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Mostrando entradas de mayo, 2020

EL PAÍS DE LAS SONRISAS PERDIDAS

Si la cara, como dicen, es el espejo del alma, a partir de ahora ese espejo refleja un alma colgada de las orejas, sin apenas expresión. Un alma semejante a un bozal. La mascarilla es ya un “complemento” más de nuestro vestuario, como el reloj o la bufanda. Pero es un añadido extraño porque lejos de adornar el rostro, lo atrofia y, más aún, lo culpabiliza como si nariz y boca fueran partes pudendas que el decoro obligara a esconder. Las manos con guantes, la cara apenas asomando los ojos. Prohibido tocar, y sonreír y sacar la lengua, y besar, y sorber. Solo mirar e intentar ver en los ojos de enfrente lo que hay detrás y dentro de ellos. Decía el otro día una sicóloga de las que ahora salen en la tele (sicólogos, biólogos y cocinillas acaparan medios y redes sociales para orientar nuestra perplejidad y llenar nuestras horas) que tenemos que aprender a sonreír con los ojos, a falta de boca. Quizá. Pero unos ojos, aunque transmitan alegría lo harán siempre sin matices. Todo lo

MARKETING, POLÍTICA Y DIDÁCTICA

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Cuando debo explicar a mis alumnos de forma resumida qué es el Marketing suelo acudir a la imagen del puente. El Marketing, les digo, es el conjunto de estrategias, procesos y acciones que unen a las empresas con su mercado. Es como un puente que hace posible que nosotros veamos satisfechos nuestros deseos y necesidades y las empresas sobrevivan y crezcan impulsadas por la posibilidad de seguir produciendo. En esta realidad, el Marketing es el enlace inevitable y necesario entre ambos. 

SON TIEMPOS DE MIEDO EMPRESARIAL

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En frase del escritor mexicano Amado Nervo "el miedo no es más que un deseo al revés". Añadiré que desear, igual que necesitar, incluye la posibilidad de no lograr. Así que la cruz del deseo es el miedo que puede asaltarnos ante la amenaza de un futuro frustrante, vacío, estéril… muy alejado de aquél que pretendíamos alcanzar. Pero hay otro miedo, que ahora se hace más presente tanto a nivel personal como social y que afecta a todo tipo de organizaciones, que es el miedo como reacción a la incertidumbre, a lo desconocido. El miedo que provoca la ignorancia y la imposibilidad de controlar los acontecimientos.

AL MENOS, APRENDER.

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Situaciones como la que estamos viviendo (la pandemia del Coronavirus) excitan también la imaginación, dibujándonos escenarios aterradores o creyéndonos en el país de las maravillas. Cada cual tirará hacia donde su estado de ánimo, su objetividad, su vivencia personal o su real gana le incline. No obstante, las experiencias extremas y generalizadas tienen la doble cualidad, primero de obligarnos a tomar posición, aunque ésta sea la estoica aceptación del flujo natural de los acontecimientos; y segunda, la oportunidad de analizar las causas y las consecuencias de lo vivido en las horas de confinamiento. Estas líneas buscan reflejar algunos resultados personales de dicha valoración, a trazo grueso porque no es tiempo de matices, e intentando que la opinión que inevitablemente se desliza esté sujeta a los hechos, es decir, a la lógica de los acontecimientos. La crisis de coronavirus, por tanto, me sugiere algunas enseñanzas que me atrevo a compartir.