más, sea progre, polivalente, y marque distancias con el
pasado y con el inmovilismo (“naturalmente” imposible, por otra parte), para
que debamos fijarnos en el futuro, en todo lo bueno que está por venir (siempre
que hagamos tabula rasa de lo anterior, por supuesto), avanzando así una nueva
Era que surgirá de las semillas del pensamiento positivo, el mindfulness,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la autoayuda y los púlpitos doctrinales que
surgen por doquier.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"></span></span><br />
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El cambio, sin
embargo, como filosofía vital y justificación de teorías sociales, económicas y
políticas tiene sus riesgos, fruto de la poca consistencia de algunos
planteamientos. Lo </span><a href="https://retina.elpais.com/retina/2019/04/10/tendencias/1554897067_281905.html#?ref=rss&format=simple&link=seguir" style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">leí</span></b></a><b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"> </span></b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">hace poco: “sobreestimamos el cambio en el
corto plazo, lo subestimamos en el largo y olvidamos que cuanto más precisa sea
una predicción más posibilidades tiene de ser fallida”. La afirmación –con la
que coincido– ilustra a la perfección que <b>el
problema no viene del concepto en si sino del uso que hacemos del mismo,
urgidos como estamos de respuestas inmediatas y de utilizar el cambio como
disolvente de lo viejo más que como aglutinante de lo nuevo que llega día a
día.</b></span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span>
<br />
<h3>
<b><span style="line-height: 107%;"><span style="color: #990000; font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: large;">¿Qué hay de nuevo…?</span></span></b></h3>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">La </span><a href="https://www.significados.com/innovacion/"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">innovación</span></b></a><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"> es una acción de cambio que supone
una novedad. Se trata de añadir valor a una idea a través de la creatividad y
buscando un beneficio. Se acostumbra a asociar con mejora, progreso…, aunque
también ocurre que las novedades pueden provocar transformaciones (transmutar
algo en otra cosa) peligrosas, cuando no definitivamente dañinas. Con el
término se identifica, por ejemplo, uno de los fundamentos de todo avance
productivo que se precie, pero también empapa ya territorios como la política,
la educación y otros, usado a veces como sinónimo de “renovación”, si bien hay
un matiz diferencial: innovar supone sustituir para mejorar; renovar aspira a
la mejora, pero no necesariamente por la sustitución.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Al hilo de lo
anterior, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">la novolatría es, en sentido
estricto, el culto a la última novedad, a lo que acaba de emerger, sea en el
ámbito cultural, social, económico o espiritual. Lo nuevo, así entendido, es,
por definición, lo bueno, lo que debe ser escuchado y seguido, simplemente
porque es nuevo.</b> El término, por cierto, lo acuñó el filósofo y humanista
francés Jacques Maritain.</span></span><br />
<blockquote class="tr_bq">
<h4 style="text-align: left;">
<b style="color: #cc0000; font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-align: center;">Las nuevas tecnologías han alimentado la búsqueda obsesiva de la novedad. Ahora es tan sencillo como tentador cambiar de información, de amigos,</b> <b style="color: #cc0000; font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-align: center;">de paisajes sobre los que imaginar historias, de opiniones propias y ajenas.</b></h4>
</blockquote>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">Si no entiendo o
no me gusta lo que (y quien) me rodea, Google y las redes sociales me ofrecen
de inmediato alternativas envueltas en papel de regalo (entiéndase: anonimato,
ausencia de compromiso, superficialidad, sabiduría en versión tutorial…, a
elegir).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://www.ipwatchdog.com/wp-content/uploads/2017/06/new-solutions.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="270" data-original-width="450" height="192" src="https://www.ipwatchdog.com/wp-content/uploads/2017/06/new-solutions.jpg" style="cursor: move;" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="https://www.ipwatchdog.com/wp-content/uploads/2017/06/new-solutions.jpg">https://www.ipwatchdog.com</a> </td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">No es, sin
embargo, esta obsesión por darle la vuelta al calcetín de nuestra vida,
costumbres y conocimientos lo preocupante. Toda época ha tenido su afán y el
péndulo siempre ha tomado el camino de vuelta tras dejar una estela de
novedades provechosas. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">El problema surge
cuando el cambio se asume como obligación y su bondad adquiere condición de
axioma, sobre todo si campa por territorios tan delicados como la educación.</b></span></span><br />
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><br /></b></span></span>
<br />
<h3>
<span style="color: #990000; font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: large;">Todo pasa y todo queda…</span></h3>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">El filósofo
Gregorio Luri publicó hace un tiempo, en su blog </span><a href="https://elcafedeocata.blogspot.com/"><b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">El
Café de Ocata</span></b></a><b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">,</span></b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">
el listado de sus </span><a href="https://feedly.com/i/entry/ytAjlj/OX0B+WdVokMM6v+7hDH91C7mcOH3K3XDBmaM=_16852bcfb76:40ac3:1451c985"><b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">convicciones pedagógicas</span></b></a><b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"> </span></b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">que, en forma de
advertencia, remite a quien le invita a participar en ciertos encuentros
relacionados. No tiene desperdicio, así que me permitiré entresacar alguna de
tales “convicciones”.</span></span></div>
<ul>
<li><i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Entiendo la novolatría como un síntoma
de la decadencia del discurso pedagógico.</span></span></i></li>
<li><i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">No creo que las tecnologías (nuevas o
viejas) sean otra cosa que prótesis antropológicas que amplifican, para bien o
para mal, lo que cada uno ya es.</span></span></i></li>
<li><i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Soy un defensor firme -cada vez más
firme- del peso del conocimiento en la formación de una persona.</span></span></i></li>
<li><i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Creo que el discurso sobre las
llamadas “competencias del siglo XXI” es un timo intelectual.</span></span></i></li>
</ul>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">Hace poco yo
mismo escribía sobre la “</span><a href="https://www.sintetia.com/inteligencia-circular/"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">inteligencia circular</span></b></a><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">”, atreviéndome a
aplicar al conocimiento y la formación el concepto que ya se está extendiendo
en economía (la llamada Economía Circular). <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“Conviene
reaprender lo que ya sabemos</i> –decía–, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">reutilizar
lo que conocemos, renovar lo ya superado, reparar errores acumulados, reciclar
nuestra formación y restaurar el valor de nuestra inteligencia a veces sometido
al puro esnobismo de la modernidad”</i>. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Por eso, este
interés por adjudicar todas las bondades pedagógicas a lo último importado de
Silicon Valley o de los colegios de Finlandia conviene pasarlo por el tamiz de
un análisis pausado, por la adaptación a unas circunstancias y unos receptores
diferentes y por una evaluación posterior alejada del esnobismo entusiasta que
tanto nos gusta y, si es el caso, no avergonzarse por aplicar a cambio algo de
“inteligencia circular”.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">Bill Gates tiene
un delicioso decálogo de </span><a href="http://forbes.es/business/4432/bill-gates-y-sus-11-reglas-para-los-jovenes/"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">reglas</span></b></a><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">
(once, en realidad) que recomienda a los jóvenes estudiantes sobre todo para
que el choque con el mundo real que les espera al cabo de poco tiempo les
resulte más llevadero y provechoso. Por ejemplo: <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(regla 2)
"Al mundo no le importará tu autoestima. El mundo esperará que logres
algo, independientemente de que te sientas bien o no contigo mismo"; <o:p></o:p></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(regla 8):
"En el colegio puede haberse eliminado la diferencia entre ganadores y
perdedores, pero en la vida real no. En algunas escuelas ya no se pierden años
lectivos y te dan las respuestas que necesitas para resolver correctamente un
examen y facilidades para que tus responsabilidades sean cada vez menores. Eso
no tiene nada que ver con la vida real"; <o:p></o:p></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(regla 9):
"Muy pocos jefes se interesarán en ayudarte a que te encuentres a ti mismo
en horario laboral. Tendrás que hacerlo en tu tiempo libre";<o:p></o:p></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">(regla 1):
"La vida no es justa, acostúmbrate a ello". </span></i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Es una prueba de
que los <i>cambios, </i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">sobre todo los
que nos llegan conforme nos hacemos mayores<i>, </i>traen consigo</span> un
baño de realidad. Aquí, la “novedad” no busca ser venerada sino más bien
aceptada. ¡Es la vida… tal como es! </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://img.eldefinido.cl/portadas/650/2018-06-05-7545JIB3194.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="378" data-original-width="728" height="331" src="https://img.eldefinido.cl/portadas/650/2018-06-05-7545JIB3194.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="https://img.eldefinido.cl/portadas/650/2018-06-05-7545JIB3194.jpg">https://img.eldefinido.cl/</a> </td></tr>
</tbody></table>
<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">Educar consiste en eso, en contar lo que fue, explicar lo que es y
estimular para construir lo que podría ser</span></b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">. El conocimiento
–que Gregorio Luri sitúa en la base de la formación– no tiene por qué referirse
sólo a lo nuevo. Conocer y reflexionar sobre lo pasado, sobre lo ya logrado en
cualquier disciplina, marca la referencia precisa para valorar lo recién llegado
en su justa medida, además de que cualquier innovación no es sino consecuencia
de hitos anteriores.</span></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: center;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="color: #cc0000; font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><b>En realidad, no existe la novedad pura; tal vez, como mucho,
trasformaciones novedosas con capacidad para sorprendernos.</b></span></span></blockquote>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Hablando de
innovación, es frecuente confundir procesos o herramientas con contenido. El
mejor ejemplo es Google. Como buscador fue capaz de reunir los atributos que
los usuarios precisábamos; de hecho, es un modelo de usabilidad y eficiencia.
Una innovación revolucionaria, sin duda. No obstante, es bueno recordar que lo
que dicha herramienta nos ofrece es “pasado puro”. Su contenido no es (no puede
ser, porque lo que aún no existe Google no lo puede indexar) ninguna novedad.</span></span><br />
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span>
<br />
<h3>
<b style="color: #990000; font-family: "trebuchet ms", sans-serif;"><span style="font-size: large;">Pretérito imperfecto, futuro perfecto… ¿o es al revés?</span></b></h3>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">Trasladando el
modelo anterior, confundir en educación herramientas y procesos con
conocimientos y objetivos es letal para quienes, al cabo de un tiempo, se
tendrán que desenvolver en un mundo en el que el reto será alcanzar metas con
instrumentos que aún no existen y que cambiarán a gran velocidad. Estarán, como
mucho, entrenados para adaptarse al cambio pero dejando en el camino jirones de
conocimientos y habilidades analógicas que el tiempo demuestra siempre como
insustituibles… </span><b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif; font-size: 12pt;">Se sentirán preparados,
pero es posible que también engañados.</b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">Me echo a temblar
cuando se magnifican competencias y habilidades menoscabando los conocimientos.
Creo que el futuro exigirá al ser humano más capacidad para pensar, desarrollar
estrategias y decidir, que para hacer, porque las máquinas empiezan ya a
ganarnos la partida en esto. Como casi siempre, en fin, seguimos teniendo un
problema de equilibrio, en este caso entre novedad y permanencia.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">Los novólatras,
sobre todo en educación, suelen argumentar que los nuevos métodos pedagógicos y
los más recientes artilugios digitales deben inexcusablemente entrar a formar
parte de la escuela y la educación porque “son el futuro”; este barniz de
responsabilidad bienintencionada para con sus alumnos les sirve, además, de
justificación ética. Quizá no se han parado a pensar que, con tal argumento, parecen
despreciar lo que hicieron sus predecesores y, aún peor, pasan por alto lo que
sus mismos alumnos serán capaces de hacer. Por eso resulta algo presuntuoso
definir el futuro solo sobre lo último que se incorpora al presente. Para
entendernos, está clara la influencia que la obra y el pensamiento de Sócrates,
Leonardo Da Vinci, Cervantes, Pasteur o Tim Berners-Lee tienen en nuestro mundo
actual, pero no seré yo quien garantice que algo parecido ocurrirá dentro de
algunas décadas con los influencers de Instagram, las Mad Glass, el coaching o
el learning by doing, … aunque, al menos, habremos practicado el inglés.</span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">Permítaseme
ilustrar mi idea –o, al menos, intentarlo a modo de metáfora—con un ejemplo
real y actual, tomado de una empresa tecnológica y su filosofía innovadora y de
crecimiento. Hablo de Huawei.</span><br />
<b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><br /></b>
<b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><a href="https://www.huawei.com/es/about-huawei/corporate-information">Huawei</a></span></b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">
es la </span><a href="https://technode.com/2018/08/31/huawei-biggest-company-china/" style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">mayor empresa privada china</span></b></a><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">,
la primera del mundo en<b> </b>investigación
científica y servicios de telecomunicaciones<b>.</b> Penetra en 170 países, facturando más de 100.000 millones de
dólares en el último año (+40%), con más de 74.000 patentes registradas. De sus 180.000 empleados, el 45% trabaja en
investigación. Es líder a escala mundial en el desarrollo del 5G, con una
inversión de 800 millones de dólares en I+D en 2018.</span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Pues bien, este apabullante
perfil innovador, sostenido en la investigación, la creatividad y la “novedad”
como valor, Huawei lo desarrolla en un </span><a href="https://www.youtube.com/watch?v=KMDNP46Cc7g" style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">campus</span></b></a><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"> construido sobre doscientas
hectáreas, que acoge a 25.000 empleados y <b>cuyos
edificios reproducen ladrillo por ladrillo ciudades y entornos de la más vieja
Europa, incluidas algunas de sus universidades.</b> ¿Por qué lo habrán
hecho </span><a href="https://www.bloomberg.com/technology" style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">así</span></b></a><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">Insisto, es sólo
una metáfora, pero representa bien cómo la innovación más rabiosa crece mejor
que en ningún otro con la referencia y sobre el terreno abonado del pasado, de
lo ya logrado, de lo que otros innovaron antes que nosotros.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">Claro que, lejos
de allí, también hay </span><a href="https://www.youtube.com/watch?time_continue=5&v=6uu7z_P_gaM"><b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">quien</span></b></a></span><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">
exhibe con orgullo una sede creativa con una --¿innovadora?-- forma de donut. …Y
yo aquí ya me pierdo.</span></span></div>
<br />Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-5725852278325512822019-04-22T10:53:00.000-07:002019-05-17T07:34:19.584-07:00INTELIGENCIA CIRCULAR<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Cambio, cambio,
cambio… El cambio protagoniza el tiempo que nos toca vivir. Es una exigencia
para nosotros, nuestros conocimientos, nuestras empresas, nuestra forma de
relacionarnos y de aprender, nuestra manera de gobernarnos. ¿Estamos en una Era
de cambio o en un cambio de Era? ¡Qué más da, mientras el mundo gire alrededor
del cambio!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Somos adictos y
apóstoles de la permuta, el canje, el cambalache, el trueque, la mudanza…, y,
con ellos, de la fugacidad, la versatilidad, la variabilidad, la eventualidad
de aquello que hasta ahora ha guiado nuestro comportamiento y nuestras
creencias; todo lo cual queda sumergido en el agujero negro de la
transformación, la metamorfosis…, del cambio como eje, en todas sus acepciones
y con exhibición de sinónimos.</span></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="color: #990000;"><br /></span></span>
<br />
<h3>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="color: #990000; font-size: large;">El cambio recién pintado</span></span></h3>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://obs-educom.cdnstatics.com/sites/default/files/wp-content/uploads/sites/3/2015/12/Time-for-Change.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="531" data-original-width="800" height="265" src="https://obs-educom.cdnstatics.com/sites/default/files/wp-content/uploads/sites/3/2015/12/Time-for-Change.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">https://obs-educom.cdnstatics.com</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">En realidad no
hemos descubierto nada. La vida y la naturaleza están construidas sobre el
cambio que impone el paso del tiempo y la evolución natural de todo lo que está
vivo. La diferencia es que ahora al cambio se le ha dado una mano de pintura
para que “vista” más, sea progre, polivalente, y marque distancias con el
pasado y con el inmovilismo (“naturalmente” imposible, por otra parte), para
que debamos fijarnos en el futuro, en todo lo bueno que está por venir (siempre
que hagamos tabula rasa de lo anterior, por supuesto), avanzando así una nueva
Era que surgirá de las semillas del pensamiento positivo, el mindfulness,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la autoayuda y los púlpitos doctrinales que
surgen por doquier.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"></span></span><br />
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El cambio, sin
embargo, como filosofía vital y justificación de teorías sociales, económicas y
políticas tiene sus riesgos, fruto de la poca consistencia de algunos
planteamientos. Lo </span><a href="https://retina.elpais.com/retina/2019/04/10/tendencias/1554897067_281905.html#?ref=rss&format=simple&link=seguir" style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">leí</span></b></a><b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"> </span></b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">hace poco: “sobreestimamos el cambio en el
corto plazo, lo subestimamos en el largo y olvidamos que cuanto más precisa sea
una predicción más posibilidades tiene de ser fallida”. La afirmación –con la
que coincido– ilustra a la perfección que <b>el
problema no viene del concepto en si sino del uso que hacemos del mismo,
urgidos como estamos de respuestas inmediatas y de utilizar el cambio como
disolvente de lo viejo más que como aglutinante de lo nuevo que llega día a
día.</b></span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span>
<br />
<h3>
<b><span style="line-height: 107%;"><span style="color: #990000; font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: large;">¿Qué hay de nuevo…?</span></span></b></h3>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">La </span><a href="https://www.significados.com/innovacion/"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">innovación</span></b></a><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"> es una acción de cambio que supone
una novedad. Se trata de añadir valor a una idea a través de la creatividad y
buscando un beneficio. Se acostumbra a asociar con mejora, progreso…, aunque
también ocurre que las novedades pueden provocar transformaciones (transmutar
algo en otra cosa) peligrosas, cuando no definitivamente dañinas. Con el
término se identifica, por ejemplo, uno de los fundamentos de todo avance
productivo que se precie, pero también empapa ya territorios como la política,
la educación y otros, usado a veces como sinónimo de “renovación”, si bien hay
un matiz diferencial: innovar supone sustituir para mejorar; renovar aspira a
la mejora, pero no necesariamente por la sustitución.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Al hilo de lo
anterior, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">la novolatría es, en sentido
estricto, el culto a la última novedad, a lo que acaba de emerger, sea en el
ámbito cultural, social, económico o espiritual. Lo nuevo, así entendido, es,
por definición, lo bueno, lo que debe ser escuchado y seguido, simplemente
porque es nuevo.</b> El término, por cierto, lo acuñó el filósofo y humanista
francés Jacques Maritain.</span></span><br />
<blockquote class="tr_bq">
<h4 style="text-align: left;">
<span style="font-size: large;"><b style="color: #cc0000; font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-align: center;">Las nuevas tecnologías han alimentado la búsqueda obsesiva de la novedad. Ahora es tan sencillo como tentador cambiar de información, de amigos,</b> <b style="color: #cc0000; font-family: "trebuchet ms", sans-serif; text-align: center;">de paisajes sobre los que imaginar historias, de opiniones propias y ajenas.</b></span></h4>
</blockquote>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">Si no entiendo o
no me gusta lo que (y quien) me rodea, Google y las redes sociales me ofrecen
de inmediato alternativas envueltas en papel de regalo (entiéndase: anonimato,
ausencia de compromiso, superficialidad, sabiduría en versión tutorial…, a
elegir).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://www.ipwatchdog.com/wp-content/uploads/2017/06/new-solutions.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="270" data-original-width="450" height="192" src="https://www.ipwatchdog.com/wp-content/uploads/2017/06/new-solutions.jpg" style="cursor: move;" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="https://www.ipwatchdog.com/wp-content/uploads/2017/06/new-solutions.jpg">https://www.ipwatchdog.com</a> </td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">No es, sin
embargo, esta obsesión por darle la vuelta al calcetín de nuestra vida,
costumbres y conocimientos lo preocupante. Toda época ha tenido su afán y el
péndulo siempre ha tomado el camino de vuelta tras dejar una estela de
novedades provechosas. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">El problema surge
cuando el cambio se asume como obligación y su bondad adquiere condición de
axioma, sobre todo si campa por territorios tan delicados como la educación.</b></span></span><br />
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><br /></b></span></span>
<br />
<h3>
<span style="color: #990000; font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: large;">Todo pasa y todo queda…</span></h3>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">El filósofo
Gregorio Luri publicó hace un tiempo, en su blog </span><a href="https://elcafedeocata.blogspot.com/"><b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">El
Café de Ocata</span></b></a><b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">,</span></b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">
el listado de sus </span><a href="https://feedly.com/i/entry/ytAjlj/OX0B+WdVokMM6v+7hDH91C7mcOH3K3XDBmaM=_16852bcfb76:40ac3:1451c985"><b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">convicciones pedagógicas</span></b></a><b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"> </span></b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">que, en forma de
advertencia, remite a quien le invita a participar en ciertos encuentros
relacionados. No tiene desperdicio, así que me permitiré entresacar alguna de
tales “convicciones”.</span></span></div>
<ul>
<li><i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Entiendo la novolatría como un síntoma
de la decadencia del discurso pedagógico.</span></span></i></li>
<li><i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">No creo que las tecnologías (nuevas o
viejas) sean otra cosa que prótesis antropológicas que amplifican, para bien o
para mal, lo que cada uno ya es.</span></span></i></li>
<li><i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Soy un defensor firme -cada vez más
firme- del peso del conocimiento en la formación de una persona.</span></span></i></li>
<li><i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Creo que el discurso sobre las
llamadas “competencias del siglo XXI” es un timo intelectual.</span></span></i></li>
</ul>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">Hace poco yo
mismo escribía sobre la “</span><a href="https://www.sintetia.com/inteligencia-circular/"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">inteligencia circular</span></b></a><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">”, atreviéndome a
aplicar al conocimiento y la formación el concepto que ya se está extendiendo
en economía (la llamada Economía Circular). <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“Conviene
reaprender lo que ya sabemos</i> –decía–, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">reutilizar
lo que conocemos, renovar lo ya superado, reparar errores acumulados, reciclar
nuestra formación y restaurar el valor de nuestra inteligencia a veces sometido
al puro esnobismo de la modernidad”</i>. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Por eso, este
interés por adjudicar todas las bondades pedagógicas a lo último importado de
Silicon Valley o de los colegios de Finlandia conviene pasarlo por el tamiz de
un análisis pausado, por la adaptación a unas circunstancias y unos receptores
diferentes y por una evaluación posterior alejada del esnobismo entusiasta que
tanto nos gusta y, si es el caso, no avergonzarse por aplicar a cambio algo de
“inteligencia circular”.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">Bill Gates tiene
un delicioso decálogo de </span><a href="http://forbes.es/business/4432/bill-gates-y-sus-11-reglas-para-los-jovenes/"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">reglas</span></b></a><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">
(once, en realidad) que recomienda a los jóvenes estudiantes sobre todo para
que el choque con el mundo real que les espera al cabo de poco tiempo les
resulte más llevadero y provechoso. Por ejemplo: <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(regla 2)
"Al mundo no le importará tu autoestima. El mundo esperará que logres
algo, independientemente de que te sientas bien o no contigo mismo"; <o:p></o:p></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(regla 8):
"En el colegio puede haberse eliminado la diferencia entre ganadores y
perdedores, pero en la vida real no. En algunas escuelas ya no se pierden años
lectivos y te dan las respuestas que necesitas para resolver correctamente un
examen y facilidades para que tus responsabilidades sean cada vez menores. Eso
no tiene nada que ver con la vida real"; <o:p></o:p></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">(regla 9):
"Muy pocos jefes se interesarán en ayudarte a que te encuentres a ti mismo
en horario laboral. Tendrás que hacerlo en tu tiempo libre";<o:p></o:p></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">(regla 1):
"La vida no es justa, acostúmbrate a ello". </span></i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Es una prueba de
que los <i>cambios, </i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">sobre todo los
que nos llegan conforme nos hacemos mayores<i>, </i>traen consigo</span> un
baño de realidad. Aquí, la “novedad” no busca ser venerada sino más bien
aceptada. ¡Es la vida… tal como es! </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://img.eldefinido.cl/portadas/650/2018-06-05-7545JIB3194.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="378" data-original-width="728" height="331" src="https://img.eldefinido.cl/portadas/650/2018-06-05-7545JIB3194.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="https://img.eldefinido.cl/portadas/650/2018-06-05-7545JIB3194.jpg">https://img.eldefinido.cl/</a> </td></tr>
</tbody></table>
<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">Educar consiste en eso, en contar lo que fue, explicar lo que es y
estimular para construir lo que podría ser</span></b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">. El conocimiento
–que Gregorio Luri sitúa en la base de la formación– no tiene por qué referirse
sólo a lo nuevo. Conocer y reflexionar sobre lo pasado, sobre lo ya logrado en
cualquier disciplina, marca la referencia precisa para valorar lo recién llegado
en su justa medida, además de que cualquier innovación no es sino consecuencia
de hitos anteriores.</span></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: center;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="color: #cc0000; font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><b>En realidad, no existe la novedad pura; tal vez, como mucho,
trasformaciones novedosas con capacidad para sorprendernos.</b></span></span></blockquote>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Hablando de
innovación, es frecuente confundir procesos o herramientas con contenido. El
mejor ejemplo es Google. Como buscador fue capaz de reunir los atributos que
los usuarios precisábamos; de hecho, es un modelo de usabilidad y eficiencia.
Una innovación revolucionaria, sin duda. No obstante, es bueno recordar que lo
que dicha herramienta nos ofrece es “pasado puro”. Su contenido no es (no puede
ser, porque lo que aún no existe Google no lo puede indexar) ninguna novedad.</span></span><br />
<span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span>
<br />
<h3>
<b style="color: #990000; font-family: "trebuchet ms", sans-serif;"><span style="font-size: large;">Pretérito imperfecto, futuro perfecto… ¿o es al revés?</span></b></h3>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">Trasladando el
modelo anterior, confundir en educación herramientas y procesos con
conocimientos y objetivos es letal para quienes, al cabo de un tiempo, se
tendrán que desenvolver en un mundo en el que el reto será alcanzar metas con
instrumentos que aún no existen y que cambiarán a gran velocidad. Estarán, como
mucho, entrenados para adaptarse al cambio pero dejando en el camino jirones de
conocimientos y habilidades analógicas que el tiempo demuestra siempre como
insustituibles… </span><b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif; font-size: 12pt;">Se sentirán preparados,
pero es posible que también engañados.</b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">Me echo a temblar
cuando se magnifican competencias y habilidades menoscabando los conocimientos.
Creo que el futuro exigirá al ser humano más capacidad para pensar, desarrollar
estrategias y decidir, que para hacer, porque las máquinas empiezan ya a
ganarnos la partida en esto. Como casi siempre, en fin, seguimos teniendo un
problema de equilibrio, en este caso entre novedad y permanencia.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">Los novólatras,
sobre todo en educación, suelen argumentar que los nuevos métodos pedagógicos y
los más recientes artilugios digitales deben inexcusablemente entrar a formar
parte de la escuela y la educación porque “son el futuro”; este barniz de
responsabilidad bienintencionada para con sus alumnos les sirve, además, de
justificación ética. Quizá no se han parado a pensar que, con tal argumento, parecen
despreciar lo que hicieron sus predecesores y, aún peor, pasan por alto lo que
sus mismos alumnos serán capaces de hacer. Por eso resulta algo presuntuoso
definir el futuro solo sobre lo último que se incorpora al presente. Para
entendernos, está clara la influencia que la obra y el pensamiento de Sócrates,
Leonardo Da Vinci, Cervantes, Pasteur o Tim Berners-Lee tienen en nuestro mundo
actual, pero no seré yo quien garantice que algo parecido ocurrirá dentro de
algunas décadas con los influencers de Instagram, las Mad Glass, el coaching o
el learning by doing, … aunque, al menos, habremos practicado el inglés.</span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">Permítaseme
ilustrar mi idea –o, al menos, intentarlo a modo de metáfora—con un ejemplo
real y actual, tomado de una empresa tecnológica y su filosofía innovadora y de
crecimiento. Hablo de Huawei.</span><br />
<b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><br /></b>
<b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><a href="https://www.huawei.com/es/about-huawei/corporate-information">Huawei</a></span></b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">
es la </span><a href="https://technode.com/2018/08/31/huawei-biggest-company-china/" style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">mayor empresa privada china</span></b></a><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">,
la primera del mundo en<b> </b>investigación
científica y servicios de telecomunicaciones<b>.</b> Penetra en 170 países, facturando más de 100.000 millones de
dólares en el último año (+40%), con más de 74.000 patentes registradas. De sus 180.000 empleados, el 45% trabaja en
investigación. Es líder a escala mundial en el desarrollo del 5G, con una
inversión de 800 millones de dólares en I+D en 2018.</span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Pues bien, este apabullante
perfil innovador, sostenido en la investigación, la creatividad y la “novedad”
como valor, Huawei lo desarrolla en un </span><a href="https://www.youtube.com/watch?v=KMDNP46Cc7g" style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">campus</span></b></a><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"> construido sobre doscientas
hectáreas, que acoge a 25.000 empleados y <b>cuyos
edificios reproducen ladrillo por ladrillo ciudades y entornos de la más vieja
Europa, incluidas algunas de sus universidades.</b> ¿Por qué lo habrán
hecho </span><a href="https://www.bloomberg.com/technology" style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif;"><b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">así</span></b></a><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">Insisto, es sólo
una metáfora, pero representa bien cómo la innovación más rabiosa crece mejor
que en ningún otro con la referencia y sobre el terreno abonado del pasado, de
lo ya logrado, de lo que otros innovaron antes que nosotros.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">Claro que, lejos
de allí, también hay </span><a href="https://www.youtube.com/watch?time_continue=5&v=6uu7z_P_gaM"><b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">quien</span></b></a></span><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">
exhibe con orgullo una sede creativa con una --¿innovadora?-- forma de donut. …Y
yo aquí ya me pierdo.</span></span></div>
<br />Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-87818756253213119772019-03-25T02:00:00.000-07:002019-04-22T10:54:08.636-07:00BUSCO EMPRESA CON PERFIL DE FUTURO (Carta al jefe con el que me gustaría trabajar)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Estimado Empresario:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Permítame, ante todo, presentarme.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">Soy un
estudiante a punto de terminar su carrera. No importa mucho si estoy en una
Universidad, un Centro de FP o una Escuela de Negocios. El caso es que necesito
ya perfilar en qué tipo de empresa me gustaría trabajar. Ya sé que lo normal es
lo contrario: los empresarios como usted definen los perfiles de los
trabajadores que desean y a nosotros, los posibles candidatos, solo nos queda
comprobar que es muy difícil responder a sus requisitos; cuando no es la edad,
son los idiomas, o es la experiencia mínima requerida.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"></span><br />
<a name='more'></a><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"><br /></span></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://img.gestion.pe/files/ec_article_multimedia_gallery/uploads/2017/11/22/5a16126651f70.jpeg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="459" data-original-width="800" height="228" src="https://img.gestion.pe/files/ec_article_multimedia_gallery/uploads/2017/11/22/5a16126651f70.jpeg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">https://img.gestion.pe</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">Así que me
atrevo a hacerlo al revés. En justa correspondencia, quiero exponer aquí cómo
es la empresa en la que quisiera trabajar, por si la que usted dirige responde
a tales exigencias y desea ponerse en contacto conmigo para participar en mi
proceso de selección. ¿Raro? No tanto. Si lo piensa, la nuestra es una
necesidad mutua, así que ¿por qué no poner por ambas partes las cartas sobre la
mesa…?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"></span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -0.3pt;">Verá. El
perfil de la empresa que estoy buscando debe cumplir los siguientes requisitos</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif; text-indent: -18pt;">Que tenga
alma</b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">. No me gustan las empresas “zombie”,
deshumanizadas. Prefiero que sea más importante mirarse a los ojos que ver la
placa en la puerta de cada despacho.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif; text-indent: -18pt;"><br /></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif; text-indent: -18pt;">En la que
pueda aprender, pero aceptando que también puedo enseñar</b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">. Sé que
ahora no concluyo mis estudios porque siempre necesitaré estudiar, ni concluyo
mi carrera porque es ahora cuando en realidad empieza. Me gustaría que su
empresa lo entendiera y se preocupara porque yo continuara aprendiendo. En este
asunto, que conste, no soy una mala inversión.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif; text-indent: -18pt;"><br /></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif; text-indent: -18pt;">En la que se
respete igual la experiencia de los veteranos que la bisoñez del recién
llegado.</b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">
Si algún día trabajamos juntos (quiero decir no para usted, sino con usted) me
gustaría verme reflejado en los compañeros que llevan más tiempo. Por su cara y
su actitud sabré si mi elección ha sido la correcta. Las organizaciones en las
que veteranía y juventud dejan de ser circunstancias para ser categorías, no me
interesan.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif; text-indent: -18pt;"><br /></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif; text-indent: -18pt;">Que tenga
claro lo que importante son los beneficios</b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">. Sí, digo bien, beneficios,
porque de la cuenta de resultados dependerá también mi puesto de trabajo.
Perderse en vericuetos de buenismo no tiene nada que ver con mi visión de una
empresa ni, por cierto, con su responsabilidad social. Por eso prefiero las
empresas que entienden el concepto “beneficio” más allá del corsé de la
contabilidad.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif; text-indent: -18pt;"><br /></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif; text-indent: -18pt;">En la que no
haya que tutear a todo el mundo para sentirse cercano</b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">. No, la
empresa en la que trabaje (ojalá sea la suya) no pretendo que sea mi familia,
aunque busque sentirme en ella como en casa. Prefiero que exista una jerarquía
y que ésta se imponga por los conocimientos y valores de cada cual, no por
organigrama.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">Una empresa </span><b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif; text-indent: -18pt;">en la que gane
lo justo, ni más ni menos</b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">. Quizá tengamos que negociar el concepto “justo”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">… </span><b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif; text-indent: -18pt;">En la que se reconozcan
los aciertos y no se escondan los errore</b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">s porque, para mí, ambos forman
parte de la misma oportunidad.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;"><br /></span></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://www.unida.edu.py/blog/wp-content/uploads/2017/07/actitud-para-entrevista-de-trabajo-perfecta.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="http://www.unida.edu.py/blog/wp-content/uploads/2017/07/actitud-para-entrevista-de-trabajo-perfecta.jpg" data-original-height="495" data-original-width="800" height="246" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">http://www.unida.edu.py/</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">Una empresa </span><b style="font-family: "Trebuchet MS", sans-serif; text-indent: -18pt;">que me permita
crecer sin ponerme límites y frenos</b><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">. Ya los pondrán mi capacidad y mi
actitud.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">A cambio se ofrece:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">Disponibilidad de todas mis habilidades y mis conocimientos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">Carácter para aceptar y exigir las correcciones precisas vengan de
donde vengan.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">Humildad para reconocer en cada momento mi posición.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">Ética en mi comportamiento en relación con la empresa, dentro y
fuera de ella.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">Honestidad en el cumplimiento del contrato y las obligaciones que
me afectan.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;">Ilusión, ilusión, y más ilusión.</span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin-left: 35.85pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo2; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;"></span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; text-indent: -18pt;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">No sé si
interpretará estas líneas como un síntoma de pedantería o exceso de autoestima
por mi parte. Ruego me disculpe por ello, igual que yo paso por alto las
expresiones “importante empresa líder en su sector”, “proyección internacional”
o “desarrollo de carrera garantizado” que usted y yo sabemos “adornan” muchas
ofertas de empleo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Estaría
encantado de concertar una entrevista y responder a cuantas dudas surjan
respecto a mis pretensiones y me gustaría, además, disponer previamente del
curriculum de la persona con la que me vaya a entrevistar, así como él contará
con el mío.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Quedo a la
espera de su respuesta, sea cual sea el sentido de esta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Atentamente<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<i><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Alguien que, con suerte,
pagará su jubilación.</span></span></i>Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5851042236207555171.post-49343608569029014752019-03-01T02:32:00.001-08:002019-04-22T10:54:45.645-07:00ESTO YA ES ALGO PERSONAL -le dijo el algoritmo al tornillo -.<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Durante el asedio a la ciudad de Siracusa por parte del general romano Marco Claudio Marcelo (alrededor del 200 a. C.), sus soldados se ponían especialmente nerviosos cada vez que llegaba a ellos la noticia o el simple rumor de que uno de los habitantes de la ciudad sitiada había creado un nuevo artefacto de guerra, de cuya efectividad tenían ya dolorosas pruebas. De ahí que la aparición tras las murallas de Siracusa de algún tipo de andamio o entramado les hacía presagiar momentos complicados. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://www.cienciamatematica.com/wp-content/uploads/arquimides.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Resultado de imagen de arquimedes" border="0" height="320" src="https://www.cienciamatematica.com/wp-content/uploads/arquimides.jpg" width="251" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
A<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">sí lo cuenta Plutarco en sus Relatos refiriéndose a Arquímedes, el más insigne siracusani, y sus desarrollos de máquinas militares.</span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">De Arquímedes es la creación de la palanca, la polea, el tornillo…, más allá del Principio al que dio nombre. Sus conocimientos giraron alrededor de la ingeniería y las matemáticas, orientado en buena parte a la invención de máquinas que facilitasen el movimiento de un cuerpo. Estamos ante el inicio del concepto de mecanización, que adquiriría su esplendor durante la revolución industrial. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">No creo que Arquímedes –al que un soldado se llevó por delante, dicen que por error, durante aquel asedio—intuyera las consecuencias de sus artilugios. De haber vivido hoy, quizá estaría en nómina de Tesla… o en las filas del paro, ¡vaya usted a saber!</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"></span><br />
<a name='more'></a><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La mecanización y sus herramientas, aplicadas a la agricultura, la industria y los más variados procesos productivos, ha supuesto una mayor rapidez y más calidad en los productos que antes se hacían de forma manual.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Sin embargo, la mecánica no deja de ser una extensión de las extremidades y fuerza física humanas. Un martillo o una polea facilitan ciertas labores pero no actúan por si solas. Para eso llegó el segundo peldaño de la evolución productiva: la automatización. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<h4 style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Del “cambio” automático a la versión digital</span></h4>
<div>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Automatizar significa que, por medio de información y sistemas de control, puede suprimirse la intervención humana en labores repetitivas, de riesgo o alta precisión. Las máquinas automáticas admiten diversas funciones y pueden ser de distintos tipos. No obstante, su nexo común es la autonomía de funcionamiento a partir de una orden y sobre la base de un comportamiento predefinido e invariable. Ejemplo de ello pueden ser desde el envío masivo de emails hasta la confección de una base de datos estandarizada.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El penúltimo capítulo… (porque en estos tiempos hablar de último o definitivo es propio de la más genuina ingenuidad) viene determinado por la digitalización, seguramente un concepto de mayor cobertura que los anteriores, con abundantes perfiles y que, para cuando intentamos abarcarlo, ya se nos ha escurrido hacia nuevos vericuetos algorítmicos.</span></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://cdn5.icemd.com/app/uploads/2018/03/Digitalizacion_iStock_644172832__1520242843_12948-790x526.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Resultado de imagen de digitalizacion" border="0" height="266" src="https://cdn5.icemd.com/app/uploads/2018/03/Digitalizacion_iStock_644172832__1520242843_12948-790x526.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">https://www.icemd.com/digital-knowledge/articulos/que-es-digitalizacion/</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Podríamos decir que la digitalización es un automatismo programado que, además de captar información, la procesa pudiendo modificar el comportamiento y la respuesta del elemento digitalizado. La operativa bancaria, por ejemplo, está casi al ciento por ciento digitalizada y, por tanto, permite su uso online; las transferencias no transportan billetes sino dígitos. O cuando guardamos nuestras fotografías en la “nube”, ésta nos las organiza en álbumes por temática o fecha, o incluso hace un montaje audiovisual motu proprio que pone a nuestra disposición. Facebook hace lo mismo empeñado en que celebremos nuestro cumpleaños. </span></div>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">
</span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Ante esto, cabe preguntarse ¿es que Patricia Botín, Sundar Pichai o Mark Zuckeberg, de repente, se han puesto sentimentales? No. Es solo que disponen de algoritmos para caernos más simpáticos y volvernos más dependientes de sus servicios.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Lo que he intentado resumir hasta aquí no es más que el recordatorio de los pasos seguidos en el desarrollo de la producción de bienes y servicios puestos a disposición de nuestras aspiraciones de bienestar. Sin embargo, son solo el accesorio de la única pieza imprescindible en todo ello que no es otra que nosotros, los humanos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<h4 style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La inteligencia (artificial) aún no está lista para todo</span></h4>
<div>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://zdnet4.cbsistatic.com/hub/i/2018/04/05/9ee779a5-d377-4bfb-8b74-60a013b86a91/22f024d293f70c51f820c9bef2ebae10/istock-917581126.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Resultado de imagen de AI" border="0" height="300" src="https://zdnet4.cbsistatic.com/hub/i/2018/04/05/9ee779a5-d377-4bfb-8b74-60a013b86a91/22f024d293f70c51f820c9bef2ebae10/istock-917581126.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">https://www.zdnet.com/</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Un gran exponente de la digitalización es, en este momento, la Inteligencia Artificial y su imparable evolución hacia procesos cada vez más sofisticados. No pretendo contraponer la IA con el ser humano porque no interpreto su relación como una batalla, por mucho que ciertos análisis se fijen sobre todo en los “territorios” que la primera nos está usurpando. En cualquier caso, conviene aterrizar en la realidad, tal y como recuerda el expresidente de Google China y experto en IA, <a href="https://goo.gl/Nn89Ty" target="_blank">Kai-Fu Lee</a>: “La Inteligencia Artificial no puede crear, conceptualizar o gestionar una planificación estratégica compleja. No puede lidiar con espacios desconocidos y no estructurados, especialmente aquellos que no ha observado. La IA no puede, a diferencia de los humanos, sentir o interactuar con empatía y compasión; por lo tanto, es poco probable que los humanos opten por interactuar con un robot apático para los servicios de comunicación tradicionales.” Son apenas pinceladas de las áreas en las que la Inteligencia Artificial no logra usar ni tan siquiera su apellido con propiedad.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Carencias actuales de la IA aparte, la línea de trabajo que se está imponiendo en el ámbito productivo, --y no es una previsión sino una constatación-- es el de la colaboración entre hombre y máquina. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">En un interesante estudio realizado por la Universidad de Oxford, “<a href="https://goo.gl/Y8S2kV" target="_blank">Technology at work v.2.0</a>” se recoge la opinión de uno de los mayores expertos en IA, Demis Hasabiss, cofundador y CEO de <a href="https://deepmind.com/about/" target="_blank">Deep Mind</a> que corrobora el amplio horizonte que se abre en este sentido: "Si somos capaces de imbuir a las máquinas con inteligencia podrán ayudarnos a resolver grandes problemas y a controlar mejor nuestro entorno, desde enfermedades a cuestiones como el cambio climático; la capacidad de las máquinas para encontrar, comprender y gestionar información en grandes cantidades será sin duda muy útil”.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La deducción de este razonamiento es que entre hombre y máquina se abre camino una alianza, cuya causa quizá sea el vínculo obvio que siempre existe entre creador y criatura, y cuyo efecto puede ser que estamos “personalizando” los dispositivos en los que se hace visible y útil la digitalización, haciéndolos a nuestra medida y usando dicha tecnología sobre todo para individualizarnos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #990000; font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><b>Parece una ironía, pero los algoritmos de procesamiento del Big Data encuentran su valor en la pormenorización y no en la masificación de la información. Será porque el hecho relevante es siempre un hecho individual más que social, entre otras cosas porque no hay sociedad sin su materia prima, los individuos. </b></span></blockquote>
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<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Por tanto, la masa, como acumulación de individuos, deja de tener importancia; no así otro tipo de masa, la que conforman datos e información, cuya utilidad reside en su potencial para diferenciar las unidades que la conforman y establecer entre ellas relaciones distintas para ofrecernos conclusiones novedosas. Así, se entiende que You Tube nos sugiera videos “a medida” y Amazon compras personalizadas en función de nuestras últimas búsquedas o adquisiciones. Resulta que la estandarización a la que parece abocarnos el smartphone como prolongación de nuestra mano, y la percepción de que todos somos iguales ante un algoritmo, tan aséptico como poderoso, nos está otorgando un nuevo protagonismo como individuos, nos está permitiendo ser más personas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Pensemos por un momento en algunas de las formas en las que, en mi opinión, se refleja este hecho.</span></div>
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<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Si nos fijamos en el mundo del marketing, las cuatro Ps de Jerome McCarthy que ponían su foco en la estrategia para aproximar el producto al mercado deben ser ya completadas por una nueva perspectiva que incluye y gira alrededor del cliente/persona.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">También del ámbito de la mercadotecnia y con un significado más allá del simple cambio de terminología, observamos que el concepto de target, como colectivo que responde a un cierto perfil socioeconómico o/y de estilo de vida pero que precisa de una masa representativa y se supone que rentable, ahora ha evolucionado al denominado buyer persona, es decir a un modelo individual, mucho más preciso y más “humano” del destinatario al que pretendemos alcanzar. De nuevo la idea de persona se abre camino.</span></div>
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<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Nuevo ejemplo. Es curioso apreciar cómo el escenario en el que se exponen los bienes y servicios que se mueven en el mercado ha pasado del escaparate genérico e impersonal a la “recomendación” de las plataformas on line y al sugerente share de las redes sociales. En otras palabras: la percepción es que “alguien-humano”, vendedor o prescriptor, se dirige desde el otro lado a “alguien-humano”, posible comprador. La idea de oferta y demanda queda ya demasiado ambigua. Ahora la oferta está concebida y fabricada pensando en mí, y la demanda tiene rostro, nombre y unos rasgos de personalidad propios, además de cartera.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Y por último, otro botón, esta vez propio de los dispositivos y programas que se mueven al compás de un procesador. Si nos fijamos, la estandarización de usos y aplicaciones es ahora una batalla que se libra en el extremo opuesto, la configuración personalizada y al gusto de cada cual. A nuestro ordenador lo podemos alimentar con suites ofimáticas, de navegación por internet, de creatividad, audiovisuales, de e-commerce… etc., más y más específicas. Y para tunear nuestro teléfono móvil tenemos launchers, apps y wallpapers en número casi infinito.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">En cuestión de contenido, y en el campo de las redes sociales por ejemplo, las hay con un alcance no mucho mayor que nuestro vecindario. El comercio electrónico tiene, en el reverso de la cara donde habitan Amazon, Aliexpress, Ebay y pocos más, un universo digital de “tiendas de barrio” en las que encontrar todo lo imaginable y personalizable que imaginemos… “pensando” en gustos particulares más que en tendencias masivas.</span></div>
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<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">En su día, la revista <a href="https://goo.gl/4R7SnD" target="_blank">Forbes</a> expuso algunos ejemplos sobre el uso que grandes empresas y marcas hacen de la IA para la personalización. Van desde una aplicación para el aprendizaje de vocabulario en los más pequeños, creada por Sesame Street capaz de adaptarse a cada nivel individual, a Connie, el robot-conserje de los hoteles Hilton, que “estudia” a cada huésped para hacerle las recomendaciones más adecuadas; desde <a href="https://goo.gl/zxMQHh" target="_blank">Rocky</a>, el primer joyero con Inteligencia Artificial que asesora personalmente en la compra de diamantes (la tecnología Watson de IBM está detrás), a Levi’s, cuyo chatbot se convierte en un estilista virtual que sugiere los pantalones adecuados a cada cliente y sus preferencias.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El algoritmo, en fin, se hace más humano, o así me lo parece. Quizá la prueba concluyente sea la creciente preocupación que tenemos sobre nuestra privacidad y el uso que el “gran hermano” digital hace de nuestros datos personales. No tendríamos motivos para ello si dicha información no nos afectara como individuos y quedara solo en estadística. </span></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #990000; font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><b>Lo que está digitalizada no es la vida sino cada una de nuestras vidas. </b></span></blockquote>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Pero no nos engañemos. Si, como digo, el algoritmo se hace cómplice y nos llama por nuestro nombre no es que haya empezado a sentir algo por nosotros, es que solo cuando nos mira a los ojos tiene su trabajo sentido… porque lleva un vendedor en su código.</span></div>
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<br /></div>
Jongayhttp://www.blogger.com/profile/15372698378339853706noreply@blogger.com0